Diciembre 7, 2024

Lecciones del referéndum griego para Chile

Grecia, la democracia más antigua del mundo, viene de darnos una contundente lección sobre la solidez de una democracia cuando ella es participativa. Su profundo valor para la vida de las personas es cuando son los pueblos los que ejercen la soberanía, deciden y mandatan a sus gobernantes sobre grandes problemas y disyuntivas que afectan y afectarán estratégicamente a los habitantes de un país.

 

 

En Chile, desde el mismo momento en que el Primer Ministro Griego convocó a un referéndum para que la ciudadanía se pronunciara sobre las medidas  de austeridad impuestas por las autoridades económicas europeas, analistas financieros  y todo tipo de politólogos y economistas conservadores  desde  los grandes medios de comunicación generaron una campaña de verdadero terror frente a la posibilidad del triunfo del NO en el referéndum.

 

Se pretendió hacernos  creer que la única salida “correcta y responsable” para Grecia era el triunfo del SI favorable a  acreedores y banqueros. Una variopinta  gama de analistas presentados como “técnicos apolíticos” se desplegaron en los medios de comunicación escritos, radiales y televisivos, buscando desacreditar el ejercicio soberano y participativo de la democracia convocado por el gobierno de Syriza. Ellos dejaban entrever que la realización de un referéndum ciudadano para pronunciarse sobre  las medidas impuestas por Ángela Merkel, el FMI y la Troika Europea eran un acto de “irresponsabilidad, de populismo o “salto al vacío” como lo escribiera haciendo un parangón con la actual situación chilena  en Economía y Negocios del diario El Mercurio el ex ministro de Hacienda de la dictadura Hernán Buchi ante la posibilidad del triunfo del NO: “De nosotros depende que ante las mayores dificultades de satisfacer las expectativas con un menor crecimiento evitemos el camino que a lo mejor eligen los griegos hoy: saltar al vacío impulsados por líderes oportunistas y ansiosos de poder”.

 

Pero la realidad y la voluntad democrática del pueblo griego fue más fuerte que todas las campañas mediáticas de terror y los pronósticos claramente inducidos que buscaban hacernos creer que el resultado sería muy estrecho e incluso favorable  al SI impulsado por conservadores y acreedores. El contundente y abrumador triunfo del NO en el referéndum otorgó un sólido respaldo popular al gobierno de Syriza encabezado por Alexis Tisipras frente a quienes buscaron arrinconarlo y poner a los griegos de rodillas.   

 

El ejercicio de un acto de democracia participativa nunca será un salto al vacío sino que por el contrario demuestra que la construcción democrática basada en devolver la soberanía a los pueblos en temas cruciales es el único camino sólido para construir institucionalidades realmente democráticas y un buen vivir.

 

En un mundo global el pueblo griego nos ha dado una gran lección a las y los chilenos. Frente a la crisis institucional, económica y social que hoy vivimos haríamos bien en tomar como ejemplo la decisión democrática griega. Haría bien la Presidenta Bachelet siguiendo ese ejemplo en darle la palabra y la decisión soberana a los ciudadanos convocando  un plebiscito para hacer posible que por primera vez en nuestra historia republicana fuésemos los ciudadanos a través de una Asamblea Constituyente democráticamente electa quiénes decidiéramos el tipo de institucionalidad y Constitución que queremos para el Chile del siglo XXI.

 

No se trata del “salto al vació” que tanto temor le causa a los Büchi del país, se trata más bien de generar un salto hacia una verdadera democracia participativa, en la cual, los ciudadanos ejerzamos la soberanía hoy secuestrada por grandes grupos empresariales y financieros, políticos corruptos y empresarios coludidos para obtener  tasas de ganancias exorbitantes defendiendo un ilegitimo y “sacrosanto” derecho de propiedad que desde una Institucionalidad y Constitución oligárquica limita y reduce nuestra actual democracia a un mero acto de democracia representativa sin participación real.  

 

Esteban Silva Cuadra

Santiago, 6 de julio de 2015

 

 

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