Febrero 14, 2025

Elecciones en España: La incertidumbre teñida de esperanzas

Una ola de incertidumbre planea sobre la geografía política española. Entre el 30 a 45% de los 34 millones 985 mil 500 españoles llamados a las urnas este domingo no saben a quién votar. Elecciones para elegir a 8.122 alcaldes y 14, de los 17, gobiernos autonómicos (o regionales) y de las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, enclavadas en territorio marroquí.

 

 

¿hacia una nueva gobernanza?

La incertidumbre suele tener “mala prensa”. En política, especialmente por los poderes mediáticos estrechamente ligados a grupos económicos. Estos prefieren la certeza y defienden a todo trance una gobernanza bajo su control, que dé estabilidad política para el desenvolvimiento de los mercados.

 

La volatilidad de la política española proviene del gran movimiento social de los indignados, iniciado el 15 de mayo de 2001, harto por la estafa descomunal consumada por los bancos contra los ciudadanos y que contó con la complicidad, por acciones u omisiones, del bipartidismo del Partido Popular (PP) de derecha y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de centroizquierda.

 

el PP-PSOE y la indignación

Ambos partidos han dominado la escena, casi sin contrapesos, en los últimos 32 años. Aunque rivales enconados, el PP y el PSOE han convergido en torno a una Constitución negociada entre franquistas y demócratas y que en muchas de sus partes ha quedado obsoleta después de 37 años de vigencia.

 

En dos oportunidades se ha reformado.

 

La primera en 1992 en favor del derecho a sufragio de residentes extranjeros para ajustarla al Tratado de Maastrich (Unión Europea).

 

La segunda en 2011, cuando el presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero acordó, en días, con el entonces jefe de la oposición y actual presidente, el conservador Mariano Rajoy, una reforma para cumplir el ultimátum de la llamada troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) de asegurar la “estabilidad presupuestaria” y así fijar la prioridad absoluta del pago de la deuda pública, sin modificación posible, a los acreedores transnacionales.

 

El movimiento de los indignados se convirtió en plataformas de lanzamiento de la protesta social y en mareas sociales para enfrentar las políticas de austeridad (recortes de derechos sociales e ingresos económicos) a que se sometieron socialistas y populares y que arrojan una tasa de desocupación del 23,6% y de pobreza del 18% y también para defender lo público ante las reformas estructurales exigidas por la troika.

 

A esto se suma, la irritación ante la corrupción estructural del sistema político español verificada en la incesante aparición de casos que comprometen al PP, el PSOE y los partidos catalanes, el liberal Convergencia Democrática y el democristiano Unión Democrática, además de reconocidos banqueros, empresarios y autoridades del Poder Judicial. Todo ello ha terminado por desacreditar la actividad política y dañar gravemente la salud democrática del país.

 

¿fin del bipartidismo?

En este contexto emergen dos partidos: Podemos, formado en marzo de 2014, de ideas progresistas y Ciudadanos, de origen catalán (2006), pero que se extiende por España a partir de 2014, de ideas liberales, y que virtualmente, según todos los sondeos, amenazan con fulminar el bipartidismo PP-PSOE.

 

La certeza es que las elecciones municipales y de comunidades autónomas configurarán un nuevo mapa político, que acabará con las mayorías absolutas, como la que mantiene el PP en el Congreso de los Diputados y que han dado margen a abusos de poder y derivas autoritarias, como la aprobación de la ley de protección de seguridad ciudadana (“ley mordaza”), impugnada, a excepción del PP, por todos los partidos del arco parlamentario.

 

De lo que no hay certeza es cuál será el grado de intensidad en que quedará tocado el sistema bipartidista. Su crisis es vista como una oportunidad para refrescar la política española con el cultivo de un diálogo abierto (inexistente en la actualidad), que acabe con las componendas a puerta cerrada, como las practicadas entre el PP y el PSOE y se transparenten acuerdos amplios con la mayor pluralidad democrática

 

Sin embargo, en los cierre de la campaña, mientras el presidente del PP, Mariano Rajoy, se enrosca y reclama “mayoría absoluta” para poner dique a lo que considera una “radicalización de la izquierda nunca vista”, el nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez, advierte como viene el cambio y ajusta su discurso cuando afirma: “comparto con Ciudadanos y Podemos las ganas de cambiar España”.

 

 

 

 

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