Crítico y polémico por poner siempre el dedo en la llaga histórica y develar lo que llamó las hipocresías de Occidente, Günter Grass, el escritor alemán galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1999, falleció este lunes a los 87 años.
Matthias Wegner, vocero de la editorial Steidl, confirmó el deceso del narrador, ocurrido por la mañana en un hospital de Lübeck (norte de Alemania) a causa de una infección, según informó el portal Focus Online de ese país.
Hasta hace unos días Grass trabajó en su nueva novela, aseguró su editor Gerhard Steidl: Terminamos el libro literalmente la semana pasada. Está listo para ir a imprenta. Ahora sólo deberíamos habernos dedicado al trabajo fino.
La obra, titulada Vonne Endlichkait (dos palabras inventadas que sonarían en español a algo similar a De la finitud), se publicará en el verano, añadió Steidl sin anunciar una fecha definitiva. El editor definió el manuscrito como un experimento literario en el que el autor mezcló textos en prosa y lírica.
Los primeros fragmentos se conocerán el 12 de junio, durante la presentación de una exposición en honor al escritor.
Respecto de la salud de Grass, Steidl contó a la prensa que enfermó de pronto y gravemente, pero evitó ofrecer más detalles por respeto a la familia, la cual no ha informado acerca del funeral.
Objetor de conciencia
Günter Grass nació el 16 de octubre de 1927 en Danzig, que luego se convirtió en Gdansk, en la actual Polonia, la ciudad del famoso corredor que dio lugar a la invasión de este país en 1939 por los nazis.
Su madre era de origen cachubo (minoría eslava de Prusia) y su padre fue un humilde comerciante alemán. Vivió su infancia entre el Espíritu Santo y Hitler, según su biógrafo Michael Jürgs.
Su enrolamiento a los 17 años en el ejército nazi, relató, fue el de un joven procedente de un entorno modesto que había pasado por las juventudes hitlerianas y quería luchar contra el comunismo.
Grass deseaba entrar en los submarinos y, a falta de reclutamiento en esa área, acabó por pertenecer brevemente a una unidad, donde vivió la desbandada provocada por la guerra. Cuando estaba detenido conoció la existencia del Holocausto. Tras la caída del régimen de Hitler presenció el declive de Alemania y después el milagro de la reconstrucción en una República Federal anticomunista y materialista.
Quiso ser escultor, pero en los años 50 del siglo pasado se trasladó a París con Anna, su primera esposa, donde decidió incursionar en las letras. Se comprometió entonces con la causa de los escritores antifascistas del Grupo 47 y del socialdemócrata Willy Brandt.
En la Alemania próspera de los años 60, marcada por las protestas estudiantiles y por el terrorismo rojo, Grass se definía como un activista político, pero en un sentido reformista.
Defendió la objeción de conciencia contra los euromisiles en Alemania y en enero de 1993 abandonó de forma abrupta el Partido Socialdemócrata (SPD), al que se había afiliado en 1982 y al que criticó por haber adoptado posiciones demasiado conservadoras a juicio de Grass.
Esto no le impidió comprometerse en 1998 a favor del canciller del SPD, Gerhard Schröder.
Cuando publicó en 1995 Es cuento largo, en el que criticó la reunificación alemana, el diario sensacionalista Bild afirmó: Grass no ama a su país.
Sin las intervenciones incómodas de Grass, Alemania sería diferente, incluso si él acababa a veces por ponernos de nervios, comentó alguna vez un famoso crítico alemán.
Vengo de un país donde hemos quemado libros, adujo entonces el escritor.
Poeta, dramaturgo, diseñador
La Academia Sueca le otorgó el Nobel de Literatura en 1999, al considerar que la obra de Grass propone una amplia revisión de la historia recordando lo que había sido negado y olvidado: las víctimas, los perdedores y las mentiras que la gente quiere olvidar porque creyeron en ellas un día.
La reputación literaria de Grass se labró con El tambor de hojalata (1959). Después llegaron El gato y el ratón y Años de perro, obras con las que completó la trilogía Danzig, en honor a su lugar natal.
El tambor de hojalata retrata la vida de un niño de Danzig atrapado entre el vendaval político por el ascenso del nazismo al poder, mientras la respuesta de él es no crecer. Su pequeño tambor metálico deviene símbolo de su negativa.
En su trilogía, Grass esbozó una parte de su experiencia en el servicio militar y su cautiverio como prisionero de guerra de los estadunidenses hasta 1946.
Entre sus ensayos sobresale Escribir después de Auschwitz, sobre los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial.
Fumador de pipa y de espeso bigote, amante de la cocina, el buen vino y la familia, también fue poeta, dramaturgo, diseñador y dibujante; en 1999 recibió en España el Premio Príncipe de Asturias.
La muerte de Günter Grass deja un vacío cultural al que es difícil encontrar paralelos en la historia de la Alemania moderna tras la guerra, apunta Dpa.