Una Universidad no solo entrega títulos profesionales, más importante aún que eso, una universidad es una institución dedicada a generar conocimiento, pensamiento, a contribuir al desarrollo social, a profundizar la democracia, a construir ciudadanía. Todo eso simultáneamente, indisolublemente.
Bien claro lo tenían el 2012 los habitantes de esta hermosa y única Región de Aysén, cuando desde cada rincón de Chile admiramos su alzamiento y estuvimos pendientes de sus problemas. Con gran sabiduría y perseverancia, no bastándoles las sedes de instituciones avecindadas, iniciaron entonces el proceso que está resultando en la creación de su propia universidad, la nueva Universidad estatal de Aysén. Hay que felicitar a los ayseninos por este notable resultado.
Y debemos alegrarnos por esto todos los chilenos y chilenas. Verá la luz esta nueva universidad estatal, a la par con la reforma de la educación superior, coincidencia que la convertirá en su modelo. Será gratuita y de calidad alta, alineada con el marco nacional de cualificaciones, pondrá en ejercicio a la educación como un derecho y no como una mercancía. La Universidad de Aysén será la primera totalmente desmercantilizada en nuestro país. Indiscutiblemente, en su comienzo, será más desmercantilizada que aquella otra que asuma como acompañante o tutora.
El transitorio rol de “universidad tutora”, que no tiene precedentes, deberá durar un plazo lo más breve posible y requerirá de gran generosidad, respeto y sutilezas para su cabal cumplimiento. La clave de este acompañamiento consiste en asegurar que la nueva Universidad de Aysén avance rápidamente hacia su plenitud y que lo haga sin adquirir ningún viso de “sede”, ningún rasgo de subordinación.
Esta plenitud es urgente y fundamental y solo podrá alcanzarse teniendo desde el comienzo total claridad del insoslayable carácter colectivo de la tarea que se enfrenta: la comunidad regional sin exclusiones debe participar y apropiarse de su Universidad imprimiéndole su particular identidad. Es lo que ha venido haciendo desde el 2012, también recientemente en los diálogos ciudadanos que se han realizado justamente para estos fines y en el trabajo de la Comisión Regional para la creación de la Universidad de Aysén que entregará su informe final el 23 de marzo. Este informe recoge una valiosa y actualizada discusión sobre los aspectos principales que tendrán que atenderse al dar inicio a la Universidad de Aysén y también entrega advertencias y recomendaciones generales. He tenido el privilegio de participar y aprender en esas interesantes discusiones con maestros, creadores, trabajadores, estudiantes, investigadores, sobre funciones y estructuras universitarias, estrategias para atender a jóvenes que provendrán de diversas realidades, sobre cómo acoger, retener y al mismo tiempo, dar apertura y libertad. Desde la región, para la región, con apertura al país y al mundo, ese es el espíritu que ha guiado a la Comisión y que se refleja en su informe final.
Para la educación superior chilena, es la hora de construir un verdadero sistema “cuyo
norte sea Chile”, y en el sur, es la hora de abrir ese difícil camino, algo que los ayseninos saben hacer mejor que nadie.
*doctora en ciencias, académica de la Universidad de Chile
Integrante de la Comisión Regional para la creación de la Universidad de Aysén