Diciembre 8, 2024

Grecia: detrás de lo que parece una situación de estancamiento hay lentos avances, aseguran expertos

Grecia necesita dinero y sus acreedores quieren reformas a cambio. Este es el escenario en el que se mueven las negociaciones entre Atenas y sus socios desde hace dos meses, un tiempo en el que hubo disputas, aparentes éxitos y de nuevo decepción. Pero según los expertos, detrás de lo que parece una situación de estancamiento hay en realidad lentos avances.

 

 

 

    “Nadie esperaba que hubiese una solución rápida tras las elecciones (griegas) o tras (los acuerdos alcanzados por el Eurogrupo) el 20 de febrero”, apunta Zsolt Darvas, del “think tank” Bruegel.

 

    En aquella reunión de mediados de febrero, Grecia y sus socios del euro acordaron la prolongación del actual programa de ayuda hasta finales de junio, a cambio de propuestas de reformas y ahorro por parte del gobierno de Alexis Tsipras.

 

    Desde entonces, Grecia ha ido afinando sus planes de reformas, indispensables para que vuelvan a fluir las ayudas. Las seis páginas iniciales de propuestas se convirtieron en 26, según las últimas informaciones. “Ya es un avance que las negociaciones no hayan fracasado”, opina Darvas.

 

    “Se está avanzando”, afirma también Janis Emmanouilidis, del European Policy Centre. Para este analista fue decisiva la reunión extraordinaria sobre Grecia que se celebró al margen de la agenda oficial de la última cumbre de la Unión Europea. En aquella noche del 20 de marzo, Tsipras se reunió entre otros con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande. Poco después, el mandatario griego visitó a Merkel en Berlín. “Se nota que desde entonces todo va mejor”, asegura Emmanouilidis.

 

    La apariencia de estancamiento político engaña, explica Darvas, que apunta a una serie de concesiones hechas por Atenas. “Grecia ya renunció a su promesa electoral más difícil de implementar, la quita de la deuda”, señala. Y se pospuso el anunciado aumento del salario mínimo.

 

    Por su parte, los socios europeos aceptaron en gran parte que Atenas no podrá recuperar un presupuesto equilibrado tan rápidamente.

 

    Los países del euro creen que hay margen respecto a las exigencias de lograr un superávit primario (que descuenta los intereses de la deuda) del 4,5 por ciento del producto interior bruto.

 

    Emmanouilidis cree que ha habido fallos por ambas partes. “Del lado griego se cometieron errores de comunicación política, en la retórica”.

 

    El “comportamiento en parte ‘amateur'” del gobierno formado por el partido de izquierda Syriza y el populista de derechas Anel es también consecuencia de la falta de experiencia política. “Casi ninguno (de los miembros del gobierno) había tenido antes responsabilidades políticas”, remarca el analista. Los nuevos tuvieron que aprender cómo funciona la UE y cuáles son sus costumbres políticas. “Pero creo que la curva de aprendizaje va hacia arriba. No de forma vertiginosa, pero va hacia arriba”.

 

    Según Emmanouilidis, los socios europeos no fueron suficientemente comprensivos con Atenas: “Creo que hubo presiones demasiado rápido, y en parte algunas cosas se sobreinterpretaron, malinterpretaron o interpretaron demasiado rápido, quizás se esperó demasiado tiempo para tender la mano”. Para este experto, la visita de Tsipras a Berlín debería haberse producido antes.

 

    Según ambos analistas, puede que la falta de experiencia del gobierno de Grecia ponga de los nervios a sus acreedores, pero también ofrece posibilidades. “Seguramente (los griegos) se sienten menos obligados respecto a los distintos grupos de interés”, considera Darvas. Por su parte, el Ejecutivo de Tsipras debe demostrar que no cae en “el viejo clientelismo griego”, señala Emmanouilidis.

 

    Pero, ¿qué margen de maniobra tiene un gobierno cuyo líder prometió acabar con “el empobrecimiento” de los griegos provocado por las exigencias de ahorro de sus acreedores?

    “Tienen margen, porque el electorado parte de que parte de lo que fue prometido no se puede mantener”, consideraEmmanouilidis. “El electorado es bastante realista”.

 

    Más dificultades pueden surgir para Tsipras desde el ala más izquierdista de su formación, según los expertos. “El mayor problema no es la opinión pública, o el electorado, sino Syriza”, dice Emmanouilidis.

 

    La izquierda radical no está muy dispuesta al compromiso y en parte ve en Rusia una alternativa real a la UE. Tsipras viajará a Moscú el 8 de abril, oficialmente para hablar de comercio y energía, aunque en los últimos tiempos hubo rumores sobre la posibilidad de que Grecia solicitase ayuda a Rusia.

    Según Darvas, podría ser la oposición interna dentro de Syriza la que al final hiciese fracasar las negociaciones con los acreedores.

 

    Para el analista, las posibilidades de que al final las cosas funcionen son del 80 por ciento.

 

 

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