Noviembre 29, 2024

“¡Abre la maldita puerta!”, último grito al copiloto de Germanwings

Una escalofriante tr

anscripción de las últimas grabaciones de voz del vuelo 4U9525 de la compañía Germanwings fue revelada este domingo, con las desesperadas súplicas del capitán Patrick Sondheimer al copiloto Andreas Lubitz para que lo dejara entrar a la cabina, mientras se escuchaban los gritos de los pasajeros antes de que el avión se estrellara contra los Alpes franceses el martes pasado, según datos publicados por el diario alemán Bild am Sonntag.

 

 

Estas revelaciones siguieron a informes de la fiscalía alemana de que Lubitz recibió tratamiento para la vista. Algunas fuentes sugieren que sufría de un desprendimiento de retina que amenazó con poner fin a su carrera de piloto.

 

Con base en los datos obtenidos de una de las cajas negras del avión Airbus A320, durante los 20 primeros minutos del vuelo Sondheimer y Lubitz hicieron comentarios banales, de acuerdo con el Bild am Sonntag.

 

El comandante explica, por ejemplo, a su copiloto que no tuvo tiempo de ir al baño antes de despegar en Barcelona. A las 10:27 horas locales, el piloto pide a Lubitz que prepare el aterrizaje en Düsseldorf. Este último dice espero, vamos a ver.

Poco después se oye un ruido fuerte, como si alguien tratara de entrar en la cabina, señala Bild. Después, la voz del piloto grita: ¡por el amor de Dios, abre la puerta! Al fondo se escucha que los pasajeros empiezan a gritar. El comandante trata de abrir la puerta con ayuda de un hacha y repite: ¡abre la maldita puerta!

Hacia las 10:40, el avión de Germanwings toca la montaña y se oyen los gritos desesperados de los pasajeros. Son los últimos ruidos de la grabación, relató el diario alemán. Inmediatamente después, el aparato se estrella a 700 kilómetros por hora y se desintegra con sus 150 ocupantes en los Alpes franceses.

El fiscal de la ciudad francesa de Marsella, Brice Robin, explicó el jueves pasado que esta grabación puso de manifiesto que el copiloto atrancó la puerta de la cabina cuando el comandante se fue al baño, poco antes de estrellar el avión, lo que sugería que Lubitz trató deliberadamente de destruir la nave. Entonces Robin no detalló los diálogos entre los dos hombres.

También Bild aseguró que Lubitz sufrió un desprendimiento de retina, afección ocular curable que puede impedir que un piloto siga volando si no se trata a tiempo. Sin embargo, no está claro si se debió a una falla orgánica o a una enfermedad sicosomática, que es cuando se sospecha que un problema físico es provocado o agravado por factores sicológicos, como el estrés.

Bild también publicó que la novia de Lubitz, profesora de matemáticas e inglés que vivía con él cerca de Düsseldorf, le dijo a sus alumnos de secundaria que espera un bebé. Sin embargo, Bild no citó ninguna fuente.

Otro periódico alemán, Welt an Sonntag, citó a un investigador que dijo que Lubitz, de 27 años, fue tratado por varios neurólogos y siquiatras. La policía descubrió en su departamento en Düsseldorf varias notas personales que mostraban que Lubitz sufría síntomas severos de exceso de estrés subjetivo, añadió el diario.

Lufthansa, matriz de Germanwings, dijo no estar al tanto de alguna enfermedad sicosomática o de otro tipo que afectara a Lubitz. No tenemos información sobre eso, aseguró un vocero.

La fiscalía estatal en Düsseldorf declinó hacer comentarios este domingo sobre las diferentes informaciones publicadas y afirmó que no habría una declaración oficial antes del lunes.

Por otra parte, los investigadores y el personal forense encargado del rescate de los restos del Airbus A320 de Germanwings obtuvieron el ADN de entre 70 y 80 fallecidos en el accidente, informó la fiscalía de Marsella.

Desde que ocurrió la catástrofe, el martes pasado, los investigadores trabajan para recoger todos los elementos posibles que permitan identificar los cuerpos, pero, debido al estado de los restos y que el terreno es muy accidentado, la tarea es muy difícil.

Las muestras obtenidas serán cotejadas con las tomadas a familiares de los fallecidos en un laboratorio de París en los próximos días.

Desde el pasado martes, en que ocurrió el avionazo, alrededor de 50 gendarmes y personal de salvamento buscan restos humanos en el lugar de la catástrofe.

De acuerdo con el coronel Patrick Touron, quien participa en la dirección de las operaciones, ningún cuerpo de los 150 fallecidos en el accidente ocurrido el martes fue encontrado intacto.

La fiscalía de Marsella informó que se construye un camino de acceso al lugar donde cayó el avión, el cual será accesible para vehículos todoterreno y permitirá sacar los pedazos más grandes del aparato que se estrelló en los Alpes franceses.

Kay Kratky, gerente de Luf-thansa, declaró que el hallazgo de la segunda caja negra del avión será muy difícil. Podría ser que la carga haya sido demasiada y no envíe señales, relató al canal alemán ARD. El avión se estrelló en la montaña. La segunda caja negra contiene el registro de los parámetros de vuelo que realizaba el avión la ruta entre Barcelona, España y Düsseldorf, Alemania y es imprescindible para tener una mejor idea de lo sucedido, agregó.

El papa Francisco, al iniciar este domingo los servicios solemnes por la Semana Santa con la tradicional Misa de Ramos en la plaza de San Pedro, recordó a los muertos en el accidente de Germanwings.

Al final de la misa, a la que asistieron unos 70 mil fieles, Francisco oró por los fallecidos en el accidente.

En otro orden, un avión Airbus A320 de Air Canada, que estaba por tocar suelo el domingo en el este de Canadá en medio de una fuerte tormenta de nieve, golpeó una red de antenas que le arrancó el principal tren de aterrizaje y lo forzó a caer en la pista violentamente.

El vuelo 624, que provenía de Toronto, en el centro del país, con 133 pasajeros a bordo y cinco tripulantes, se deslizó sobre la carlinga hasta que se detuvo en el aeropuerto de Halifax. De los 23 heridos que dejó el incidente, sólo uno permanecía hospitalizado el domingo en la noche.

La violencia del impacto de este domingo, ocurrido a las 0:43 (hora local), fue de tal magnitud que algunos pasajeros dijeron que pensaron que el aparato se había estrellado.

 

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