¿Qué políticos de la Nueva Mayoría estarán encriptados en las bases de datos de SQM? Tal parece que el escándalo que tiene al team de la UDI casi al borde de la formalización, extenderá sus alcances a personeros de la Nueva Mayoría, hasta ahora más bien pasando piola.
El escenario resulta escalofriante: políticos del equipo gobernante recibiendo dineros venidos directamente del legado pinochetista que pervive y se multiplica en SQM, como se sabe, hasta la llegada de la dictadura empresa estatal que luego el tirano regaló a su yerno y actual controlador.
Difícil imaginar un escenario más oscuro para la coalición que conduce el país y que llegó a esa instancia por segunda vez, esgrimiendo consignas tan exóticas como igualdad de oportunidades, emparejamiento de la cancha y el fin de las malas prácticas en política.
Y difícil imaginar cómo se las van a arreglar los equipos de emergencia que estarán devanándose el seso en la búsqueda de una solución, o por lo menos, para estancar la hemorragia. Recordemos que en este lío van todos amarraditos.
Como ya habrán aprendido en casi un cuarto de siglo de experiencia, en estas crisis o se arranca hacia adelante o se llega a acuerdos secretos para detener al costo que sea el alud que amenaza con sepultarlos a todos. O una mixtura imaginativa de ambas maniobras.
Sería cosa de ver como evolucionaron lo casos ONEMI, DIGEDER, MOP CIADE, El jarrón de Lagos, Chiledeportes, SEC, y un enorme listado difícil de detallar y sacar un promedio.
Entre escándalo y escándalo, ¿habrá tenido tiempo la presidenta Bachelet para arrepentirse de haber escuchado a quienes aquí y en el extranjero le pidieron que detuviera la corrosión que amenazaba y sigue amenazando al modelo?
A la presidenta la hace falta un terremoto o algún desastre que ponga el foco en otra parte. O alguna operación encubierta que les permita un respiro.
Hasta aquí, los breves descansos que ha tenido el golpeado cartel de la Nueva Mayoría han sido no más que por la estupidez de los que podrían agudizar esa crisis. Y por cierto, la no menos complicada situación de la ultraderecha, cuyos financistas dormirán en la cárcel por cuatro meses y por la posibilidad cierta de que algunos de sus más señalados parlamentarios podrían ser formalizados.
¿Tiene precedentes lo que ha salido casi inadvertidamente en la prensa respecto de la incautación de correos electrónicos, teléfono y computador personal de nada menos que el ex Director Sociocultural de La Moneda, hijo de la mismísima Presidenta Michelle Bachelet?
Y esa gestión no será por bolitas de dulces. El juez busca las pruebas que le permitan determinar si hubo algún tipo de influencia o de uso de información privilegiada en el proceso de adquisición de las 44 hectáreas de Machalí, el negocio del siglo del hijo del año.
De ser así, al ya oscuro cielo de la hasta hace poco imbatible figura presidencial se le sumará una borrascosa realidad: su retoño podría ir a parar a la cárcel o por lo menos podría ser formalizado por un delito que haría bajar aún más los alicaídos números y ánimos presidenciales.
¿Cuánto más permitirá el sistema el desfile de policías confiscando computadores, contabilidades y celulares de gente connotada? No se sabe.
El caso es que según se lee, se ve y se escucha, falta mucho para que las aguas fangosas de la corrupción se aconchen y den un respiro a la golpeada mafia de políticos que dirigen el sistema.
Y ya se puede sospechar que en el lapso que aún le quede a la escandalera, el país será testigo, doble contra sencillo, de la más espectacular de las operaciones de salvataje que se tenga memoria, antes que sea demasiado tarde.
Algo habrá que hacer para superar este prodigioso verano.