Diciembre 5, 2024

Señora presidenta: de usted depende

Le escribo muy preocupado por el futuro de Chile.

De Ud., en gran medida, depende que en los próximos años pueda mantenerse y profundizarse el proceso de cambios que se ha abierto en el último año, o que el nivel de la esperanza se vaya al mínimo y eso arrastre al país a una verdadera crisis.

 

 

La situación es muy grave. El caso Luksic-Dávalos, por contradecir en esencia lo central de su discurso, amenaza, si Ud. no asume una conducta coherente y decidida hoy mismo, desfondar lo que podríamos llamar “el bacheletismo”, la Nueva Mayoría, el actual instrumento político-institucional de poder que la centro izquierda está sosteniendo, al menos hasta 2018.

 

No le quepa duda de que si no hay de su parte un cambio en 180 grados, un fuerte golpe de timón que tenga como objetivo limpiar de raíz los síntomas de desfachatez y corruptela que empiezan a cundir en la Nueva Izquierda y a surgir en su círculo familiar más inmediato, las fórmulas “de izquierda y de centro” retrocederán y la gente, después de multiplicar su alejamiento de “la política”, buscará otras vías, hoy poco claras y recién en ciernes, para avanzar hacia estadios menos inequitativos, más libertarios y menos pestilentes que los que estamos viviendo. Se habrá retrasado la historia.

 

Recuerde que en su elección los abstencionistas superaron el 50 por ciento. ¿Cuántos se abstendrán, en las próximas elecciones, con la derecha y la centro izquierda en la ruina?

 

¿Qué hay que hacer? El país, y la llamada comunidad internacional, incluso quienes la ven desde Naciones Unidas, esperan de Ud. la condena inmediata más absoluta a las prácticas contra-valóricas que su nuera y su hijo han mostrado ante la opinión pública. No está aquí en discusión si esas prácticas han sido ilegales o no. El asunto es más profundo. Se trata de que, en su caso, el país no eligió, como hasta hace poco, tener “un ladrón detrás del juez” sino todo lo contrario: tener en el gobierno una Presidenta y un gobierno preocupados por el bien común, la equidad, la transparencia, el fin de los abusos y de los enriquecimientos relámpagos.

 

Al mundo pinochetista nunca le pesó que Pinochet fuese un criminal. Por el contrario a ellos les parecía muy bien que el dictador, usando métodos aberrantes, hubiese desalojado a sangre y fuego a “los comunistas” del poder.

 

Antes, a los antibalmacedistas, no les pareció para nada mal que la Marina de Jorge Montt se alzara en 1891 en contra del gobierno constitucional del Presidente Balmaceda aun al precio de la guerra civil y contabilizara diez mil muertos.

Menos importante era (y es) para los partidarios de Piñera que el ex Presidente se hubiera hecho rico con la intervención en el Banco de Talca, las tarjetas que le encargó Claro, la utilización de información privilegiada en LAN y etc. Eso era, para ellos, una normal cualidad gran empresarial y no un pecado social.

Para “los bacheletistas”, en cambio, si Ud. calla hoy, se habrá arruinado el mensaje de bondad, de comprensión, de preocupación por los débiles, de avance hacia la justicia social, y de honestidad, que Ud. representó desde los primeros días del gobierno de Ricardo Lagos y que la elevaron a la Presidencia de la República en dos oportunidades.

La imagen que Ud. proyectó al mundo desde Naciones Unidas se vendrá al piso.

Quedan pocos días, Presidenta, para que Ud. reitere, con sus actos, que ha heredado los más altos valores que nos legaron el Presidente Allende y los que con él cayeron, y militares como los generales Schneider y Prats, el Comandante Araya y su señor padre.

Como ellos habrá de jugársela Ud. en algo así como la vida o la muerte de un proyecto histórico.

Si Ud. falla no será el fin de un proceso revolucionario pero sí la postergación de un proceso de cambios que se había hecho interesante y en el que confió la mayoría clara del país.

Algunos aún aspiramos que, en su caso, los más altos valores éticos del servicio público prevalezcan por sobre otras legítimas consideraciones.

Preocupado como pocas veces por el futuro de Chile le saluda atentamente,

 

Un antiguo camarada.

 

 

 

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