Diciembre 14, 2024

Nueva tarea para los moralistas que censuran en La Moneda

QUE la mujer del César no solo debe ser honesta y digna sino, también, parecerlo, es una máxima que en Chile, cada día, adquiere mayor réplica y robustez en materia de asuntos públicos. Nótese que escribí ‘asuntos públicos’, pues no estoy haciendo referencia únicamente a la actividad política, pese a que esta resulta ser la madre de todas las sanciones cuando llega el momento de juzgar personas y emitir veredictos.

 

En estas semanas, el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, se ha mostrado a la faz pública como un severo defensor del republicanismo. La verdad es que ello ha sido posible merced a la asesoría de Robinson Pérez, su ‘gurú’ en materias de honestidad mediática-política, quien ha logrado que La Moneda le cierre las puertas a cualquier individuo que la prensa y la justicia (en especial la prensa) lo haya imputado o mencionado como partícipe en asuntos turbios o “non santos”.

No es broma lo anterior. Si usted desea agendar una entrevista con el  ministro (o con doña Michelle), deberá pasar por el cedazo inquisidor de míster Pérez, cuyo pulgar, dependiendo de si apunta a lo alto o a lo bajo, será quien decida respecto de su solicitud. Para ser  claros, varios políticos (dirigentes de partidos e incluso parlamentarios) y también algunas autoridades comunales, han visto derrumbarse sus intentos por conversar con la señora Bachelet debido a la desaprobación de Robinson Pérez, un viejo izquierdista que fuera militante de partidos extra Unidad Popular quien, para alegría de varios y enojo de muchos, nunca “se renovó” completamente y, por ende, tampoco se ha reconvertido a la fe neoliberal en toda la extensión que lo ha hecho la mayoría de sus ex compañeros de ruta. Ya hay quienes en La Moneda y en el Congreso Nacional lo motejan como “el Robespierre que mece la mano de Peñailillo”.

Por sus obras les conoceréis”, reza el viejo adagio. Sin embargo, al igual que don Robinson, soy de aquellos que también creen cuánto y cómo las palabras pueden desnudar el alma de las personas. Para no perder tiempo en latas divagaciones, permítame decirle –amigo lector- que la Historia de Chile nos proporciona sabrosos comentarios y dichos explicitados por –supuestamente- altos dignatarios y personajes de alcurnia.

El ministro plenipotenciario Diego Portales Palazuelos, que tanto alabara la dictadura empresarial-militar encabezada por el genocida y ladrón Augusto Pinochet Ugarte (fanático ultraderechista admirador de EEUU), en una carta escrita el año 1822 y dirigida a su socio y amigo José M. Cea, dijo:

Parece algo confirmado que los Estados Unidos reconocen la independencia americana. Aunque no he hablado con nadie sobre este particular, voy a darle mi opinión. El Presidente de la Federación de N.A., Mr. Monroe, ha dicho: “se reconoce que la América es para estos”. ¡Cuidado con salir de una dominación para caer en otra! Hay que desconfiar de esos señores que muy bien aprueban la obra de nuestros campeones de liberación, sin habernos ayudado en nada (…) ¡Vaya un sistema curioso, mi amigo! Yo creo que todo esto obedece a un plan combinado de antemano; y ese sería así: hacer la conquista de América, no por las armas, sino por la influencia en toda esfera. Esto sucederá, tal vez no hoy; pero mañana sí”.

Bueno, que Portales era un  lenguaraz y blasfemo (para esa época) no constituye misterio, y que tenía mano dura e incluso con quienes supuestamente le apoyaban, tampoco es asunto desconocido. Esta carta a su amigo Antonio Garfias, en el año 1831, lo confirma:

Dígale Ud. a los culiados que creen que conmigo sólo puede haber Gobierno, y orden, que yo estoy muy lejos de pensar así y que si un día me agarré los fundillos y tomé un plazo para dar tranquilidad al país, fue sólo para que los jodidos y las putas de Santiago me dejaran trabajar en paz. Huevones y putas son los que joden al gobierno y son ellos los ponen piedras al buen gobierno de éste. Nadie quiere vivir sin el apoyo del elefante blanco del Gobierno y cuando los huevones y las putas no son satisfechos en sus caprichos, los pipiolos son unos dignos caballeros al lado de estos cojudos. Las familias de rango de la capital, todas jodidas, beatas y malas, obran con su peso enorme para la buena marcha de la administración. Dígales que si en mala hora se me antoja volver al Gobierno, colgaré de un coco a los huevones y a las putas les sacaré la chucha ¡Hasta cuándo… estos maricones! Y Ud., mi don Antonio, no vuelva a escribirme cartas de empeño, si no desea una frisca que no olvidará fácilmente”.

¡¡Rechanfle!! Si viviera hoy, es un hecho que el lenguaraz, coprolálico y anti yanqui Diego Portales jamás habría obtenido el visto bueno de Robinson Pérez y de Rodrigo Peñailillo para tomar té con doña Michelle. Por cierto, no solo al gran ministro las puertas de La Moneda le habrían sido cerradas; también ocurriría algo similar con el general Manuel Baquedano debido a la proclama que dirigió a sus soldados el día 16 de enero de 1881, poco antes de la batalla final en las puertas de Lima, al decirles:

“Ahora el Perú se encuentra reducido a su capital, donde está dando, hace meses, el triste espectáculo de la agonía de un pueblo. Y como se ha negado a aceptar en hora oportuna sus condiciones de vencido, venimos a buscarlo en sus últimos atrincheramientos, para darle en la cabeza el golpe de gracia y matar allí, humillándolo para siempre, el germen de aquella orgullosa envidia, que ha sido la única pasión de los eternos vencidos por el valor y la generosidad de Chile. Pues bien, que se haga lo que ha querido, si no lo han aleccionado bastante sus derrotas sucesivas en el mar y la tierra, donde quiera que sus soldados y marinos se han encontrado con los nuestros; que se resigne a su suerte y sufra el último y supremo castigo”.

 

Quizás, para ir equilibrando las situaciones, a don Ramón Barros Luco, que fue otro ‘prócer’ nuestro que también tuvo frases para el bronce (o para ‘el humo’, eso depende de su opinión, amigo lector), Peñailillo y Pérez lo habrían recibido en La Moneda con alfombra roja, puesto que siendo Presidente de la República se despachó un comentario el cual, a fuer de ser sincero (como decía Fray Luis de León), caracteriza magistralmente a todos los gobiernos del duopolio Alianza-Concertación (hoy, Nueva Mayoría).  Vea usted: “En Chile, el 25% de las cosas que constituyen problemas se solucionan solas; y el otro 75% no tiene solución… así que mejor vivamos felices y no nos metamos en líos”.

 

Pero, esta otra anécdota de Barros Luco habría provocado soponcios en Peñailillo y en su asesor Pérez, pues, simplemente, es de otro nivel. Mire, lea y disfrute. El gobernador de Iquique era un  tipo que tenía pésimos antecedentes administrativos, por lo que Barros Luco estaba dispuesto a pedirle la renuncia. Enterado de la opinión que el primer mandatario tenía de su acción  como autoridad de la provincia de Tarapacá, organizó una “manifestación de apoyo” con gente amiga, la cual se reunió en la Plaza Prat de aquel puerto., Cuando ello ocurrió, el gobernador telegrafió a La Moneda lo siguiente: “Multitud reunida Plaza Prat exige continuidad del gobernador en el cargo”… a lo que el Presidente Barros Luco respondió escuetamente: “No le haga  caso”.

 

¿Ve? Pérez y Peñailillo le habrían dado un portazo en las narices. “Mentirosos no entran a la casa de Toesca”. La verdad es que estos dos individuos ya están comenzando a gustarme políticamente. Son perfectos censores,  sancionadores morales… ¡¡hacían  mucha falta en la casa de gobierno!!

 

No obstante, aunque se han esmerado en mostrarse ante el país como incorruptibles en lo que a moral política se refiere, deberán superar la prueba de fuego para contar de manera definitiva con la aprobación del respetable electorado. ¿Prueba de fuego? ¿Y cuál es ella? Permítanme reseñar esa tal prueba mediante una pregunta cuya respuesta  explicaría, por sí  sola, la calidad intrínseca de los mencionados “robespierre” que asesoran a una atribulada madame Michelle.

 

¿Si Sebastián Dávalos Bachelet –el esposo de la dama de los seis mil quinientos millones de pesos que ella misma calificó como “poca plata”- quiere visitar a su mamacita, lo dejarán pasar  o le impedirán el tránsito hacia el segundo piso de la “casa donde tanto se sufre”, como lo han hecho con varios políticos y personajillos que aparecieron en la prensa acusados de asuntos mucho menores en su gravedad?

 

Buena pregunta, ¿no? Ah…es que Bachelet Jeria y la Nueva Mayoría, ¿aceptarán aquello de “la mujer del César”? Está por verse. ¿Y si no lo aceptan, Peñailillo y Pérez deberán regresar a los lugares laborales que ocupaban antes de marzo del año 2014? Pareciera que esto último es lo que Sebastiancito le desea al “galán rural” (como irrespetuosamente calificó al ministro del Interior)… ¿lo querrá también Andrónico Luksic, el verdadero jefe del duopolio? 

 

 

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