Durante el primer gobierno de Perón se descubrió el caso de Juancito Duarte – hermano de Evita y secretario del Presidente – quien había incurrido en graves delitos financieros, pero un buen día fue encontrado muerto en su departamento y, hasta ahora, se ignora si fue suicidio o asesinato.
En nuestra casta política financiera, nadie ha pronunciado la cínica frase de Juan Domingo Perón, en el sentido de que pueden robar a gusto, pero si los descubren, serán enviados a la cárcel. Los integrantes de la casta plutocrática estaban convencidos de que no serían descubiertos y que si, por “mala suerte” – como ha ocurrido en muchos casos a través de la historia de Chile – lo fuesen, la pena máxima sería la participación a “un seminario sobre ética”, a realizarse en alguna de las lindas playas de nuestro litoral.
El emblemático caso Penta-UDI-Soquimich-Cruzat – y los demás holdings que se siguen sumando a medida que prosiga la investigación penal y que promete prolongarse por meses y hasta años – cada día nos aporta una nueva sorpresa de sinvergüenzura, codicia e impudicia de nuestros grupos empresariales: ahora aparecieron las operaciones Forwards, es decir, contratos a largo plazo entre dos partes, sobre la base de un supuesto valor futuro de la divisa. Penta y el grupo Cruzat aprovechaban esta modalidad para engañar al mercado y, por esta vía, atribuirse pérdidas que permitían una suculenta reducción de impuestos al Grupo Penta.
Al parecer, los dueños del holding Penta consideran que los impuestos constituyen “un robo” a la empresa privada por parte de un Estado – excrecencia burocrática e inútil – que se come de los emprendedores, únicos capacitados para producir y dar trabajo al grueso de la población, por consiguiente, la tarea principal de los ricos consistiría en desarrollar la mayor habilidad posible para buscar subterfugios legales e ilegales, a fin de evadir impuestos que, para ellos, no es más que un robo o una expropiación realizada por este demonio Leviatán, que es el Estado, que sólo usa ese dinero para llenarle el bolsillo a los políticos.
El Penta-UDI ha tenido un efecto mortífero en la derecha: en la última encuesta ADIMARK logró apenas un 11%, la cifra más baja de esta combinación a través de toda la historia política de Chile. Al parecer, estos pillines del mercado y de la política están acusando el golpe y, desesperados, se les ocurre “sistematizar la lluvia de ideas” abierta, incluso, al público, para asirse a una tabla salvadora, pero que no aparece en el horizonte; por ejemplo, al senador Andrés Allamand se le ocurre la “genial” idea de crear un partido único de la derecha; otro político, tal vez más moderado, plantea una federación de partidos; otro, cambiarle el nombre a la UDI y llamarla Partido Popular – igual que a la mafia de ladrones dirigida por Mariano Rajoy – y uno más osado, tal vez propone disolver todo y dedicarse a cultivar su jardín.
La estrategia de Jovino Novoa de hacerse el loco y esperar que el tiempo se encargue de diluir el escándalo ha fracaso rotundamente, pero hay que reconocer que para el principal lugarteniente de Jaime Guzmán este camino de hacerse el tonto y usar tácticas distractivas – cambiar de juzgado, por ejemplo, para sacar la causa de las manos del fiscal Carlos Gajardo – le han sido útiles para pasar desapercibido, mientras sus cómplices desfilan por el juzgado o bien, son “vilipendiados” por la opinión pública.
Ahora la táctica de la derecha se ha centrado en la búsqueda de un empate delictual entre las dos castas plutocráticas, pero no le ha dado mayor resultado, pues no han descubierto ningún hecho de la envergadura del caso Penta-UDI, acusaciones que en de favorecer a este conglomerado de derecha, lo lleva hacia el precipicio.
Rafael Luis Gumucio Rivas
08/02/2015
*Juan Domingo Perón