Diciembre 7, 2024

Syriza en el centro de la escena

Grecia se ha situado en el centro de la escena mundial. La espléndida victoria de Syriza ha conmovido hasta las raíces a la vieja Europa. Ha sembrado en la conciencia de millones de ciudadanos la convicción de que es posible cambiar la dramática situación a que lo han conducido las políticas de austeridad de sus gobiernos neoliberales. Las repercusiones del triunfo de Syriza el domingo 25 de enero han sido inmediatas y profundas. El sábado 31 la Marcha del Cambio, una imponente manifestación convocada por Podemos sacudió Madrid y fue señalada como otra demostración palmaria de los nuevos vientos que soplan en Europa. Hemos visto las filmaciones y un extenso video al respecto, y es realmente impresionante por su masividad y por el entusiasmo y la convicción que reflejan los manifestantes. Con la particularidad de que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, participó en la victoriosa campaña electoral de Syriza en Grecia, con Alexis Tsipras al frente, lo que revela cómo se van anudando los movimientos de cambio. Resumió su opinión en esta frase: “¡Comienza la esperanza, termina el miedo! Syriza, Podemos, venceremos”. En el video que me envían desde Madrid se escucha el Adagio en mi País de Alfredo Zitarrosa, adaptado a la actual situación española, que nos hace revivir las emociones de la fundación del Frente Amplio, 44 años atrás.

 

 

En las manifestaciones de Madrid se hizo presente también Jean-Luc Mélenchon, dirigente del Frente de Izquierda en Francia y actual eurodiputado, en otra demostración del entrelazamiento de los movimientos avanzados. En un reportaje declaró que “la victoria de Syriza es un evento histórico, de primera magnitud, y el siguiente será España. No sabemos en qué forma, pero todos sabemos que se va a producir. Y la victoria en Grecia, y si hay victoria en España, eso será muy bueno para nosotros en Francia. Debemos aprender cómo se maneja cada país en esa dirección política. Para eso vengo a apoyar la marcha de Podemos este sábado”.

 

Fijó además su posición sobre el camino de soluciones para los países europeos. “Hay que denunciar a la “troika” –señaló- que es una delegación del poder de la Comisión Europea y del Consejo Europeo. Además no es neutral, quien maneja la troika es un alemán. Además, los alemanes tienen que pagar la deuda a los griegos (por la ocupación nazi del país en la según da guerra mundial). Hay que buscar un camino razonable, porque la deuda griega es impagable y la deuda española también”. Recordó en ese sentido que en el próximo mes de agosto Grecia necesita 17.000 millones de euros y el Banco Central Europeo le va a entregar a los bancos privados nada menos que un billón de euros. “¿No se puede sacar esa cantidad para todo un pueblo?, se pregunta. “¡Si no es nada!”.

 

Pero las respuestas han sido negativas en todo sentido. Angela Merkel se apresuró a declarar, cuando apenas se habían iniciado las negociaciones con el nuevo gobierno griego, que no habrá ninguna reducción de su deuda y que su gobierno deberá seguir con medidas de reducción del déficit, es decir, aplicando el plan de austeridad. Que es lo que el nuevo gobierno no va a hacer, de ningún modo. Entre otras cosas, porque la aplicación de esos planes, además de provocar sufrimientos inauditos a las grandes masas de la población (en materia de salarios, atención a la salud, viviendas, servicios básicos como la electricidad) ha elevado en forma vertical la propia deuda, que llega al 175% de su PBI.

Así está planteada la confrontación desde el inicio mismo del nuevo gobierno. Es una lucha a brazo partido, como lo demostraron las primeras reuniones de sus representantes con autoridades de los organismos europeos con sede en Bruselas y con el gobierno de Alemania. Sin hablar de la resistencia opuesta por el gobierno saliente, integrado por Nueva Democracia y el socialdemócrata PASOK, que negaron el más mínimo apoyo al nuevo gobierno. Al contrario: vaciaron totalmente los organismos gubernamentales antes de mandarse mudar, algo realmente insólito.

Las primeras medidas

 

En estas condiciones, la primera reunión del Consejo de Ministros del nuevo gobierno puso claramente sobre la mesa las prioridades y directrices de la presente legislatura, con el objetivo de restaurar la dignidad y la soberanía del país y de cumplir los compromisos asumidos durante la campaña electoral.

En dicha reunión inicial, el primer ministro Alexis Tsipras planteó la necesidad de ofrecer una respuesta inmediata a la crisis humanitaria que sufre Grecia, producto de las durísimas medidas de austeridad aplicadas durante casi 5 años, y de llevar a cabo una negociación con los acreedores para reducir la deuda. En este aspecto, como ya señalamos, se encontró de inmediato con una posición negativa e intransigente.

 

Al día siguiente de asumir, Tsipras dispuso la reducción de los ministerios de 18 a 10, coordinando a sus responsables en distintas áreas para mejorar la gestión y agilitar el funcionamiento. De esa forma el área económica, responsable de negociar con los acreedores, incluirá al ministro de Finanzas, al de Economía, al viceministro de Relaciones Económicas Internacionales, estando a su frente el viceprimer ministro Yanis Dragasakis. Los responsables enfatizaron la necesidad de “pasar la página de las políticas de austeridad”, que en nada benefician a la economía y a las cuentas del país.

 

Desde el ministerio de Trabajo se adelantaron cuatro medidas de aplicación inmediata, consistentes en la retirada de la norma sobre contratos, la derogación de la actual ley que permite los despidos colectivos, la restauración del salario mínimo en 751 euros y de los convenios colectivos.

Desde el ministerio de Reconstrucción Productiva, Medio Ambiente y Energía, se anunció la paralización del proceso de privatización de la compañía de electricidad DEI, que pasará a ser “una empresa de interés público que funcionará en base a criterios no lucrativos”. El plan prevé otorgar electricidad gratis a 300 mil familias que se ubican bajo el umbral de la pobreza.

 

El ministerio del Interior anunció que se concederá la ciudadanía a los niños extranjeros nacidos o criados en Grecia, y a los inmigrantes de segunda generación, al tiempo que se decretó el cierre de las cárceles de máxima seguridad (tipo C) por vulnerar los derechos humanos.

 

En política exterior, el ministro Nikos Kotzias expresó su disenso con la Unión Europea  al aprobar ésta una declaración contra Rusia sin informar ni acordar la posición con el gobierno griego. El ministro asistirá en Bruselas al Consejo extraordinario de Asuntos Exteriores para tratar el tema del conflicto con Ucrania.

 

En el terreno educativo se anunció, por parte del ministro de Cultura, Educación y Asuntos Religiosos, una profunda reforma en todo el sistema. Por su parte, el responsable de Sanidad y Seguridad Social anunció que el sistema público de salud volverá a ser gratuito y universal.

 

El gabinete se completa con el ministro de Justicia, en tanto el único ministerio otorgado al socio de coalición, el conservador ANEL (Griegos Independientes) corresponderá a su líder Panos Kammenos que ocupará el ministerio de Defensa.

 

De esta forma echó a andar el nuevo gobierno griego. Enfrentando grandes dificultades, pero con un pulso firme, una orientación clara, objetivos muy concretos, un sólido respaldo popular y una creciente solidaridad de todos los movimientos avanzados en Europa y en el terreno internacional, que miran con esperanza una experiencia con rasgos inéditos en el continente. No olvidemos que Grecia fue (aún con sus limitaciones) la cuna de la democracia.

 

Publicado en BITÁCORA, Nº 598, 2 de febrero 2015

 

 

 

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