Diciembre 5, 2024

La UDI cree que somos estúpidos

Un significativo número de diputados y senadores de la UDI se han visto envueltos en una situación de cohecho, soborno,  fraude al fisco, falsificación de instrumentos tributarios y financiamiento ilegal de campañas. Son tantos y tan significativos (Jovino Novoa, Joaquín Lavín, Ena Von Baer, Pablo Longueira, Ernesto Silva, Pablo Wagner, Iván Moreira, Carlos Bombal) que la situación adquiere caracteres de escándalo y no puede sino arrastrar a la UDI como institución.

Legalmente todos tenemos derecho a defendernos, incluso en un proceso penal podemos negarnos a declarar auto inculpatoriamente y si llegamos a faltar a la verdad sobre hecho propio no se comete ningún delito nuevo. 

Sin embargo, principios elementales de la ética pública exigen que las explicaciones políticas que se den no se constituyan en una nueva falta de respeto a la ciudadanía.  Meterle la mano al bolsillo a todos los chilenos (fraude al fisco) es ya agravio bastante.

Todas las explicaciones que da la UDI tienen el supuesto implícito que los ciudadanos somos estúpidos, veamos sus “argumentos”.

1.- Error involuntario (sic).
Un error es una falsa percepción de la realidad. Sostener que legisladores, varios de ellos abogados, nada podían intuir de la ilegalidad de un acto que no se realizaba y por el cual se emitían boletas  ideológicamente falsas (la boleta es verdadera pero lo que ella dice es falso) recibiendo millones de pesos que luego serían descontados de impuestos. Creer que no sabían lo que hacían  es creernos estúpidos.

Todo acto que oculta, miente, distorsiona o  enmascara la realidad es porque oculta un dolo de perjudicar a alguien. La simulación de algo que no existe es hermana nutricia de todo fraude.

2.-No tenían interés personal los parlamentarios y dirigentes que recibían millones dando boletas falsas, sostiene la UDI.

Cada senador recibe 5 millones seiscientos mil dólares entre dieta y asignaciones en su periodo. ¿Quién en  su sano juicio puede creer que la obtención de un cargo con estos ingresos no implica un interés personal? ¿Habría que ser tonto para creerlo? Pero la UDI nos pide que creamos esa explicación aminorante.

3.- Las irregularidades son “generalizadas”, argumenta la UDI, pero no denuncian ninguna otra. Son acusaciones al boleo, pero no señalan ningún hecho en concreto. Si son tan generalizadas encontrar otras situaciones no debería costar nada.

4.- Las órdenes que le daban sus patrones de Penta  eran simples consultas. Que no eran órdenes de patrón a títere político nos quieren hacer creer. Con la cantidad de millones que les entregaban, con la precisión del tema en que pedían se les “ocurriera algo”, queda claro que los parlamentarios de la Unión Demócrata Independiente son cualquier cosa menos independientes.

El carácter mendicante con que  pedían llenar las cajas electorales de la UDI, “el raspadito de la olla”, exhibe con claridad la relación de subordinación y dependencia, incluso humillante,  entre parlamentarios y sus financistas.

5.- Quieren nuevas leyes sobre el financiamiento de la política, es decir quieren legalizar el robo al estado. Cuesta entender por qué el gobierno los recibe. Esto es como si los formalizados por la Ley 20.000 dijeran que los actos de narcotráfico en que fueron sorprendidos son una “oportunidad” y antes que cualquier otra cosa los recibieran en la Moneda con sus propuestas de “modernización de legislación” que obviamente contendrían aminoramiento de penas y despenalizaciones.

6.- El burdo ataque a la campaña de la presidenta Bachelet. En un desesperado afán de empatar las cosas, han “denunciado” que Heraldo Muñoz recopiló aportes en un paseo en yate en EEUU, cuyos aportes más significativos fueron 500 mil pesos por persona. ¿Dónde está la ilegalidad? ¿Dónde est+a lo poco ético? Esa gente donó de su dinero, no defraudó al Fisco, no falsificó nada, no mintió en nada. Qué dependencia política puede tener la presidenta de una persona que dona 500 mil pesos o menos? Lo más probable es que no sepa ni su nombre.

Pero esta imputación se divulga tocando las campanas del escándalo. Para ello tienen el control de casi todos los medios de prensa, adquiridos con las inmensas riquezas que les entrega un sistema neoliberal que expolia los chilenos de a pie.

ROBERTO AVILA TOLEDO

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