Érase una vez un país donde un 43 % creía que los pobres deben su situación a su propia flojera y falta de iniciativa. ¿Qué país será? ¿En qué sociedad las oportunidades son tantas y accesibles igualitariamente como para suponer flojo a quien no las tome? Uno podría pensar en los estados de bienestar escandinavos, con sus ingresos y voluntad política para sostenerlos… Pero no, es Chile. La Encuesta CEP de noviembre de 2014 preguntó acerca de la pobreza: “¿Cuáles de las alternativas de esta lista cree Ud. que son las dos causas más frecuentes de que estas personas sean pobres?”. Un 43 % eligió “La flojera y la falta de iniciativa”.1
Lo interesante es que los datos no cuadran si intentamos explicar tal mito clasista: nuestra distribución de ingresos impide decir que ese 43 % corresponde a laboriosos y emprendedores de altos ingresos. Los datos oficiales del 2011 señalan que para pertenecer al 4 % de los trabajadores con salarios más altos, se deben recibir desde la “reguleque” cifra de $ 2.064.000.-… ¡brutos! Es decir, aunque ese 4 % de “ricos” hubieran contestado la Encuesta CEP, cosa estadísticamente imposible, el 39 % restante no es “rico”. Probablemente son parte del 66,8 % que recibe un sueldo de menos de $ 516.000.- brutos.2
Una parte no menor de ese 43 % correspondería a quienes todo les cuesta demasiado, en esfuerzo y dinero. Quienes no tienen mucha opción de salir de esa rueda de hámster que es su vida. Tal vez sus hijos sí… de coincidir diversos factores y si luego se endeudan en una buena educación. Quienes sobreviven así no son flojos; mas, califican de flojos a personas parecidas a ellos en ingresos y estilo de vida. Ese clasismo indica que nos encontramos ante un asunto que en el fondo es ideológico: creencias y percepciones. Cuestiones sin un correlato “objetivo” con las cifras y realidad “material” del país. Así, en un ejercicio no exhaustivo, diremos aquí que se trata de ciertos problemas que, por sí solos o entremezclados, dan lugar al mito clasista de “La flojera y la falta de iniciativa” de los pobres:
1. Problema de inducción: se sacan conclusiones generales de casos particulares. ¿Cuántos pobres conocerá ese 43 %? ¿Todos ellos son flojos? Incluso si fueran unos miles (sabiendo que sería imposible), el universo de pobres en Chile es mucho mayor. Esa pequeña muestra no da para establecer la regla general “pobre = flojo”.
2. Problema de desinformación: la situación socioeconómica en el país se relaciona directamente a una situación estructural: una brecha creciente entre productividad y salarios. Cuestión que rebasa la iniciativa personal y una también mítica meritocracia (hasta aceptando excepciones): los ingresos líquidos del 69,7 % de los trabajadores chilenos son de menos de $ 400 mil y la participación del 1% más rico en el ingreso total del país es de un 30,5 %.3
3. Problema de contexto: en Chile, como en toda sociedad, existe un escenario que enmarca las relaciones socioeconómicas; y, por ende, influye en las oportunidades de las personas. En nuestro caso ello comprende una legalidad pro grandes compañías y millonarios (ni siquiera pro altos ingresos), un sistema impositivo regresivo, leyes laborales que desprotegen a los trabajadores, inexistencia de derechos garantizados, etc.
4. Problema de falta de crítica: se acepta el mundo tal como es, sin mayor análisis de por qué es así. No se consideran alternativas y, al suponer al sistema chileno “normal” y “bueno”, quien estaría mal es el “desadaptado”: criticar el sistema sería muestra de debilidad, legitimación de la falta de esfuerzo, etc.
5. Problema de falta de empatía-compasión: son los individualistas para quienes los padecimientos de los demás no importan o son responsabilidad exclusiva de quienes los sufren; más allá de sus circunstancias e historias personales, contexto y cultura. Para estos “niños símbolo” del modelo, su propia experiencia y valores egoístas son “los” criterios para juzgar al mundo (¡cuídese de ellos!).
En relación a esos cinco pre-juicios, esperamos encarecidamente que estemos sólo ante falta de información y/o de saber razonar. Ambas cuestiones, afortunadamente, solucionables al ser inconvenientes derivados de una mala educación. Pero, asimismo, es necesario considerar la validación que ha alcanzado el sistema neoliberal. De donde se puede especular que, al menos un 43 % de compatriotas… ¡cree que dicho sistema convirtió a Chile en un país de oportunidades! Cobraría así lógica la supuesta flojera de quienes no toman esas oportunidades, de los que “quieren todo regalado”.4
Y en realidad, seamos sinceros, bastaría esforzarse y laborar más… unas 16 horas para que (asumiendo los menos de $ 400 mil que son el salario líquido del 69,7 % de los trabajadores chilenos) puedan ganar $ 800 mil. O mostrar aun más iniciativa y conseguir tres trabajos y percibir $ 1 millón 200 mil. Sí pues, no sean flojos: ¡¿quieren o no surgir?! Entonces, trabajen 24 horas… Lo malo es que aun así, en ese ejercicio estúpidamente fantástico, no llegan a la “cima” del 4 % de los salarios más altos.
El problema de la pobreza es muy complejo y se entremezclan circunstancias e historias personales, el contexto y la cultura.5 Y si bien no se trata de ensalzar a los pobres, afirmar simplonamente que ellos deben su situación a su propia flojera, es ignorar cómo se vive en tu país y/o no manejar datos de él. O sea, es ser un flojo intelectualmente hablando. Pero, por sobre todo, es una postura moral miserable y peligrosa para la sociedad.
¿Sabes qué Robinson Crusoe? Haces que me avergüence de ser chileno. Ándate a una isla deshabitada a vivir solo y si necesitas que te echen una mano… ¡pídeselo a la “mano invisible”!
1 En julio-agosto del año pasado un 53 % respondió lo mismo, ver: http://www.elmostradormercados.cl/grafico/chilenos-siguen-creyendo-que-la-flojera-es-una-de-los-principales-razones-de-que-haya-pobreza-en-el-pais/. La más elegida, este año y el pasado, fue “La falta de educación”, con un 49 % y un 52 % respectivamente.
2 Gobierno de Chile. 2012. ENCLA 2011. Informe de Resultados. Séptima encuesta laboral. Departamento de Estudios de la Dirección del Trabajo. Ver: http://www.dt.gob.cl/documentacion/1612/w3-article-101347.html.
3 Para la primera cifra, ver: PAÉZ, A. 2014. Acumulación y bajos salarios; la precarización del trabajo en el siglo XXI. En: http://www.fundacionsol.cl/wp-content/uploads/2014/09/CHILE-21-010914.pdf. Estos montos son aun más bajos que los de la Dirección del Trabajo. Para la segunda cifra, ver: LÓPEZ, R.; FIGUEROA, E. y GUTIÉRREZ, P. 2013. “La ‘parte del león’: Nuevas estimaciones de la participación de los súper ricos en el ingreso de Chile”. En: Serie Documentos de Trabajo 379. Departamento de Economía, Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile. En: http://www.econ.uchile.cl/uploads/publicacion/306018fadb3ac79952bf1395a555a90a86633790.pdf.
4 Me informa un amigo que en Ecuador el mito del “indio” o el “cholo” flojo, se terminó cuando las millonarias remesas de los emigrados y los títulos profesionales con que algunos volvían del extranjero, dejaron en claro el problema real: la falta de oportunidades en el propio país.
5 De hecho, no hemos querido entrar aquí en la discusión de los modelos de desarrollo: ¿efectivamente es válido o conveniente que los pobres o las primeras naciones “entren” al sistema?