Diciembre 5, 2024

Los caníbales quieren comerse a la Presidenta

La Nueva Mayoría se está cociendo en su propia salsa: nunca entendieron que en Chile se hacía imprescindible contar con una pluralidad de medios de comunicación que permitieran la expresión de las distintas concepciones ideológicas. Muy por el contrario, este conglomerado ha hecho todo lo posible para impedir el surgimiento de medios de comunicación que no dependan sólo de la derecha – el caso Clarín es un ejemplo emblemático para iluminar esta situación -, pues todos los intentos para evitar que el avisaje fiscal favorezca el monopolio de la Prensa no han arrojado ningún resultado – baste recordar la Comisión encabezada por el otrora diputado Marco Enríquez-Ominami -.

 

 

Leer las páginas de El Mercurio, La Segunda y La Tercera, especialmente, dan la impresión de un verdadero ataque canibalesco, que pretenden devorar a la Mandataria con el objetivo, no reconocido por ellos, de detener el avance de las reformas anheladas y aprobadas por la ciudadanía.

 

Dentro de esta fauna de caníbales políticos, los parlamentarios de la UDI llevan el pandero. Al menos, estos dirigentes confiesan francamente que quieren anular todas las reformas y mantener incólume el Chile neoliberal, gestionado por el duopolio; así, la oposición de ese conglomerado es sin compasión y se caracteriza por su brutalidad en sus expresiones y el uso de todos los instrumentos posibles para concitar adhesión a un movimiento que detenga las reformas, utilizando a destajo las interpelaciones a los ministros e, incluso, la acusación constitucional – como la que se proyecta ahora contra el ministro de Transportes -; están conscientes de que son minoría y que el uso de estos instrumentos de fiscalización no llegarán nunca a puerto, pero lo que estos políticos pretenden, fundamentalmente, es agitar al sector más radical de la oposición, presentándose como los poseedores de la verdad y los únicos consecuentes.

La UDI está muy desprestigiada especialmente por el caso PentaGate, en que muchos de sus parlamentarios, incluido su presidente, aparecen mezclados a un turbio asunto de dinero recibido para sus campañas, de parte del holding Penta y, para rematar, se retrataron de cuerpo entero al sumarse al hecho de rendir homenaje, en el mismísimo Congreso – que se supone cuna de la democracia – al tirano que lo cerró el 11 de septiembre de 1973.

Si los caníbales fueran solamente los integrantes de la UDI no habría mucho de qué preocuparse, pues se disparan a los pies con mucha frecuencia, pero quienes atizan, en la práctica, el fuego para comerse a la Presidenta, provengan de las mismas filas de la Nueva Mayoría, se convierte en un tropiezo bastante grave.

Ahora, los caníbales de distintos signos políticos se han aferrado a las afirmaciones de una entrevista, concedida por la Presidenta Bachelet al semanario, Capital, donde sostiene: “mi primer sentido fue que partamos por la educación la educación pública mientras vamos haciendo los otros avances…” Es evidente, según mi opinión, que este era el camino a seguir en reforma, idea que se ha convertido en lugar común, y sostener esta idea no tiene nada de genial porque descubrir que “el agua moja”, pero aún se buscan los responsables de la peregrina ocurrencia de comenzar por el polémico proyecto llamada de “inclusión” – fin al lucro, copago y selección -.

En Chile, el Presidente de la República es un verdadero monarca y no tiene por qué dejarse dominar y pautear por los ministros, que son fusibles y que pueden ser removidos por el rey cuando lo estime conveniente; sin caer en el canibalismo, cuesta creer que la Presidenta se haya dejado dominar por los tecnócratas – como antes ocurriera con Andrés Velasco y Sergio Espejo, en ese entonces ministros de Hacienda y de Transportes, respectivamente -.

Muy pocos resultados favorables puede dar el echarse la culpa mutuamente, lo que sí hay hacer, que es muy difícil, dice relación con virar en 180º para movilizar a los integrantes de la comunidad escolar en una mística en pro del salvataje de la educación pública, que ahora se encuentra a punto de extinción a causa de la educación de mercado que es, precisamente, la plataforma que quieren mantener, a toda costa, los caníbales y sus secuences, entre quienes se cuenta y – ¡quién lo dijera! – algunos connotados ex concertacionistas. Sin mística y sin movimientos sociales ninguna reforma puede triunfar.

Rafael Luis Gumucio Rivas

13/12/2014

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