Diciembre 4, 2024

El minuto de silencio preferido

“Me gustas cuando callas porque estás como ausente”. Pablo Neruda

¿Es malo para Chile y su democracia que parlamentarios UDI hayan solicitado un minuto de silencio para homenajear al dictador Pinochet?

 

 

No, no es malo. Por el contrario. El homenaje solicitado por algunos parlamentarios de derecha, desnuda sentimientos y creencias del bloque político conservador. Para un importante y mayoritario sector de ese conglomerado, Pinochet es un héroe y merece ser homenajeado. Lo anterior es confirmado y ratificado en pleno siglo XXI.

 

Ciertamente este homenaje nos coloca la piel de gallina a quienes dimensionamos y sancionamos los horrores provocados por Pinochet y su tiranía. Es más, este homenaje nos deja como tercermundistas frente a nuestros “pares” de la OCDE, pues en el parlamento del país modelo de modernización capitalista, se homenajea a un asesino y corrupto dictador ( punto aparte la autorización entregada por el Presidente de la cámara baja, mismo que, según el Diputado Tucapel Jiménez, no habría autorizado una solicitud de homenaje en memoria de los estudiantes asesinados en México)

 

Se podría intentar justificar lo descabellado del homenaje, suponiendo que la UDI lo hizo para desviar la atención del caso PENTA. Quizás para ellos es mejor cargar con muertos que con chapa de corruptos.

 

También se podría insinuar que la arriesgada y desubicada salida del gremialismo en la cámara baja, responde a que la presidencia UDI de Ernesto Silva, trae consigo un suicida espíritu que prioriza lealtades históricas e ideológicas, por sobre populismo lavinescos.

 

 

También se podría insinuar que la arriesgada y desubicada salida del gremialismo en la cámara baja, responde a que la presidencia UDI de Ernesto Silva, trae consigo un suicida espíritu que prioriza lealtades históricas e ideológicas, por sobre populismo lavinescos.

 

Sea como sea, el homenaje UDI llega a confirmar una lealtad que durante el gobierno de Piñera, se había visto amenazada. Al final del día, la UDI al desnudo, exhibe sendos tatuajes de amor y compromiso con Pinochet. Es bueno que esos tatuajes salgan a relucir y no se disfracen más en ropajes marca “problemas reales de la gente”.

 

Y si la desnudez de lealtad no es mala para la democracia ¿tendría que preocuparnos el minuto de silencio solicitado por el gremialismo?

 

Si, debería preocuparnos y mucho.

 

Entendiendo que la democracia chilena no es participativa (no facilita a los ciudadanos, amplios mecanismos plebiscitarios consultivos) ni directa (las decisiones no son tomadas de manera directa por el pueblo en procesos vinculantes)

 

Reconociendo que la democracia chilena es representativa (las decisiones son tomadas por personas reconocidas por el pueblo como sus representantes) es que resulta grave que en el parlamento chileno actual, se rinda homenaje al dictador más sanguinario de la historia local.

 

Es cierto que la UDI y muchos parlamentarios han sobrevivido gracias a un sistema electoral tramposo. Pero también es cierto que quienes homenajean al dictador, llegan ahí por votos y no votos. Por quienes minoritariamente votan y por quienes mayoritariamente no están votando.

 

Y es que Moreira logró un milimétrico triunfo senatorial, gracias al humilde voto evangélico de Puerto Montt y Chiloé. Lo mismo con el estrecho triunfo de Ena Von Baer, logrado gracias a las sufridas mujeres de Osorno y Niebla. De seguro a Rosauro Martínez lo celebraron votos de militares en retiro avecindados en Chillán Viejo y a Coloma lo eternizan las temporeras de Molina y Vilches. Ni hablar de Orpis y su transversalidad nortina.

 

No es malo para la democracia moderna el homenaje de la UDI. Devela posiciones de vida. Si es preocupante que la derecha, veneradora de un asesino, siga influyendo en el parlamento. Ellos fabrican y vetan leyes, y, te guste o no, deciden por ti y por mí.

 

Ciertamente el minuto de silencio más hermoso y útil para Pinochet y su legado, sigue siendo la no participación política de los ciudadanos. El descrédito de la política (de bases a gobiernos) , la abstención de voto y el discurso apolítico, han sido, son y serán, el gran homenaje a ese dictador fallecido físicamente hace 8 años.

 

El silencioso castigo a la política, es el mejor tributo a un Pinochet disfrazado de súper héroe nihilista, a la espera de una reencarnación invocada, sin querer queriendo (véase Chespirito riendo a carcajadas junto al homenajeado) por alguien que no será la UDI.

 

Por Cristian Zúñiga Lucero

@planetazuniga

 

 

 

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