Guadalajara.- En entrevista con Clarín.cl Luisa Valenzuela (1938), escritora argentina, reflexiona en torno a la literatura de Julio Cortázar y Carlos Fuentes en el libro EntrecruXamientos: “La idea para conmemorar el Centenario de Cortázar era más sencilla, consistía en reunir el material que tenía de ambos, quería publicar el diálogo que sostuvimos con Carlos Fuentes en Nueva York y las cartas que le había escrito a Cortázar… Pensé los EntrecruXamientos como el juego de la oca, para ir avanzando en casilleros, pero después dije: “no, porque el juego de la oca se termina”, entonces decidí por un laberinto espiralado, un espiral que al llegar al final tienes que volver atrás, la entrada al laberinto es importante pero la salida también”. Invitada a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Luisa Valenzuela está haciendo planes: “Pensaría en ir a Nicaragua porque Julio la quería mucho, a Cuba, a Chile, a los lugares que quería Julio. Me gustaría compartir con los lectores de Cortázar y Fuentes por América Latina”.
MC.- Luisa, en una entrevista contigo, Carlos Fuentes señaló la diferencia entre su visión y “el México profundo de Juan Rulfo”, ¿el contraste del mundo rural de Rulfo y la ciudad de Fuentes lo acercó a Julio Cortázar?
LV.- Carlos Fuentes crea la novela urbana en México con La región más transparente (1958), tanto él y Julio Cortázar tenían la visión de cerca y de lejos de sus países, esas dos modalidades de ver sería una perspectiva más rica. No por empobrecer la visión de Rulfo que es maravillosa. Conocí a Juan Rulfo durante una Feria del Libro en Alemania (1982), debí llevar un diario personal del viaje que compartimos, recuerdo que conversamos pero no podría recordar exactamente los temas apasionantes que Rulfo tocaba, me parece que él hablaba mucho para no escribir, vivía encerrado en la fonética indígena.
MC.- ¿Otro punto de acercamiento entre Cortázar y Fuentes fueron sus padres diplomáticos?
LV.- El antecedente diplomático del padre de Cortázar era medio falso, era un puestito en Bruselas, era un funcionario de poca relevancia. En cambio el padre de Fuentes era un diplomático de carrera.
MC.- Independientemente del afecto y la amistad que compartieron, ¿cuándo decides escribir el libro EntrecruXamientos?
LV.- La idea de reunirlos y armar este libro es muy reciente, se me ocurrió en octubre del año pasado en Xalapa, en el Hay Festival, hablando con la editora Marcela González Durán, tenía mucho material de ambos, pero nunca pensé que iba a encontrar tanto material cruzado, jamás sospeché, sabía que debería abordar cuatro puntos importantes por la Cátedra Cortázar de la Universidad de Guadalajara. Después se fueron dando circunstancias muy cortazarianas: abrir un libro y asociarlo con una referencia de otro libro, diálogos entre ellos y otras maravillosas coincidencias.
MC.- ¿El Centenario de Cortázar y la muerte de Fuentes rondaban en tu imaginario para detonar los EncruXamientos?
LV.- Claro, el cariño que tenía por ambos, la idea para conmemorar el Centenario de Cortázar era más sencilla, consistía en reunir el material que tenía de ambos, quería publicar el diálogo que sostuvimos con Carlos Fuentes en Nueva York y las cartas que le había escrito a Cortázar.
MC.- Una carta póstuma y la anterior data de 1983
LV.- Sí, conservo la respuesta de Julio a la carta de 1983. De golpe comenzaron a surgir los EntrecruXamientos, cosa que me alegró mucho, porque convirtió al libro en una aventura interesante de investigación y sorpresa.
MC.- ¿Conversaste con Silvia Lemus antes y después de que “Alfaguara” publicara los EntrecruXamientos?
LV.- Le envié el libro a Silvia, porque la editorial no se lo había hecho llegar, todavía no la he visto, ella andaba corriendo en el DF, creo que llegará a Guadalajara. Publiqué el fragmento de un poema que me envió Silvia Lemus, estuve en contacto con ella mientras yo escribía, sobre todo por el libro de Nietzsche que Carlos Fuentes tenía en su mesita de noche, fue su última lectura. Tengo muy buena relación con Silvia, la quiero mucho.
MC.- ¿Era natural que tu libro saliera en el catálogo de “Alfaguara” al ser la casa editorial de Cortázar y Fuentes?
LV.- Era natural, después me tocó el momento cuando Random House Mondadori compró Alfaguara, mi libro se atrasó, yo me apuré para que saliera en julio o agosto, salió recientemente en México y ahora en Argentina. Me alegro porque así lo lanzamos en la FIL Guadalajara, no hay que por mal no venga, quizá hubiera tenido mayor repercusión en el marco del Centenario de Cortázar.
MC.- Pensaba en “Alfaguara” por el libro descatalogado de Cortázar: “Zihuatanejo” (1983). ¿Por qué no gestionas una reedición?
LV.-Sigo pidiéndolo a los editores de Alfaguara, debe haber un problema con los derechos de autor, no sé qué pasó, por eso cité abundantemente el libro Zihuatanejo (1983), es extraordinario, cuando Julio me cuenta su sueño del libro publicado, él no recuerda esos sueños anteriores, pero soñó los manuscritos de Zihuatanejo, es extraordinario ver cómo conviven los sueños en la literatura de Cortázar y Fuentes.
MC.- Aurora Bernárdez y Carles Álvarez publicaron un “Álbum biográfico de Cortázar de la A a la Z” (2014), el índice de tu libro incluye el mismo orden: “de la A a la Z”, ¿se trata de otro tipo de EncruXamientos?
LV.- Yo estaba trabajando en eso cuando salió la iconografía, es lógico tratándose de escritores; pensé los EntrecruXamientos como el juego de la oca, para ir avanzando en casilleros, pero después dije: “no, porque el juego de la oca se termina”, entonces decidí por un laberinto espiralado, un espiral que al llegar al final tienes que volver atrás, la entrada al laberinto es importante pero la salida también.
MC.- Acostumbras viajar a México con frecuencia, ¿qué piensas de la invitación de la FIL para Argentina?, ¿cuándo te enteraste?
LV.- Me encantó la idea del abrazo entre México y Argentina, justamente estuve hace dos años cuando se gestionó la invitación, estuve colaborando y alentando la posibilidad de una invitación para Argentina con la entonces directora de la FIL. En las reuniones previas se sentía el entusiasmo que se generó con la idea, pero nunca pensé que me iba a tocar ver este abrazo de los mapas en el pabellón de Argentina, los abrazos me parecieron muy elocuentes.
MC.- A nivel editorial, en 2014, coincidieron dos fechas para conmemorar: los 50 años de “Alfaguara” y los 80 años del “FCE”, ¿cómo se mira al FCE desde Argentina?
LV.- Publiqué muchos libros en el Fondo de Cultura Económica, en Argentina me hicieron una antología, y la trilogía de los bajos fondos me la hicieron en México. Desgraciadamente en Argentina el FCE es más un referente de ensayos que literario, aquí el FCE tiene un peso literario más importante que en Argentina; algunos de los directores del FCE en Argentina hicieron hincapié en los ensayos, queda la sensación que se trata de una editorial de ensayos.
MC.- En la Argentina también publicas con “Ediciones De la Flor”, ¿cómo nació la relación laboral con el editor Daniel Divinsky?
LV.- Yo publiqué hace tiempo en Ediciones De la Flor, pero a Divinsky le dio por el humor gráfico (risas), a pesar de todo sigue reeditándome. Es muy lindo publicar con Divinsky, yo lo quiero mucho, nos conocimos charlando –no recuerdo bien cómo vino la mano-, yo había publicado estos libros por otros lados, El gato eficaz (1972) fue publicado por primera vez en México por Joaquín Mortiz –fue el primer libro que me pagaron antes de terminarlo-, el escritor mexicano Gustavo Sainz me presentó al editor Joaquín Mortiz, escribí el libro durante una beca en la Universidad de Iowa, recibí una crítica sensacional de gente maravillosa que escribió sobre mi libro, por El gato eficaz (1972) conocí a Cortázar en México, le debo mucho a México.
MC.- Fuera del círculo de Carlos Fuentes, ¿con quién te gustaría conversar en México?
LV.- Con Gustavo Sainz. También quisiera ver a Elena Poniatowska, a Margo Glantz, a Elena Urrutia, a Gonzalo Celorio, me hubiera gustado reencontrarme con Salvador Elizondo y con varios intelectuales mexicanos.
MC.- Hablemos de tus intereses académicos
LV.- Olvídalo.
MC.- Quería saber si piensas ir a consultar el Archivo de García Márquez en la Universidad de Texas, o el Archivo de Salvador Elizondo que resguarda la fotógrafa Paulina Lavista…
LV.- No, yo no soy una gran investigadora.
MC.- Estoy seguro que sí
LV.- Parece (risas), soy muy buena simulando. Escribí el libro porque conocía muy a fondo la literatura de Cortázar y Fuentes, por pasión, no por investigación; es cierto que enseñé en universidades de Estados Unidos pero no tengo una vocación académica. Investigué entre el material que tenía y fui pidiendo cosas, lo escribí muy rápido, mi casa estaba repleta de libros y papeles, no soy de ir a los archivos, yo soy una escritora de ficción, creo que eso le da a mi libro otro carácter, porque no tiene objetivos académicos, mi libro tiene un pie de página: el significado del “pan de choclo”, es la única nota al pie (risas), no tiene bibliografía, no tiene nada de estas cosas académicas, hay un trabajo de creatividad. Es una mirada desde adentro de la creación literaria, de dónde sale. ¿Sabes quién me acompañó también?, los homenajes maravillosos que hicieron en la FIL Guadalajara en Homenaje al 20 aniversario luctuoso de Cortázar (2004), Carlos Fuentes los organizó, fue una cosa extraordinaria, hicimos cosas tan imaginativas, esas energías y esos entusiasmos me alentaron a escribir mi libro, hay mucho amor, yo siento que es una devolución a todo el cariño y la generosidad de ellos.
MC.- ¿Volverás a escribir una carta póstuma a Cortázar y Fuentes?
LV.-Creo que no, ya he terminado. Curiosamente cuando termino un libro ya estoy en otra cosa, al terminar este libro escribí dos más en este año.
MC.- ¿No tienes vida privada?
LV.- No (risas), fue algo muy intenso y maravilloso. No me estresé al escribir el libro, ahora me estreso promoviéndolo. Al escribir EntrecruXamientos me ayudó la experiencia periodística para atar cabos y manejar la información.
MC.- Finalmente, a pesar del estrés, ¿en qué países te gustaría presentar EntrecruXamientos?
LV.- Por toda Latinoamérica y España, pensaría en ir a Nicaragua porque Julio la quería mucho, a Cuba, a Chile, a los lugares que quería Julio. Me gustaría compartir con los lectores de Cortázar y Fuentes por América Latina.