Diciembre 14, 2024

Silvana Paternostro: “En Soledad & compañía seguí el ejemplo de Gabo al contar la historia de Bolívar”

Guadalajara.- En entrevista con Clarín.cl Silvana Paternostro, escritora y periodista colombiana, habla del libro Soledad & compañía. Un retrato a voces de Gabriel García Márquez: “Cuando Tina Brown se va de The New Yorker, fundó la revista Talk que incluía una sección de Historia oral, un género desarrollado en el mundo literario norteamericano -aquí ni siquiera se conoce-, mi libro no lleva el título de Historia oral porque aquí no había un entendimiento inmediato del género, que consiste en conversar con el entorno del personaje para escribir un perfil de largo aliento. Entonces me pidieron escribir un reportaje, eran los días que se comentaba el diagnóstico de cáncer de García Márquez… En Soledad & compañía están todas las voces, mi intención era mostrar a un Gabo de carne y hueso, porque con Gabo se ha caído en la egolatría, seguí el ejemplo de Gabo al contar la historia de Simón Bolívar en El general en su laberinto (1989), bajarlo del pedestal para entenderlo mejor”.

 

 

 

Invitada a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Silvana Paternostro abordó el universo cinematográfico de García Márquez: “Yo no fui buscando al Gabo cinéfilo, todos los entrevistados me hablaron de Gabo y su pasión por el cine. Lo que me intrigaba era saber por qué nunca quiso que Cien años de soledad se adaptara al cine, algo que se me quedó grabado fue la historia que no pude confirmar, alguien me dijo: ‘Francis Ford Coppola se moría por rodar Cien años de soledad, en la época que filmó El Padrino, el cineasta norteamericano le preguntó a Gabo cuánto costaban los derechos de autor para adaptar al cine su novela, Gabo propuso una cifra millonaria y Coppola aceptó, pero Gabo rechazó la idea y renegoció el precio para desanimarlo, a pesar del alto monto por el copyright Coppola aceptó, hasta que entendió que era una forma de no aceptar la adaptación al cine’. Traté de preguntarle a Coppola, se lo pregunté a la agente literaria Carmen Balcells, pero no llegué a confirmar esta historia”. Un dato: Silvana Paternostro también es productora de cine y no descarta filmar un documental sobre Gabo.

 

MC.- Silvana, ¿cuál es la historia detrás de Soledad y compañía?, ¿fue un reportaje y te diste cuenta que saldría un libro?

SP.- Nunca pensé que iba a escribir el libro, esto empezó como un artículo que me pidió una revista norteamericana. Nací en Barranquilla, la ciudad donde se realizan los periplos de los primeros seis libros de García Márquez, él decía que “Barranquilla era Macondo cuando se hizo ciudad”. Crecí con las figuras del viejito pascuero, García Márquez y John F. Kennedy, estudié en un colegio americano, padecí una esquizofrenia cultural, por eso mi libro tiene algo de “gringo barranquilloso” como me dijo García Márquez en un taller que tomé en la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano en 1995, ahí comencé a interesarme en él, para encontrar al personaje lo observé muchísimo como escritor y persona del Caribe.

 

Luego, cuando Tina Brown se va de The New Yorker, fundó la revista Talk que incluía una sección de Historia oral, un género desarrollado en el mundo literario norteamericano -aquí ni siquiera se conoce-, mi libro no lleva el título de Historia oral porque aquí no había un entendimiento inmediato del género, que consiste en conversar con el entorno del personaje para escribir un perfil de largo aliento. Entonces me pidieron escribir un reportaje, eran los días que se comentaba el diagnóstico de cáncer de García Márquez, por la supuesta carta de despedida, ¿te acuerdas?

 

MC.- Claro, la carta del cómico mexicano “El Mofles”…

SP.- En Nueva York pensaron que sí era la carta de despedida de García Márquez, porque no hablan español y la traducción se volvió viral, por eso querían hacerle un homenaje, me hablaron para pedirme la Historia oral, un poco la ironía del caso fue que la revista cerró antes de publicar mi reportaje. Gabo dijo: “de lo que me voy a morir es de vergüenza si la gente piensa que yo escribí una carta muy cursi”. Me quedé con una joya, la serie de entrevistas únicas con personajes que busqué con pinzas, porque yo también sabía que Gabo era muy cuidadoso de su historia, me fui a buscar a las personas que no habían hablado y por eso tengo este conjugo de voces.

MC.- ¿Una entrevista te llevó a otra?

SP.- Fue un dominó, mi primera entrevista fue con Eduardo Márceles Daconte en Nueva York –nieto de Antonio Daconte, un italiano dueño de la tienda tradicional en Aratacaca y amigo del coronel Nicolás Márquez-, le pregunté qué se decía en su familia sobre García Márquez, entonces me aconsejó que hablara con su mamá –que tenía la misma edad de Gabo-, me dijo que se llamaba Imperia, definitivamente quise hablar con Imperia, me contaba grandes historias: “Antonio Daconte llegó a Aratacaca desde Italia, primero se casó con una señora y tuvieron cinco varones, luego se casó con la hermana de la primera esposa y tuvieron cinco mujeres”, ahí tienes el inicio de una novela que bien podría escribir Gabo. Me voy metiendo en el mundo de Gabo, llegué a Barranquilla con mi tío y lo primero que me preguntó fue: “¿en qué nueva locura andas?”, le dije que andaba buscando historias sobre García Márquez, y de inmediato me aconsejó: “tienes que ir donde Juancho, él era amigo entrañable de todos los de La Cueva, llámalo y le comentas que eres mi sobrina”, fui a verlo en medio del calor tropical de Barranquilla, era un día húmedo, me llevó a su casa con un aire acondicionado muy ruidoso, las paredes sudaban por la humedad, los muros estaban cubiertos por cuadros del pintor Alejandro Obregón, otro del Club de La Cueva –“los beats criollos”-, yo quería escucharlos, así fueron llamando a otros amigos, llegué al fotógrafo Enrique Quique Scopell, ahí comenzó el libro, dos o tres personas se enteraron, sonaba mi teléfono cada rato: “yo quiero contarle esta historia de Gabo, yo lo conocí de niño, o yo soy su pariente”, no paré y aprendí muchas cosas.

 

MC.- ¿No hay riesgo de riesgo de entrevistar a un mitómano?, ¿o de hacer una apología a García Márquez?

SP.- Quique Scopell es una voz disidente de la egolatría en torno a Gabo, en Soledad & compañía están todas las voces, mi intención era mostrar a un Gabo de carne y hueso, porque con Gabo se ha caído en la egolatría, seguí el ejemplo de Gabo al contar la historia de Simón Bolívar en El general en su laberinto (1989), bajarlo del pedestal para entenderlo mejor.

 

MC.- ¿Buscaste a los hijos de Gabo?, ¿a doña Mercedes Barcha?

SP.- No, así como tampoco busqué a personas con las que Gabo tenía mucha cercanía, porque Gabo era muy protector de su vida privada, y lo que quiso contar de su vida pública lo escribió en sus memorias (Vivir para contarla, 2002). Yo tuve un problema con Gabo, escribí algo sobre él que no le gustó y a partir de entonces nunca pude acercarme. Para mí no era tan importante contar las historias que ya se habían contando tantas veces, quería buscar esas voces más frescas, complejas e irreverentes.

 

MC.- Mencionas a Quique Scopell, también está el fotógrafo Nereo López, de ahí podemos seguir con la directora de cine María Luisa Elío, hasta llegar con el “cinépata” chileno Alberto Fuguet. Tú eres productora de cine, ¿le diste prioridad al séptimo arte en la biografía de Gabo por la pasión que comparten?

SP.- Era interesante ver que Gabo tenía esta faceta, como dice Guillermo Angulo: “lo único que estudió Gabo fue cine en Roma, mira que fundó la Escuela de Cine en Cuba”. Yo no fui buscando al Gabo cinéfilo, todos los entrevistados me hablaron de Gabo y su pasión por el cine. Lo que me intrigaba era saber por qué nunca quiso que Cien años de soledad se adaptara al cine, algo que se me quedó grabado fue la historia que no pude confirmar, alguien me dijo: ‘Francis Ford Coppola se moría por rodar Cien años de soledad, en la época que filmó El Padrino, el cineasta norteamericano le preguntó a Gabo cuánto costaban los derechos de autor para adaptar al cine su novela, Gabo propuso una cifra millonaria y Coppola aceptó, pero Gabo rechazó la idea y renegoció el precio para desanimarlo, a pesar del alto monto por el copyright Coppola aceptó, hasta que entendió que era una forma de no aceptar la adaptación al cine’. Traté de preguntarle a Coppola, se lo pregunté a la agente literaria Carmen Balcells, pero no llegué a confirmar esta historia. ¿Tú crees que se puede llevar al cine?

 

MC.- No, es el mismo caso de “Pedro Páramo”.

SP.- Claro.

 

MC.- ¿Por qué no buscaste al cineasta chileno Miguel Littin?

SP.- Nunca hubiera terminado si buscaba a todos los amigos de Gabo, yo quería hacer algo con un arco narrativo con dos ideas, la primera parte de las entrevistas las bauticé mi unplugged (risas), porque las hice con grabadora de cinta y lo más cómico fue que la revista de Tina Brown estaba en apuros porque según ellos Gabo tenía los días contados, yo hacía las entrevistas en español y tenía un traductor en Nueva York esperando las cintas ese mismo día, imagínate. Llevaba cada cinta a la oficina de DHL en Barranquilla, recuerdo que estaba frente al Hotel del Prado y DHL cerraba a las 5 pm, en la época de la cosecha de mango, yo pasaba corriendo tratando de no resbalarme por las cáscaras de mango que se caían en la calle (risas), llegaba a DHL para que el traductor recibiera a tiempo cada cinta, pero nadie en la revista neoyorkina entendía el lenguaje de Barranquilla, entonces le pedí de favor a un amigo colombiano que Nueva York, así Miguel Falquéz hizo las traducciones que finalmente salieron en The París Review, fundada por George Plimpton –para mí es el padre de la Historia oral-, durante años olvidé mis cassettes y de pura casualidad en México veo a Gabo cortando el listón del Museo Soumaya, me fui a buscar mis grabaciones y un aparatejo para escucharlas –nunca las había oído, se las enviaba con prisa a Miguel Falquéz-, ahí me doy cuenta del mensaje de Armando Zabaleta –cantautor de ballenatos- cuando compuso una canción de protesta porque Gabo donó el monto del Premio Rómulo Gallegos (1972) a un grupo guerrillero para fundar un periódico, Zabaleta lo cuestionó: “por qué no donó la plata a Aracataca que se está inundando, no tiene alcantarillas”, en mi cassette escuché la canción del viejito a capela, se me salieron las lágrimas, así me fui reencontrando con las historias para darme cuenta de dos cosas: Soledad & compañía: esa soledad que necesitamos los que queremos escribir hay que alimentarla con buenos amigos, Gabo tenía a los mejores amigos del mundo, tú ves cómo lo van ayudando, “los beats criollos” le regalaban los libros, también recuerda lo que le pasó en México…

 

MC.- Cuando Álvaro Mutis le regaló Pedro Páramo…

SP.- También, me refiero al apoyo de sus familiares y amigos cuando dejaron que Gabo se encerrara únicamente a escribir, yo quiero esa compañía en mi vida (risas).

 

MC.- ¿Abordaste la relación entre Gabo y Juan Rulfo?

SP.- Rulfo no apareció, porque no quise hacer un libro académico, les dejo a Rulfo a los críticos literarios y académicos.

 

MC.- ¿Leíste los libros académicos sobre Gabo?, ¿o la biografía especializada de Gerald Martin?

SP.- Sí leí todas las biografías sobre Gabo, entrevisté a Gerald, aparece como el ancla, Gerald me pone en contexto cosas importantes de todas estas voces que hablan al mismo tiempo.

 

MC.- ¿Visitarás el Archivo García Márquez adquirido por la Universidad de Texas?

SP.- Claro que me interesa, ahora que regrese a Estados Unidos tengo planeado ir a tomar un café con Glenn Horowitz –responsable de la adquisición-, lo conozco desde hace mucho tiempo, tenemos amigos en común, me encanta visitarlo en su espacio porque me acuerdo de una exposición que hizo sobre Vladimir Nabokov. Quiero que Gleen me cuente qué hay en el archivo de Gabo, él dijo en algún momento: “Mercedes y yo quemamos todos los cuadernos de Cien años de soledad, no quería que se dieran cuenta de mi carpintería”.

 

MC.- Finalmente, no se puede adaptar “Cien años de soledad”, ¿harías un documental con los apuntes biográficos de Gabo?

SP.- Mario, tú qué sabes, quién te lo dijo (risas), creo que sería una historia fantástica, si Cien años de soledad no se pudo llevar al cine, tal vez Soledad & compañía podría contarnos una historia de amistad, con los flashback de las voces grabadas en cada entrevista y el soundtrack podría incluir un ballenato.

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