Diciembre 8, 2024

Estados Unidos: Sondeos prevén hoy contienda cerrada por el control del Senado

Nueva York.- Las elecciones intermedias de este martes serán las más caras de la historia, en las cuales el abstencionismo será mayoría y unos cuantos multimillonarios habrán ejercido más influencia que nunca por medio de su financiamiento a candidatos y propaganda; pero, al final, casi nada cambiará en el juego político nacional.

 

Los ciudadanos no expresarán preferencia por propuestas políticas ni candidatos, no votarán a favor de algo, sino en contra, según múltiples sondeos y análisis. Algunos votarán contra el presidente Barack Obama (cuya aprobación está cerca del nivel más bajo de su gestión), o contra los actuales ocupantes del Congreso (colectivamente los legisladores gozan sólo de 14 por ciento de aprobación). La mayoría, simplemente, no votará.

 

Después de ser bombardeados con propaganda, casi toda por televisión, pero también crecientemente por redes sociales (se ha duplicado el número de ciudadanos que han seguido la elección cibernéticamente), los ciudadanos agradecerán que esta contienda termine.

 

Sólo en torno a las elecciones para senador han tenido que aguantar 908 mil espots de televisión; en ocho estados donde se definirá el control del Senado fueron sometidos en promedio a un espot cada dos minutos, según cálculos por el Centro para la Integridad Pública.

 

Sin embargo, a pesar de la ola de propaganda política, la gran mayoría de estadunidenses no ha estado muy interesada en la contienda. Según encuesta del Centro de Investigación Pew, sólo 15 por ciento de la población dice prestar atención seria a estas elecciones.

 

Algunos aspectos de la elección han mostrado, una vez más, que el temor es excelente arma política. Varios candidatos al Senado han usado a migrantes, narcotraficantes, el ébola y a terroristas como amenazas. Más de uno ha logrado combinarlos. Por ejemplo, el candidato republicano Scott Brown, en Nueva Hampshire, afirmó en octubre que “todo está conectado… tenemos una frontera tan porosa que cualquiera puede cruzarla. Creo que es ingenuo pensar que no cruzará por ahí la gente que tiene esos tipos de enfermedades u otro tipo de intenciones criminales o terroristas”.

 

También hay demasiada riqueza en este ejercicio para los que se dedican a la sátira política. Y tal vez el premio a la mejor cabeza de una nota se la merece The Guardian: Ex castradora de cerdos Joni Ernst está al borde de ganar la curul del Senado por Iowa para los republicanos.

 

Lo que está en juego

 

Las 435 curules de la cámara baja y 36 de las 100 del Senado están en juego en estas elecciones, que podrían condicionar los últimos dos años de la presidencia de Barack Obama y sembrar el camino para la contienda por la Casa Blanca en 2016. Al mismo tiempo hay elecciones para gobernador en 36 estados, y una serie de medidas estatales serán sometidas a voto.

 

El Senado es el premio mayor en esta contienda. Los demócratas actualmente gozan de una mayoría de 55 contra 45 republicanos. De las 36 contiendas, en unas nueve está en juego el equilibrio del Senado (las demás están casi aseguradas para permanecer en manos del ocupante actual o del candidato del mismo partido). Los republicanos necesitan ganar seis curules más de las que tienen para obtener la mayoría en la cámara alta. Los pronósticos de algunos de los principales medios coinciden en que tienen 70 por ciento de probabilidad de lograrlo, y la cúpula demócrata ya enfrenta esa muy buena posibilidad.

Sin embargo, varias de estas contiendas llegan a la recta final con márgenes muy cerrados entre los candidatos, y algunos hasta podrían requerir una segunda vuelta –los casos más difíciles son Georgia y Luisiana–, con la posibilidad de que no se asegure el control del Senado hasta principios de 2015. A la vez, es posible que no se puedan determinar los resultados completos la misma noche del martes.

Los estados que determinarán el equilibro del Senado son Iowa, Alaska, Kentucky, Georgia, Carolina del Norte, Luisiana, Kansas, Colorado y Nuevo Hampshire.

 

La cámara baja: más de lo mismo. Es indudable que los republicanos mantendrán el control de la Cámara de Representantes y más bien se espera que su mayoría será ampliada, tal vez a un nivel histórico.

 

Gobernadores: están en juego 36 gobernaturas, pero sólo 17 están en disputa real entre ambos partidos (las otras se supone que se mantendrán bajo el control del partido o gobernador actual).

 

En Florida, el ex gobernador republicano Charlie Crist busca regresar a ese puesto como demócrata contra el actual gobernador republicano Rick Scott, y tiene una leve ventaja al llegar el día de decisión. Entre lo más notable está que Crist es el primer candidato a gobernador de ese estado que se ha atrevido a criticar el embargo a Cuba y llamar a un cambio en la relación bilateral con la isla. Éste es uno de los concursos más caros para gobernador, en el cual se han gastado entre 81 y 100 millones de dólares.

 

Otras contiendas para gobernador que pueden ser significativas para el futuro de cada partido en el camino a las elecciones presidenciales son las de Texas, Colorado y Wisconsin.

 

Medidas estatales: hay un total de 147 de todo tipo –desde ampliar la industria de los casinos hasta decidir si la cacería debería de ser un derecho constitucional–, pero las más interesantes para medir el pulso nacional son sobre dos temas: mariguana y salario mínimo.

 

En cuatro estados hay medidas para legalizar y/o despenalizar en diferentes grados a la mariguana; en Oregon se definirá si este se vuelve el tercer estado en legalizar la venta y uso de la marihuana. Alaska, Florida y la capital también tienen medidas para el uso legal, o con fines médicos, de la mariguana, que se someterán al voto popular.

 

En cuatro estados hay propuestas para elevar el salario mínimo (el mínimo federal es de 7.25 dólares/hora), fruto de luchas a nivel nacional en demanda de salarios justos para trabajadores en sectores como el de comida rápida y de otros servicios. Estas medidas son casi las únicas en esta elección que abordan el tema de la creciente desigualad económica en este país.

 

Lo único que se puede decir con certeza, por ahora, es que los ganadores no gozarán del apoyo de la mayoría de los estadunidenses.

 

 

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