Noviembre 24, 2024

El triste episodio del embajador Contreras

Al abogado Eduardo Contreras la derecha lo tiene en ojeriza porque no es poco lo que ha hecho por los Derechos Humanos luego de retornada la democracia. Todo lo que se haga por aclarar y castigar los crímenes de la dictadura es en definitiva algo contra la derecha. Se le montó una campaña que destilaba venganza.

 

 

 A esta se sumó la DC pretendiendo borrar la historia con un dedo, pero además su conducta parte de un supuesto ético muy devaluado: el que critique su pasado debe ser defenestrado de la administración pública o reprimido como lo hicieron con el embajador venezolano Víctor Delgado por la misma evocación histórica. Pero el apoyo de la CIA a Frei el 64, la ilegal declaración de inconstitucionalidad patrocinada por Pareto, la carta de Frei a Mariano Rumor, las declaraciones de Aylwin, los Ministros DC en la dictadura y el que sólo 14 democratacristianos condenaran el golpe, están ahí, son la historia.

 

Construir un caso mediático era imprescindible para la derecha y sus patrocinados agobiada como ésta por la corrupción a borbotones del caso Penta.

 

El embajador Contreras no puso en riesgo las relaciones diplomáticas con el gobierno uruguayo al decir algo que seguramente coincidía con sus apreciaciones. No creo que un gobierno de izquierda esté muy preocupado de acompañar a una derecha bajo cuya dictadura desaparecieron o fueron brutalmente asesinados  varios ciudadanos uruguayos

 

Se puso el símil del embajador Miguel Otero, pero el caso es muy distinto. Este defendió públicamente a Pinochet y su dictadura en un país que institucionalmente ha barrido hasta con el último vestigio de la que ellos sufrieron y la cual se encontraba hermanada (plan Cóndor) delictualmente con la nuestra. Si no se retiraba a Otero su declaración como persona “non grata” era inminente, eso sí que era grave y el gobierno del presidente Piñera lo sabía.

 

Claudio Huepe fue sacado de la embajada en Caracas por revelar una conversación privada con la presidenta que ponía en entredicho nuestra política exterior a ese país.

 

Son hechos muy distintos. Contreras opinó sobre política interna. ¿No es su tarea como embajador? ¿Es algo tan grave para todo el alboroto que han armado ?

 

Contreras formuló una hipótesis sobre el origen de los bombazos en Santiago dirigiendo sospechas hacia la ultraderecha. ¿Se puede desechar tan livianamente esta hipótesis si la situación dista mucho aún de ser aclarada judicialmente?.

 

La derecha chilena tiene historia en materia de autoatentados. Para preparar el golpe de estado que le costó al vida al general Schneider, crearon la Brigada Obrero Campesina (BOC) que sembró de bombazos Santiago luego del triunfo de Allende el año 70. En plena dictadura el Prefecto Jefe de Carabineros de Santiago Germán Campos señaló directamente a los servicios de inteligencia de la dictadura como autores de por lo menos la mitad de las bombas que explotaban en Santiago.

 

La UDI amparada en el mito que la política exterior es un tema de Estado (como si los diversos  gobiernos no tuvieran políticas distintas) y saliéndose de sus atribuciones parlamentarias – la política exterior es resorte exclusivo del presidente – exigió la renuncia del embajador Contreras. El canciller los recibió con prontitud y fanfarria mediática, ¡ para exigir algo fuera de sus atribuciones! La DC manteniendo la compostura en las formas exigió lo mismo.

 

El Canciller se hizo eco de la maniobra y, en los mejores tonos patronales, citó al embajador a Santiago no a informar sino a dar explicaciones, abandonando toda la prudencia, sigilo y moderación en las formas que la diplomacia aconseja. No se mantuvo la fineza y delicadeza con que se nombró a Santiago Sinclair embajador, a pesar del público repudio generalizado  por su calidad de operador de la CNI en la Cancillería, cuestión que consta en los documentos oficiales: ocultó todos los documentos que involucraran a esa entidad represiva que quedaran en la cancillería. Como abogado eso me huele de inmediato a obstrucción a la justicia.

 

El gobierno equivoca el camino dejándose presionar por la derecha.

 

Ante la maniobra Guillermo Tellier se preparó para todo y señaló que le gustaría “otro comunista” en esa sede diplomática si las cosas tomaban esa dirección.

 

Pero lo peor estaba por venir. Conozco prácticamente a todos los abogados de Derechos Humanos en Chile, a ninguno de ellos (y ellas) les falta coraje. Creí  ver venir la dignidad.

 

No esperaba ver a Contreras pidiendo “humildes” disculpas a la derecha y los empresarios, agregando que sus “palabras no tenían que ver con su pensamiento”. Se me vino a la mente “los procesos de Moscú” cuando los dirigentes comunistas caídos en desgracia ante Stalin reconocían sus “traiciones” y agregaban otras nuevas de su propia cosecha.

 

¿A qué presiones fue sometido que no pudo sino doblegarse?. No lo sé, pero ese Contreras al que he leído por años en El Siglo y visto y escuchado en Tribunales me parece ajeno. Le han dejado su credibilidad en el suelo.

 

No lo culpo, no confundo la víctima con el victimario. Un acto no borra una trayectoria. Es una situación triste, una situación injusta, preocupante, que el gobierno se deje presionar, que en definitiva la derecha que persiguió y exilió a Contreras ahora le humille con mano ajena.

 

ROBERTO AVILA TOLEDO

 

 

 

 

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