El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó la retirada de más de 17.000 soldados apostados en la frontera con el disputado este de Ucrania, según informó esta madrugada su portavoz Dmitri Peskov.
Según Peskov, los soldados sólo estaban en la zona próxima a Rostov realizando una maniobra que ahora ha concluido.
El estacionamiento de tropas cerca de la frontera con el este de Ucrania comenzó en abril, en medio de la escalada de violencia entre las tropas del gobierno ucraniano y los separatistas prorrusos. El despliegue fue criticado por Kiev y por gobiernos occidentales como una provocación, por lo que habían exigido su retirada.
Antes de que se llegara a un acuerdo de alto el fuego a comienzos de septiembre hubo informaciones de la presencia de combatientes rusos en las filas separatistas, así como de suministros de armas a través de la frontera rusa. El Kremlin siempre las negó.
Los analistas consideran la anunciada retirada como una señal de distensión: la Unión Europea y Estados Unidos aprobaron fuertes sanciones contra Rusia para presionar a Moscú, que criticó las medidas como injustas y respondió a su vez con el cese de la importación de alimentos de occidente.
La tregua acordada en el este de Ucrania a comienzos de septiembre resultó frágil desde el principio. El ayuntamiento de Donetsk informó hoy de cuatro civiles muertos por disparos en las últimas 24 horas, mientras el Ejército ucraniano y los insurgentes se siguen acusando de ataques mutuos.
Sobre una solución duradera del conflicto hablarán el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, a finales de la semana en el marco del Encuentro Asia-Europa (ASEM) en Milán, en el que también se tratará el conflicto del gas, según Kiev.