Diciembre 6, 2024

La hora de deliberar: el 9N se discute en el Palacio Real en Barcelona

El proceso soberanista catalán no acabará se haga o no la consulta del 9 de noviembre (9N). Este continuará si hay confianza entre los partidos y entre éstos y el movimiento social cívico. Para eso tienen que deliberar políticamente, empatizar unos con otros, construyendo en conjunto la decisión hasta compartirla. Cada uno tendrá que acercarse, entender el razonamiento del otro y huir de la aserción propia. Así podrá construirse en conjunto el acuerdo y, seguro, la mayoría de la sociedad comprenderá porque habrá o no 9N

 

el pacto CiU-ERC y la prórroga

 

Los partidos soberanistas, comprometidos a consultar a la sociedad catalana sobre qué futuro prefiere: si mantenerse como una autonomía o si ir hacia la creación de un Estado propio, asociado o independiente del Estado español. Los seis partidos soberanistas están obligados a decidir, en las próximas horas, si se sigue o no adelante con la consulta convocada para el 9N.

 

El Tribunal Constitucional (TC), a instancia del gobierno del Partido Popular (conservador) y el apoyo sin reservas del PSOE (centroizquierda), ha suspendido cautelarmente en forma retroactiva la realización de la consulta, hasta que no haya un dictamen, acto que no se producirá antes del 9N. Por lo tanto, la consulta convocada no podrá hacerse de acuerdo con la legalidad española.

 

El pacto suscrito por la federación de Convergencia Democrática (CDC), liberal-demócrata y Unión Democrática (UD), democristiano con Izquierda Republicana (ERC), socialdemócrata, considera la posibilidad de prorrogar la consulta en caso “que el contexto socioeconómico y político lo requirieran”. La pregunta que está sobre la mesa es si la suspensión cautelar del TC y la prohibición de continuar su preparación afecta o no el contexto sociopolítico en tanto impida realizar una consulta con garantías democráticas para todo el mundo.

 

la deliberación…

 

De otro modo, ¿los partidos soberanistas están dispuestos a hacer la consulta independientemente de la resolución del TC? Resolver hacerla seria romper la legalidad española, aunque amparándose en la legalidad creada por el Parlamento catalán, donde una mayoría clara fue elegida para ejercer el derecho a decidir mediante una consulta democrática sobre el futuro de Cataluña.

 

Responder la pregunta requiere una deliberación esencialmente política, sosegada y pensando más allá del 9N, es decir, si hacer la consulta el 9N, en las condiciones políticas, jurídicas y de organización actuales, favorecería o no avanzar hacia lo esencial: la creación de un Estado soberano, asociado o independiente del Estado español, y con reconocimiento de la comunidad europea e internacional.

 

Ni las constituciones ni las leyes son sagradas. En democracia tienen que servir para garantizar los derechos de la personas y de los pueblos. Tienen que hacerse cargo de las nuevas realidades que surgen. También las estrategias y los plazos son siempre objeto de revisión para cumplir con el objetivo principal.

 

…sin miedo y convencidos

 

Pero, para hacer esto bien hace falta la deliberación política entre el gobierno y los dirigentes de los partidos soberanistas. Tienen que abrirse hacia un diálogo de verdad, con voluntad de escuchar y ser escuchado, con la disposición mutua de oír los argumentos del otro, disponibles a cambiar sus posiciones iniciales, a partir del razonamiento del otro, dejando fuera todo cálculo personal o partidista. Nunca perder de vista que cerca del 80% de los ciudadanos de Cataluña quieren ser consultados y cambiar el statu quo con el Estado español.

 

Por lo tanto, cualquier cambio de los compromisos establecidos hasta ahora, tienen que ser razonados con transparencia, no escondiendo nada, ni siquiera las debilidades de la dirección del proceso. De igual forma, si la decisión es mantener la consulta del 9N, ésta tiene que ser explicada, explicitando los riesgos y señalando porque han llegado a este convencimiento de cambiar el statu quo ahora y no después.

 

Se trata, en ambos casos, de salir con un acuerdo convencidos de que es lo mejor, entusiasmados y unidos. En caso de que se haga la consulta informar en qué condiciones se hará y cómo se garantizarán los derechos democráticos de todo el mundo, y en caso de que se prorrogue se tiene que exponer los acuerdos sobre una nueva hoja de ruta hacia la consulta y en qué condiciones continuará la conducción del proceso.

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