Diciembre 12, 2024

PentaGate: el que parte y reparte se lleva la mejor parte

El PentaGate cada día amanece con una nueva arista, lo cual me da material para una nueva columna diaria. La verdad es que no callaré hasta denunciar el alto grado de corrupción que tienen nuestras dos castas políticas, que dice relación con los antiguos y nuevos ricos – de la Alianza, como de la Concertación -.

 

Por desgracia, los pueblos tienen no sólo una pésima memoria, sino también una paciencia musulmana para que, a diario, metan la mano en el bolsillo los oligarcas de siempre. La podredumbre de los partidos políticos sólo puede llevarnos al surgimiento de un personaje autoritario. Los que llevan el pandero de la inmoralidad, como lo han probado las últimas investigaciones de CIPER Chile, son los partidos pechoños: los fascistas de la UDI, los momios de Renovación Nacional y los beatos de la Democracia Cristiana que, entre estos tres partidos, se acumula el 80% de los aportes reservados por parte de las empresas – como decía mi madre, “no hay beato bueno”. Todos estos fariseos niegan, como buenos “sepulcros blanqueados”, haber recibido dinero del holding Penta y de otras empresas.

 

Ahora, los valientes y estudiosos periodistas de CIPER, demuestran que, por ejemplo, el “coronel” facho cumplía la misión de repartir las platas que el “Choclo” facilitaba, por una parte, para los candidatos a parlamentarios de la UDI y, por otra, para la mantención de este “Partido Popular” de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea.

 

En los primeros documentos aparecía Carlos Bombal como “el repartidor de lucas”, luego reemplazado por el veterano Jovino Novoa – según parece, tiene predilección por la senadora von Baer -. El oficio de distribuidor de dinero es tan antiguo como la prostitución: recuerdo, por ejemplo, que en la Democracia Cristiana, en su época de oro, en los años 60, el puesto de repartidor de las platas alemanas era muy apetecido, pues en un partido de masas, el que maneja los fondos, es que manda, (véase el caso Carlos Larraín y RN).

 

Novoa, ante esas acusaciones de CIPER, ha reaccionado con furia y a la defensiva, incluso, amenazando con querellas a troche y moche, acusando a los investigadores de CIPER de injurias y calumnias y, por otra parte, reconviniendo al fiscal nacional, por lo que él cree han sido continuas filtraciones del secreto de la investigación, que perjudicaría “la honra y transparencia” de los fascistas de su tienda política. Es que a estos beatos les encantaría que todo fuera secreto, como en sus mejores tiempos, y así seguir practicando sus pillerías sin el ojo avizor de la poca Prensa independiente que existe en Chile, pues los dos pasquines de la derecha – El Mercurio y La Tercera – no dicen “esta boca es mía”, sobre el PentaGate, uno de los peores escándalos políticos de nuestra historia.

 

Como el caso está en la justicia, de seguro veremos un desfile de personajes de la UDI – y por qué no, de otros partidos políticos pechoños – ante el fiscal a cargo de la investigación, Carlos Gajardo y, de seguro, la mayoría se irá de negativa afirmando que siguen siendo unas santas palomas, dechados de honradez e integridad moral.

 

Estoy convencido de que el sistema “gastos reservados” para financiar las campañas de elección popular constituyen una verdadera inmoralidad, pues aun cuando esté en la ley, sabemos que muchas de ellas están reñidas con la ética. Sólo los fariseos chilenos rinden un culto fanático a la ley cuando les conviene. Hay que ser muy tonto para creer que los candidatos receptores de dineros de las empresas ignoran de dónde provienen, y sólo “el rey de los huevones” se cree semejante fabulación. Antes de que sea tarde, es urgente eliminar todo aporte de las empresas a los candidatos y reemplazar su financiamiento con aportes fiscales y, de esta manera, igualar los gastos electorales para todos los candidatos de partidos políticos e independientes.

 

En el régimen plutocrático chileno, los cargos a parlamentarios se compran por la familias , o bien, son financiados por las empresas. Como decía un escritor, a comienzos del siglo XX, “la hija bigotuda terminaba siendo monja, un hijo medio pavo, terminaba siendo cura y, el más revoltoso y pillín, diputado”. Para lograr este último cargo sólo se requería comprar el voto a los “rotos”; ahora es mucho más fácil: basta ser amigo del “Choclo” Délano, o de alguno de los millonarios dueños de Chile.

 

Al igual que en parlamento de comienzos del siglo XX, en apariencia, los parlamentarios representan partidos políticos, pero en el fondo, está en el hemiciclo para legislar a favor de las empresas que, en realidad, lo han elegido. Un senador pronunció una frase muy decidora ante sus electores: “Ustedes han votado por mí, y les agradezco, pero de aquí en adelante ya tengo el poder para hacer lo que yo quiera”.

Rafael Luis Gumucio Rivas

03/10/2014           

 

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