Extraña actitud la de Ricardo Lagos. El reciente ataque que le hizo al gobierno de Michelle Bachelet debe ser el más duro que le ha hecho un ex presidente de la Concertación a otro del mismo conglomerado y, más aún, a comienzos de su período.
Y lo que más llama la atención -dada la inteligencia y cultura del ex presidente- es que él debe saber perfectamente que el actual gobierno no se propone sustituir el modelo heredado de la dictadura y que fue tan bien administrado durante su gestión en La Moneda. Por cierto, debe tener muy claro que el mismo programa de la mandataria planteó una modesta reforma tributaria; una más osada reforma educacional –pero para la que se esperaba que no tendría la mayoría parlamentaria suficiente, como de hecho resultó- y una completamente engañosa oferta de nueva Constitución, desde el momento que excluye el único mecanismo que permite superar el veto de la derecha para tal efecto: una Asamblea Constituyente.
También tiene que serle más claro que el agua que con los ministros de Bachelet en el área económica y educativa, es virtualmente imposible esperar cambios profundos. Precisamente, Eyzaguirre ¡fue su ministro de Hacienda durante todo su período! Luego, entre 2008 y 2012, fue nada menos que el Director para el Hemisferio Occidental del organismo neoliberal por antonomasia: el Fondo Monetario Internacional. Y, por último, desde 2012 a 2013, ocupó el cargo de presidente del directorio del Canal 13, ¡del Grupo Luksic!
A su vez, el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, fue Director de Ferrocarriles en su período de gobierno; luego, fue uno de los más estrechos colaboradores del ex ministro de dicha cartera y connotado neoliberal, Andrés Velasco, como Director de Presupuesto; y por último, entre 2010 y 2013, fue también ¡miembro del directorio del Canal 13! Y el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, fue coordinador de políticas económicas bajo Velasco, entre 2006 y 2009; y ¡es integrante del movimiento político de este último, Fuerza Pública; junto a su militancia en el PDC!
Además, con el innecesario acuerdo de los “cocineros” de la Concertación y la Alianza respecto de la reforma tributaria (¡el cual fue refrendado incluso por la UDI!), hasta para alguien tan desconfiado como Ricardo Lagos tiene que haber sido evidente la vocación conservadora del actual gobierno. Entonces, ¿qué puede explicar el extraño ataque del ex presidente; su focalización en los “ocho años perdidos” en materia de creación de infraestructura; y su llamado a continuar el esquema de concesiones de obras públicas subsidiadas por el Estado y que le brindan excelentes oportunidades de negocios a las grandes empresas?
Sin duda deben haber influido muchos factores. Por cierto, el enojo con Bachelet por su cancelación del puente de Chacao. También, el hecho que ya casi nadie defienda en la Concertación la Constitución suscrita por él y todos sus ministros, entre los que se cuentan –recordemos- al mismo Eyzaguirre; al presidente del PDC, Ignacio Walker; y a su líder “chascona”, Yasna Provoste. Y también debe haber jugado un rol nada desdeñable la confirmación por parte de la Corte de Apelaciones de la condena por fraude al fisco en el caso MOP-GATE de su ministro Carlos Cruz y de otros 12 funcionarios públicos; así como la condena –que no se había dado en primera instancia- por los mismos delitos de 11 altos ejecutivos de empresas privadas.
Pero muy probablemente el factor fundamental debe ser la exasperación que debe causar en Lagos el hecho que la agenda visible del nuevo gobierno esté copada por numerosas reformas que –aunque tengan un carácter más efectistas que efectivas- han tensionado las relaciones del Gobierno con los grandes grupos económicos, a los cuales el tanto se debe. No nos olvidemos que su gestión gubernamental terminó entre las más exultantes loas de los grandes empresarios, políticos y economistas de derecha.
Por ejemplo, recordemos las célebres “declaraciones de amor” que le formuló el entonces presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, Hernán Somerville: “Mis empresarios todos lo aman, tanto en APEC (Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico) como acá (en Chile) (…) porque realmente le tienen una tremenda admiración por su nivel intelectual superior y porque además se ve ampliamente favorecido por un país al que todo el mundo percibe como modelo” (La Segunda; 14-10-2005).
Asimismo, rememoremos que el connotado dirigente de la UDI, Herman Chadwick, señaló poco después de terminado su gobierno, que éste “fue muy bueno y que el ex presidente tiene una importancia a nivel mundial que no podemos desaprovechar” (El Mercurio; 21-3-2006). Y que el gran empresario y ferviente pinochetista, Ricardo Claro, expresó en lo que debe haber sido su última entrevista (falleció el mismo mes), que “Lagos es el único político en Chile con visión internacional y está muy al día. No encuentro ningún otro en la derecha ni en la DC” (El Mercurio; 12-10-2008).
Pero claramente los ditirambos anteriores palidecen al contrastarlos con los del ex Patria y Libertad; ex presidente de los industriales del salmón y actual presidente de La Polar, César Barros, efectuados el preciso día en que Lagos dejó la presidencia: “Las alabanzas empresariales dejan pequeñas a las ‘declaraciones de amor’ que le hiciera la cúpula empresarial finalizada la APEC. Un grupo de amigos empresarios que denominaban a Don Ricardo ‘El Príncipe (tanto por aquello de Maquiavelo como por ser el primer ciudadano de la República) han optado en llamarlo, de ahora en adelante, ‘Zar de todos los Chiles’ (…) Antes de este gobierno, los empresarios repetían el padrenuestro del rol subsidiario del Estado (…) Y por lo tanto, un príncipe socialista solo podría hacernos daño. Pero el hombre, trabajando con cuidado y con inteligencia, los convenció de que estaba siendo el mejor Presidente de derecha de todos los tiempos; y el temor y la desconfianza se transformaron en respeto y admiración” (La Tercera; 11-3-2006).
Y quizá el broche de oro lo puso el principal artífice de los chicago-boys (en conjunto con Milton Friedman), Arnold Harberger, quien en 2007 expresó “que estuve en Colombia el verano pasado participando en una conferencia, y quien habló inmediatamente antes de mí fue el ex presidente Ricardo Lagos. Su discurso podría haber sido presentado por un profesor de economía del gran período de la Universidad de Chicago. El es economista y explicó las cosas con nuestras mismas palabras. El hecho de que partidos políticos de izquierda finalmente hayan abrazado las lecciones de la buena ciencia económica es una bendición para el mundo” (El País, España; 14-3-2007).
Por último, que Ricardo Lagos haya expresado sus duras críticas al Gobierno de Bachelet en ICARE, siendo finalmente ovacionado por los grandes empresarios y ejecutivos presentes, no pudo ser un mejor escenario para la vuelta en escena del “mejor Presidente de derecha de todos los tiempos”…