Diciembre 12, 2024

Los fuegos fatuos de la Nueva Mayoría*

Es posible que algunos de aquellos que votaron por Bachelet (parte del 25%) estén sufriendo -a estas alturas- los primeros síntomas del agudo “síndrome de la defraudación”. Y digo algunos, aludiendo solo a aquellas personas valiosas y progresistas que creyeron de buena fe en el programa de reformas “estructurales” contenidos en el programa de la Sra. B.

Como Dorian Grey (personaje de una novela de Oscar Wilde), el bello retrato inicial -ahora con un “arco-iris” aún más amplio-, comienza a desmoronarse en el epílogo, lenta pero inexorablemente – e igual como aquel retrato-, se resquebraja a pedazos, mostrando la fealdad de su verdadera cara envejecida; no solo por las promesas que nunca estuvieron dispuestos a cumplir, sino que –como costo asociado-, el deterioro final de la imagen de Bachelet, -para ser más preciso-, lo que restaba aún de su carisma, de su credibilidad, de -este fenómeno sociológico sui generis- que como capital de crédito social se había depositado en un pueblo -movido por sentimientos- y que ahora pudo girar como la última cuota de buena fe, de aquellos ciudadanos que creyeron, se alegraron y tomaron en serio sus promesas de cambios estructurales. Cosa buena – si se le mira desde la perspectiva de representar una cura de shock, para muchos de estos cándidos prosélitos.

 

Tomados desde las cocinas del pueblo, de la gente, de la gran mayoría de los chilenos, los movimientos sociales levantaron e instalaron demandas que interpretan no solo “anhelos” de las grandes mayorías, sino, el agotamiento objetivo de un modelo –que nos fue impuesto-, y que hoy lucha -a contrapelo de la historia-, por mantenerse con aferrada represión, contra la pujanza inexorable de cambios estructurales inscritos ya como necesidad de totalidad, de una nueva sociedad que comienza a nacer.

 

Así, entonces, no será tan fácil para la Nueva Mayoría adueñárselas como rótulos vacíos para manipularlas, trasvestirlas, parcializarlas, desactivarlas, fabricarles ambigüedad y confusión, en función de sus verdaderos y tartufescos intereses en línea con sus mandantes y financistas, los grandes empresarios y banqueros -ahora globalizados-.

 

Es por eso que, igual que en 1989, una vez más retroceden ante el abismo prefiriendo enajenar sus mayorías para co-legislar con sus pares (que en este turno fungen como oposición), y tener así el nuevo e inicuo pretexto del consenso corporativo, como “clase política” que se constituyó hace cuarenta años -como feligreses del modelo-, usurpando el poquito poder constituyente y soberano que estaba conquistando el pueblo. Una vez más, me recuerda la fábula de la rana y el escorpión: “está en su naturaleza”.

 

Una reforma tributaria que no elimina el FUT, y mantiene los resquicios para la evasión y elusión. Que no recaudará los US 8200 millones, grandes empresas disfrazadas de Pymes, que restringe las atribuciones de Impuestos internos etc., resultado de consensuarlas con quienes precisamente han profitado desde siempre de la evasión y/o elusión. Es como dejar al zorro a cargo de las gallinas.

 

Reforma educacional parcializada y vacilante, que primero compra (no simplemente expropia -a un precio justo estimado- la infraestructura educacional necesaria a sostenedores inescrupulosos a los cuales se les dio la oportunidad de hacer grandes fortunas a costa de inimaginables sacrificios, sufrimientos y endeudamiento -aprovechándose del legítimo anhelo de padres –de poblaciones pobres y capas medias- que sueñan con educar a sus hijos lo mejor posible). Luego se sigue ahora con arrendar establecimientos, propiciando nuevas triangulaciones de lucrativas ganancias.

 

Todo el tema se reduce al financiamiento, pero hasta aquí se siguen eludiendo los temas de fondo que tienen que ver con la calidad -no solo de los contenidos académicos-, sino la forma como se contesten preguntas que están inextricablemente unidas al concepto de calidad como son: ¿para qué y para quién se educa?, ¿qué tipo de producto y para que modelo de desarrollo de país se quieren producir profesionales y técnicos? ¿Para qué nueva cultura y relación social?. No será -como hasta ahora-, para producir fuerza de trabajo barata, -profesional y técnica para suplir las demandas de las grandes trasnacionales y la banca, saqueando, depredando, robando y contaminando nuestros mares, nuestro aire, socavando nuestras montañas impolutas, para robar concentrado de cobre, oro, litio, sin pagar tributos ni royalties.

 

Barrunto que el mismo camino seguirá la reforma constitucional. Una vez más nos consumirá el peso de la historia. Precedidas todas de movilizaciones sociales y populares -similares a las actuales-, terminarán sin duda perdidas en los laberintos consensuados de la institucionalidad neoliberal decadente. No sin antes -por supuesto- cumplir con el consabido ritual participativo de cabildos, consultas nacionales pronunciamientos (no vinculantes) de opiniones y escuchas, en medio de encendidos discursos acerca de la democracia. Para terminar en cabildeos y cocinas donde los cocineros serán los mismos y padres de la guagua que ya conocimos, también. Siga participando como se dice en los “raspes”

 

Sin embargo hay algo que me interesa mucho esclarecer. No quiero que se deslice en el pensamiento crítico y las organizaciones sociales que esta estrategia es casual y se debe a la improvisación de malos proyectos susceptibles de mejorar, o a un súbito ataque de idiotez colectiva, o de operadores que les faltaría una chucha p´al peso. Nada de eso. Toda esta forma de presentar las reformas prometidas; los p´atras p´ delante de los proyectos, los sucesivos consensos cocinas y paternidades de guaguas, las seudo instancias de participación, etc., obedece a una nueva estrategia global de acciones distractivas cocinadas a priori, destinadas a confundir, dividir, desconcertar, debilitar o cooptar los movimientos sociales emergentes y -con ello- impedir su impulso, su articulación unitaria con otros movimientos de trabajadores pobladores, pescadores etc., su avance efectivo hacia nuevas demandas más globales como la recuperación del cobre, oro litio, bosques, mares, etc. en provecho del progreso y desarrollo equitativo y justo.

 

Lo que antaño (1989) fue la estrategia de ceder la segura mayoría que habrían de tener en el Congreso -con el objeto de invocar el pretexto de no hacer reformas al modelo neoliberal-, cuya feligresía ya santificaban,

a fortiori se recurre hoy a esta “novedosa” nueva estrategia de tener que “inventarse” una oposición que golpee con manitos de canguro hacia la derecha y a las organizaciones sociales con toda la fuerza de sus poderosas extremidades traseras. Pero -y este es lo verdaderamente maquiavélico,- embozada y sofisticadamente en medio de arcanas y nebulosas cocinas y guaguas espurias.

 

No obstante la inercia de este caudal naciente, no se pude detener con artilugios de prestidigitadores de semáforos, ni con este tipo de fuegos fatuos. Los movimientos sociales, hoy latentes, -curados ya de “distracciones” – deberán reasumir su lugar en la continuidad de la lucha que se avizora larga y dura. Pero ¿qué cosa sublime se consigue sin grandes sacrificios colectivos?

 

 

Stgo 10.08.14. P. Valenzuela.

 

 

 

*Son llamitas que se muestran a lo lejos, pero que retroceden cuando uno se acerca a ellas

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *