Diciembre 4, 2024

El “te-Fontaine” se parece al cuento del tío

El té-Fontaine es un producto chileno de exportación, no sometido al control de calidad, lo cual lo hace susceptible de convertirse en algo similar al paquete chileno, muy conocido en Sudamérica y allende los mares. El acuerdo generado entre la derecha aliancista y la Nueva Mayoría se ha prestado a tantas interpretaciones que, cada día que pasa, se parece más a aquellas aparejos que ofrecen los comerciantes ambulantes, cerca de la Plaza de Armas: “no vengo a vender, sino a regalar, véalo usted, majitu querido”.

Ricardo Lagos Weber y el pequeñín Andrés Zaldívar se ven conminados a realizar ingentes esfuerzos para convencernos de que en esta reunión de té y galletas no ha ganado la derecha, como lo pronosticara el gran Radomiro Tomic, sino que habría que cambiar la frase de este ilustre república, por la expresión: “cuando se negocia con la derecha, es siempre la izquierda la que gana”. Estos caballeros de la política creen que somos aún tan ingenuos como para creer que salieron derrotados los Monckeberg y los Coloma.

 

Nosotros, los ciudadanos ingenuos, ya llevamos algunos días a la espera de que el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, nos confirme que con tanta enmienda a la reforma tributaria se va a poder recaudar la suma propuesta al inicio, USD 8.200 millones, los famosos tres puntos del PIB. La mitad de los chilenos es malo en matemáticas – yo me incluyo entre ellos -, pero no logro explicarme cómo un genio, como el ministro Arenas, se demora tanto en confirmar o negar que se alcance esta recaudación. Sería horrible que alguno de los economistas críticos – de derecha y de izquierda – tuviera razón que se llegaría a una suma mucho menor.

 

El tema del fin del FUT se está pareciendo al “cuento del tío”: para los optimistas, entre ellos el senador Lagos Weber, en el acuerdo “té-Fontaine” fue completamente eliminado y los ciudadanos deben creerle a este gran padre conscripto. El senador Carlos Montes, viejo militante del Mapu, es un poco más escéptico, pues piensa que habría podido dar lugar a una especie de “futito” – como diría Pablo Lorenzini, que nos les cree nada a los viejos macucos del senado -.

 

Personalmente, pienso que los derechistas nunca han sido tontos – por algo han sabido conquistarse las capas medias haciéndoles creer con sus intereses son iguales a los de los más ricos -, reflexionemos un poco: si la derecha no hubiera convencido al propietario de una casa prefabricada, situada en El Quisco o Cartagena…de que pagaría los mismos impuestos que el dueño de una mansión de Cachagua, Zapallar o Santo Domingo, la oposición a la reforma tributaria hubiese sido mínima. La gracia de los “conquistadores” derechistas consiste en tener a muchos indios de servicio – yanaconas -.

 

Si hubiese desaparecido en realidad el FUT, estoy seguro de que los derechistas no estarían tan complacidos votando por la reforma tributaria, que significaría una brutal y “despiadada” traición a los Pinochet, los Reagan, los Teatcher, los Friedman, incluso los Hayek y, en un mundo más pequeño, José Piñera y otros tantos neoliberales de tomo y lomo. Me cuesta creer que la trinidad, Lagos Weber, Zaldívar y Montes, sean tan astutos y creativos como para lograr engatusar a los magnates de la derecha y a sus mandantes y protectores, los grandes empresarios.

 

No sé por qué me huele que en este “cuento del tío” uno de los pocos que salió ganando Jorge Awad, pues se le ve demasiado satisfecho con las componendas entre tecitos y media noche.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas

21/07/2014

 

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