Diciembre 12, 2024

La genialidad de los humildes

Al visitar una casita de dos piezas, en un pueblito pequeño y aislado como Vicuña, es difícil imaginar que ahí hubiera visto la luz un cerebro como el de Gabriela Mistral; que en 1945 obtuviera el Premio Nobel de Literatura y que ya antes, en 1922, haya sido capaz de reconocer la hazaña de Augusto César Sandino. El que nacido en Niquinohomo, un pueblito similar, después de siete años de lucha, 1927-1934, lograra expulsar al yanqui invasor de su patria, Nicaragua.

Más extraño aún es que estos dos gigantes del alma se pusieran en contacto desde dos extremos de la tierra, en un tiempo en que las comunicaciones eran casi imposibles. Gabriela escribe sobre El Pequeño Ejército Loco, vitoreándolo desde las páginas de El Mercurio, y Sandino la nombra Benemérita de su Ejército.

 

Ya antes había habido contacto entre los dos países. Otro genio nicaragüense, el poeta insigne Rubén Darío, en 1903, a propósito de la independencia de Panamá de Colombia y la apropiación por parte de los norteamericanos de la construcción del Canal Interoceánico, hace mención a Chile en su Oda a Theodore Roosevelt, a la sazón el Presidente de los EEUU, criticando una acción frente a la que el mundo callaba:

 

A ROOSEVELT

¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman, 
que habría que llegar hasta ti, Cazador! 
Primitivo y moderno, sencillo y complicado, 
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod. 
Eres los Estados Unidos, 
eres el futuro invasor 
de la América ingenua que tiene sangre indígena, 
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español. 
Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza; 
eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy. 
Y domando caballos, o asesinando tigres, 
eres un Alejandro-Nabucodonosor. 
(Eres un profesor de energía, 
como dicen los locos de hoy.) 
Crees que la vida es incendio, 
que el progreso es erupción; 
en donde pones la bala 
el porvenir pones. 
No. 
Los Estados Unidos son potentes y grandes. 
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor 
que pasa por las vértebras enormes de los Andes. 
Si clamáis, se oye como el rugir del león. 
Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras». 
(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol 
y la estrella chilena se levanta…) Sois ricos. 
Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón; 
y alumbrando el camino de la fácil conquista, 
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York. 
Mas la América nuestra, que tenía poetas 
desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl, 
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco, 
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió; 
que consultó los astros, que conoció la Atlántida, 
cuyo nombre nos llega resonando en Platón, 
que desde los remotos momentos de su vida 
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor, 
la América del gran Moctezuma, del Inca, 
la América fragante de Cristóbal Colón, 
la América católica, la América española, 
la América en que dijo el noble Guatemoc: 
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América 
que tiembla de huracanes y que vive de Amor, 
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive. 
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol. 
Tened cuidado. ¡Vive la América española! 
Hay mil cachorros sueltos del León Español. 
Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo, 
el Riflero terrible y el fuerte Cazador, 
para poder tenernos en vuestras férreas garras. 
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!

Pero a Nicaragua no le falta Dios. Pese a haber estado bajo la tutela española desde 1502 a 1821, controlada por Inglaterra en la Zona del Caribe entre 1554 y 1860 y sistemáticamente intervenida por EEUU, durante los siglos XVIII, XIX y XX, no sólo produjo a Rubén y a Sandino, y expulsó a los yanquis en 1934, sino que también fue capaz de derrotar a la dictadura somocista en 1979.

 

Nuevamente con un pequeño ejército loco de voluntad y sacrificio, el Frente Sandinista, con los más humildes, mujeres y niños, se rebela en las calles y en los campos construyendo un nuevo régimen que sería Sandinista y diferente a lo que hasta ese momento había producido el socialismo real. Un sistema en que se cometieron errores económicos, pero donde se construyó una nueva sociedad libertaria defendiéndose, una vez más, del bloqueo y la guerra impulsados desde el norte.

 

Nicaragua, país de pequeños productores agrícolas, el más pobre de América Latina después de Haití, con un PIB de US$2.500 per cápita, sigue dando al mundo ejemplos de entereza y superación. En Nicaragua no hay pandillas, asesinato político ni violencia como en otros lugares de Centroamérica. Su ejército es un ejemplo, y, constantemente se desarrollan iniciativas creadoras desde los movimientos sociales. Se organizan los trabajadores por cuenta propia y se multiplican iniciativas para fortalecer una economía social y solidaria, como las del Movimiento de Productores Agroecológicos, quienes desarrollan producción orgánica y establecen acuerdos de comercio justo y responsable.

 

En Chile, los estudiantes secundarios impusieron en la sociedad la problemática de su mala educación y hoy siguen luchando por una reforma educacional profunda y ciudadana. En Nicaragua, la Juventud Sandinista y estudiantes secundarios sin militancia política, han elaborado múltiples iniciativas en torno a la agroecología y a la protección del medio ambiente. En 1994 nació el Club de Jóvenes Ambientalistas de Nicaragua. En 2012, el Movimiento Rock Nica Ecológico quienes mediante festivales de rock, con canciones propias, educan sobre la materia. También el Movimiento de Jóvenes Ambientalistas Guardabarranco de la Juventud Sandinista que ha emprendido campañas de educación con el Ministerio de Educación, Universidades y Alcaldías, como El Día Nacional del Árbol, Nicaragua sin Latas y otras.

 

Todos ellos, usando su tiempo libre y sus vacaciones han desarrollado estas campañas y con sus propias manos han recuperado lagunas de la basura y los desechos industriales.

 

En Chile, en los años sesenta, los estudiantes hacíamos trabajo voluntario en los veranos. Ahora deberíamos replicar las iniciativas de los jóvenes nicaragüenses, o a lo menos aclamarlas como hizo Gabriela con el pequeño Ejército Loco.

 

 

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