Una imagen publicada hace unos días por el diario The New York Times para ilustrar un artículo sobre la incesante llegada de menores indocumentados centroamericanos a la frontera sur de Estados Unidos se volvió viral.
En la fotografía -tomada por la reportera Jennifer Whitney en un área fronteriza de Texas cercana al Río Grande- se puede ver a un niño de 8 años identificado como Alejandro junto a un agente de la Patrulla Fronteriza.
El agente Raul L. Ortiz aparece leyendo el certificado de nacimiento de Alejandro, quien viajó hasta EE.UU. desde Honduras junto a otros inmigrantes guiados por un traficante de personas con ese papel como único documento de identificación.
Según cuenta The New York Times, el niño le explicó al agente Ortiz que estaba solo y que sus padres viven en San Antonio, Texas, aunque no tenía ninguna dirección para encontrarlos.
Esta imagen, que ha sido compartida por miles de internautas en los últimos días, viene a ilustrar el drama que se está viviendo en los estados fronterizos del sur de EE.UU., a donde han llegado desde el pasado mes de octubre más de 50.000 menores centroamericanos.
“Crisis humanitaria”
Según destaca desde California el periodista de BBC Mundo Jaime González, esta oleada migratoria, que fue descrita hace unos días por el presidente Barack Obama como una “crisis humanitaria”, ha pillado desprevenidas a las autoridades, que han tenido que improvisar la apertura de decenas de centros de acogida para procesar y albergar a los menores.
Los líderes del Partido Republicano se han apresurado a culpar de esta situación -que ha obligado a improvisar la apertura de decenas de centros de acogida para albergar a los menores- a las políticas migratorias de la administración de Obama, pese a que el mandatario estadounidense ha deportado a más inmigrantes que cualquiera de sus predecesores en el cargo.
Desde la Casa Blanca se defienden asegurando que el espectacular incremento en el número de niños y madres con hijos pequeños que están llegando a la frontera está relacionado con un deterioro de las condiciones económicas y de seguridad en lugares como Guatemala, Honduras y El Salvador, principales países de origen de los menores.
Pese a todo, los activistas y periodistas que han estado cubriendo esta crisis sobre el terreno coinciden en que uno de los causantes de esta situación son los falsos rumores que los traficantes de personas y los propios inmigrantes que se encuentran en suelo estadounidense están haciendo circular por Centroamérica y que apuntan a un cambio en las políticas migratorias de Washington.