Diciembre 4, 2024

Kirkuk, la ciudad iraquí que ahora custodian los kurdos

Bajo esta árida tierra prometida se haya una de las mayores reservas de petróleo del mundo. El olor a gasolina es tan intenso que uno debe pensarlo dos veces antes de encender un cigarrillo.

 

Desde hacer 10 días, la región de Kirkuk está bajo control de las fuerzas kurdas. El Ejército iraquí abandonó sus posiciones y sus equipos militares ante el avance de las milicias suníes, dirigidas por el grupo radical del Estado Islámico de Irak y el Levante (Eiil), que se habían hecho con el vecino Mosul y que buscan el establecimiento de un Estado islámico en Irak.

Ante un “vacío de seguridad” en Kirkuk, los peshmerga –una fuerza paramilitar de élite kurda– y los Asaiys –una especie de policía y de servicios de Inteligencia kurdos– ocuparon el lugar de las fuerzas de seguridad del Gobierno central.

La presencia de la Policía Nacional también es visible, pero la mayoría de los agentes hablan mejor el kurdo que el árabe. “Son kurdos, pero trabajan para el Gobierno central”, aclara Shahanam, nuestro conductor.

La población civil recibió con los brazos abiertos a las fuerzas kurdas debido a que, hasta ahora, han conseguido asegurar el perímetro de Kirkuk.

La línea enemiga de los yihadistas se encuentra entre 5 kilómetros de distancia hacia el oeste, en dirección a Mosul, y cinco hacia el sur. Los peshmerga están combatiendo con el Eiil en los alrededores de Bashir, a 25 kilómetros de la urbe.

Hay un viejo dicho iraquí que dice: “El que controla Kirkuk controla Irak”. La ciudad de Kirkuk siempre ha sido un territorio disputado entre los árabes y los kurdos. Incluso, muchos kurdos la llaman la “Jerusalén kurda”.

Esta tierra próspera donde mana a borbotones el oro negro será, sin duda, el nuevo foco de confrontación entre Bagdad y la Provincia Autónoma del Kurdistán iraquí. El viejo sueño de anexionar los campos petroleros de Kirkuk al gobierno de la Región Autónoma del Kurdistán podría hacerse realidad.

Esta polémica se remonta a varias décadas atrás. Para ser precisos, desde 1960 hay una guerra demográfica entre kurdos, turcomanos, asirios (cristianos) y árabes, y todos reclaman esta ciudad. Las políticas de arabización forzosa del expresidente Sadam Huseín llevaron a la expulsión de más de medio millón de kurdos de Kirkuk, pero, tras la invasión estadounidense de Irak en el 2003, muchos kurdos regresaron a la ciudad.

Se cree que los kurdos son mayoría ahora, pero nadie se atreve a hablar del censo de la población, ya que es un tema tan tabú como peligroso, que podría transformarse en un conflicto armado.

Las voces de la calle en el Kurdistán iraquí piden la independencia de Kirkuk, y los políticos kurdos, extraoficialmente, aspiran a que se lleve a cabo un referéndum para determinar si la ciudad petrolera pasa a manos del gobierno autonómico kurdo. La autonomía de Kirkuk está contemplada en el artículo 140 de la Constitución iraquí, y en el 2007 debería haberse celebrado un referéndum en esta ciudad petrolera, sobre su incorporación a la región autónoma del Kurdistán.

El Consejo Provincial de Kirkuk votó por unanimidad invitar a las fuerzas peshmerga para proteger la ciudad y evitar un vacío completo en la seguridad”, explica a EL TIEMPO Aso Mamand, máximo responsable de la oficina política del partido gobernante, la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), del presidente iraquí, Jalal Talabani.

Tanto turcomanos como chiíes y árabes están muy agradecidos a las fuerzas peshmerga por haber restablecido la seguridad. Si las fuerzas de seguridad kurdas se marchan de Kirkuk, será un caos. Los yihadistas entrarán, arrasarán la ciudad y matarán a cientos de personas la ciudad”, advierte Mamand.

Kirkuk pertenece todavía a Bagdad. Pero el Gobierno central no tiene en estos momentos ni el poder ni la fuerza para enviar tropas aquí. Todas las carreteras están bloqueadas por los puestos de control del Eiil y es imposible poder mover a las tropas”, dice el político kurdo.

Las oficinas del UPK son tan grandes y tienen tanta seguridad que parecen el edificio de la Gobernación. Aso nos ofrece ir escoltados por una patrulla de peshmerga hasta la última posición del frente. El puente del río Mashru separa el territorio bajo control de los peshmerga del territorio enemigo. Desde hace dos semanas un destacamento de paramilitares kurdos custodia las posiciones, para impedir que los yihadistas contraataquen.

No vamos a permitir que los insurgentes suníes entren en la ciudad de Kirkuk. Somos más de 1.000 peshmerga que vigilamos día y noche. Nuestra misión es solo proteger la zona. No vamos más allá. El Gobierno central no permitiría que nuestras fuerzas cruzaran hacia territorio iraquí”, explica el capitán Ferman.

Aunque, en general, la población civil de Kirkuk se siente más segura y protegida desde que las fuerzas kurdas controlan el área, algunos vecinos han decidido elevar al máximo las precauciones y están comprando armas en el mercado negro para protegerse de los yihadistas.

No tenemos miedo, todo el mundo tiene un rifle, no solo los peshmerga o la Policía, también los civiles”, declara Shakhawan Nasih, un vecino kurdo.

En el mercado de Imam Kasim y el de Rahim Hawa, los vendedores de armas de contrabando están haciendo su agosto desde que los insurgentes suníes tomaron Mosul hace dos semanas. “Cuando huyeron las fuerzas de seguridad iraquíes, algunos soldados vendieron sus rifles al mercado negro”, asegura Koran, de 25 años y vendedor de Kalashnikov rusos y copias chinas.

Un AK-47 de segunda mano cuesta unos 900 dólares en el mercado. El chino, alrededor de 600. “Depende del mes. A veces gano hasta 2.000 o 2.500 dólares”, dice este joven como si se tratara de una fortuna. Eso sí, “todas las armas se las vendemos a los kurdos. No nos fiamos de los árabes”, precisa.

Avanza preparación de contraataque contra insurgentes

Las fuerzas de seguridad de Irak se reunían ayer al norte de Bagdad con el objetivo de contraatacar a los islamistas suníes, cuyo avance hacia la capital hizo que Estados Unidos ofreciera enviar asesores militares para ayudar al Gobierno.

El presidente de EE. UU., Barack Obama, fue quien hizo el ofrecimiento y, aunque no aceptó una solicitud del Gobierno de realizar ataques aéreos, aprovechó para volver a pedir al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, hacer más por superar las divisiones entre chiíes y suníes.

En la zona que rodea a Samarra, sobre la principal carretera, cien kilómetros al norte de Bagdad, que se ha convertido en una línea fronteriza en la batalla entre el Estado Islámico de Irak y el Levante (Eiil), el gobernador provincial, un inusual seguidor suní de Al Maliki, dijo a los soldados que forzarán al Eiil y a sus aliados a retroceder.

Una fuente cercana al premier iraquí dijo que el Gobierno planeaba contraatacar ahora que Eiil parecía haber detenido su avance, tras 10 días en los que capturó la importante ciudad del norte del país, Mosul, y arrasó con el valle del Tigris, de mayoría suní, dirigiéndose hacia Bagdad ante el retroceso del ejército iraquí. “Avanzaremos en la dirección de Tikrit,

Sharqat y Nínive”, dijo el gobernador Abdullah al Jibouri. “Estas tropas no se detendrán”, agregó, y afirmó que las fuerzas del Gobierno alrededor de Samarra sumaban más de 50.000. Esta semana los militantes han disminuido su vertiginoso avance en la zona ubicada al norte de la capital, que alberga a suníes pero también a chiíes que le temen a Eiil.

Samarra tiene un importante santuario chií. Y fue por la matanza de chiíes en la cercana Dujail por lo que Al Maliki hizo colgar al exdictador Sadam Huseín en el 2006. La participación de milicias chiíes y decenas de miles de nuevos voluntarios chiíes del Ejército ha permitido a los militares iraquíes recuperarse, después de que deserciones masivas de soldados la semana pasada le posibilitaron a Eiil tomar territorio que busca para fundar un califato islámico a lo largo de la frontera entre Irak y Siria.

La estrategia en los últimos días ha sido tener una nueva línea de defensa para detener el avance de Eiil”, dijo un aliado cercano de Al Maliki. “Tuvimos éxito en detener el avance, y ahora estamos tratando de recuperar áreas perdidas innecesariamente”, agregó.

Sin embargo, ayer seguían los enfrentamientos en algunos puntos de Irak, como en la ciudad de Tel Afar y junto a la refinería de Biyi, en las que los insurgentes mostraron una renovada ofensiva. Las fuerzas iraquíes consiguieron repeler un ataque de los combatientes del Eiil, mataron a al menos a 15 yihadistas y lograron hacerse con tres vehículos utilizados por los extremistas. (Reuters)

 

 

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