Diciembre 6, 2024

Buscan decapitar a tres

En Chile, desde hace un buen tiempo, afortunadamente, la decapitación política es sólo simbólica.

Pero la simbólica causa daño o deleite y sirve para el reemplazo brusco del decapitado

Hoy mismo, sin ir más lejos, se busca decapitar a tres: dos ministros y un intendente.

 

Se piensa que, en una alianza tan amplia y diversa, como es la Nueva Mayoría gobernante, los “decapitados” serían reemplazados por gente “sensata”, que no radicalice los cambios, que no los haga estructurales sino decorativos, como tantas veces.

Y se busca decapitar.

Partamos por el intendente.

Se trata del Intendente de la Araucanía, título chileno que sigue usando la terminología de “La Araucana” o “El Arauco Domado”, ofendiendo a los pueblos originarios, que nunca se han llamado así.

El Intendente Huenchumilla pertenece al partido más moderado de la Nueva Mayoria pero no importa. Se le ataca como si fuera, en los hechos, un toqui mapuche que enarbola las armas y las banderas de la guerra.

Se dice de él que no es un intendente de toda la región sino de los sectores subalternos de ella, de los de su raza.

Ha hecho dos cosas el intendente que muchos cristianos no pueden aceptar: primero, pidió perdón al pueblo mapuche; segundo, visitó a un condenado en la cárcel. El intendente es cristiano y cumplió con su Evangelio pero ¿quiénes pueden pedir ese perdón y visitar a los condenados sino los izquierdistas enemigos del orden establecido?

El intendente, cada vez que se culpa a un mapuche por criminal, dice que primero hay que investigar y esperar el fallo de la justicia. Los protege, según los que lo acechan.

Y más encima, el intendente postula que Chile es un estado plurinacional y pluricultural y que eso debe ser reconocido en la nueva Constitución.

La derecha de la zona, apoyada por la derecha nacional, busca su decapitación. La derecha de su partido, que tiene muchos intereses económicos en la zona, se hace la muda y mira para el techo. Prepara su reemplazante.

Sería el primer decapitado.

 

El segundo candidato a ser decapitado es el Ministro de Educación. De apellido vasco vinoso, más vinoso que Walker y tanto como Orrego Larraín, y con un pasado bastante moderado, como Ministro de Hacienda y alto funcionario del FMI, el ministro Eyzaguirre se ha empeñado en discutir con todas las derechas y seguir proponiendo el fin del lucro, el fin del copago y el fin de la selección por parte de los colegios. “La educación chilena no es mala, ha dicho. Si la comparamos con la de Grecia y Portugal, países con per cápita similar al de Chile, nuestra educación no es mala, es pésima”.

Hasta la hija de Piñera ha salido a replicar: “Tan mala no es” ha dicho.

Walker, en un gesto intimidatorio, propio de Monsieur Guillotin, lo ha acusado de reemplazar el Ministerio de Educación por “un gestor inmobiliario”, algo así como pedir (o exigir) su acarreo al cadalso.

Camilo Escalona subliminalmente calificó de “comunista” la reforma llevada adelante por Eyzaguirre, al recordar la ENU de Salvador Allende.

Para las derechas, la de pinochetistas, piñeristas, walkeristas y velasquistas, Eyzaguirre es ahora más que un ex guitarrista comunista: es un traidor a los intereses de la empresa privada educacional. Se añora poner en Educación a alguien más parecido a Mónica Jiménez, como J.J.Brunner u otro “liberal”.

 

El tercer candidato a ser decapitado es el Ministro de Hacienda.

Alberto Arenas ha sido acusado de dogmático (dogmático social demócrata se entiende), de esconder información al Congreso, de no dialogar, de intentar destruir la educación privada, de liquidar a las PYMES, de afectar el ahorro y la inversión y de paralizar el país. Hay muchos que podrían reemplazarlo, si lo decapitan. Ricardo French Davies o el propio Andrés Zaldívar, que en el gobierno pasado de Bachelet pasó del Senado al Ministerio del Interior, y que para Walker es el mejor Ministro de Hacienda imaginable.

Walker era un niño cuando al Ministro Zaldívar, en 1969, se le calificó de “Enano Maldito”.

La salida de Arenas, en medio de la tramitación de la Reforma, sería el mayor triunfo de la derecha concertacionista y de todas las derechas.

Las derechas están enfrentando las reformas como si fueran propuestas revolucionarias. Olvidan que se trata de normalizar la economía chilena en el mundo capitalista, sacándola del neoliberalismo extremo.

En el inicio de la después Nuestra Era fueron decapitados dos de los tres más importantes fundadores de la gran reforma al judaísmo: Juan El Bautista y Paulo de Tarso. Pero después hubo muchos más de parecida línea: al menos en cinco siglos el Imperio Romano y diez de la Edad Media.

 

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