El Tribunal Supremo de Libia declaró hoy inconstitucional la elección de Ahmed Maitieg como primer ministro del país, al considerar que no se cumplieron las normas que rigen los procedimientos parlamentarios, informó la web “Al Wasat”.
Maitieg fue nombrado por el Parlamento dominado por las fuerzas islamistas el mes pasado, pero la decisión requería 120 votos que sólo se lograron con los de algunos miembros depositados tras el cierre oficial de la sesión por parte del presidente de la cámara.
Esa forma de elegir al nuevo jefe de gobierno desató reclamos de la oposición que exigían su anulación, a lo que el Tribunal accedió ahora.
El primer ministro en funciones Abdulá al Thinni ha insistido por su parte en que sigue siendo el primer ministro legítimo del país, aunque fue su dimisión, alegando las amenazas recibidas por su familia, lo que motivó la votación de un nuevo jefe de gobierno.
La crisis política se produce con el telón de fondo de una campaña armada lanzada por el general retirado Khalifa Haftar a mediados de mayo contra las milicias islamistas radicales en la ciudad oriental de Bengasi.
Los seguidores de Haftar han declarado disuelto el congreso de mayoría islamista. Al Thinni pidió un receso de la cámara de cara a las elecciones parlametarias previstas para el 25 de junio.
El presidente del Congreso, Nuri Abu Sahmain, que firmó el decreto que certifica el nombramiento de Maitieg la mañana posterior a la controvertida votación, acusó por su parte a Haftar de intento de golpe de Estado en el país.
El sábado, hombres armados atacaron un hotel de Maitieg en la capital Trípoli, en un hecho que provocó grandes daños aunque no dejó bajas. Poco después de la jura del cargo a finales de mayo, milicianos armados habían atacado su casa con lanzacohetes.
Las autoridades libias intentan imponer el orden en el país norafricano rico en petróleo desde la caída de Muamar al Gadafi en 2011. El país está desde entonces a paralizado por luchas políticas internas y por la cantidad de milicias fuertemente armadas que siguen sin desarmarse y sembrando el caos.