Diciembre 10, 2024

Pulso Sindical: La cruda mirada de los trabajadores hacia un nuevo 1° de Mayo

Una omisión cometimos en el Pulso 230, y agradecemos a Juan A. Alvarez G quien nos escribió una nota cortita pero contundente: “Nos dejó de lado a Tarapacá, IQUIQUE Tierra de Campeones…También somos chilenos … espero nos dilucide….pronto”

 

 

Tiene razón Juan, con este lío que se nos hace en el número y nombre de las regiones sin quererlo omitimos a Tarapacá y esperamos nos disculpen todos nuestros hermanos del norte grande.

 

 Reiteramos el llamado a que la solidaridad no se detenga con ninguno de los lugares afectados, a la vez que pedimos encarecidamente que las muestras de respaldo y apoyo de pueblo a pueblo, se amplíen hacía nuestros compatriotas que viven en los cerros de Valparaíso, muchos de los cuales perdieron todo lo que tenían en el dantesco incendio que se produjo el fin de semana recién pasado.

 

Ropa de cama, alimentos no perecibles y ropa interior para hombres mujeres y niños de todas las edades, son las cuestiones mas necesarias.

 

Todos los trabajadores, organizados y no organizados deben redoblar los esfuerzos para concurrir en ayuda de quienes fueron afectados por el terremoto y el incendio.

 

Se aproxima un nuevo Primero de Mayo y nuevamente el balance será al debe.

 

No solo no avanzamos en la consecución de las demandas históricas, sino que retrocedemos.  A 128 años del llamado a luchar por 8 horas de trabajo, 8 horas de recreación y 8 horas de descanso, aún en decenas de países tal demanda no está satisfecha y en algunos casos se están perdiendo beneficios alcanzados tras largos años de lucha.

 

Cada día son menos influyentes las organizaciones sindicales y su presencia pública solo resalta cuando alguna autoridad se reúne con “los máximos dirigentes” para explicar tal o cual medida de la administración de turno. Otro cuento es que los trabajadores sean informados de lo que se les explicó a sus líderes. La “democracia sindical” no da para tanto.

 

Y es que si hubiera preocupación por lo que sucede, en nuestro país estaríamos todos de pie exigiendo que la flexibilidad laboral que se pretende instalar para los trabajadores del turismo (mensaje 488 – 360 del 06 de enero de 2012 enviado al parlamento por Sebastian Piñera y que ya aprobaron los diputados), no se transforme en ley.

 

Esta flexibilidad, que implica la facultad a los patrones para cortar la jornada diaria de trabajo  hasta por 5 horas, se aplicará a los trabajadores de hoteles, fuentes de soda, restaurantes, casinos y otros vinculados al turismo, pero seguramente se irá haciendo extensiva a otros sectores de la economía y tendremos, en un tiempo no muy lejano, a millones de trabajadores fuera de sus hogares hasta por 13 horas diarias, provocando aún más daño a la complicada estabilidad familiar.

 

 

A 128 años de Chicago el gobierno chileno hecha tierra a la demanda laboral de 8 horas diarias de trabajo continuo y los trabajadores organizados son incapaces de ponerse al frente para combatir tamaña arbitrariedad. Por eso decimos con tanta fuerza que el movimiento sindical chileno está en crisis y debe ser refundado.

 

En vez de exigir de la patronal cuestiones tan básicas como pago diario de locomoción y colación, gratificación garantizada, no descuento del seguro de cesantía en las indemnizaciones por años de servicio, entre las más urgentes, la dirigencia sindical y asesorías pobres y débiles ajenas a la realidad diaria del trabajador, promueven la suscripción de contratos colectivos a 36 y 48 meses.

 

¿La razón principal de esto? Asegurar algunos millares de pesos en el bono de término y préstamos blandos, que solo aumentan la dependencia del trabajador.

 

Acéptese o no lo que decimos, es claro que la falta de independencia y autonomía ha hecho de las organizaciones sindicales simples correas de transmisión de los grupos de poder que se reparten ávidos un pobre botín.

 

Mientras no se entienda que la cotización debe ser obligatoria y mensual por que así no hay que depender de nadie más que de uno mismo para hacer organización, y que los dirigentes deben ser electos por TODA  la militancia sindical para que así sean efectivamente representativos, no tendremos posibilidad de confrontar al capital y sus servidores.

 

Esa es la gran lección que nos debe dejar la conmemoración del Primero de Mayo.

 

Mucho no comparten o mediatizan nuestras afirmaciones.

 

Si bien es cierto asumen que la cosa no anda bien, insisten con la idea de que las cosas deben arreglarse “desde adentro” y sin “o con” quererlo terminan siendo parte de deslavados enjuages en que lo único que se avanza es en el mecanismo para repartirse los cargos entre los mismo de siempre.

 

La crisis es seria y para muestra solo algunos números de las estadísticas oficiales, las que lamentablemente solo están actualizadas al año 2012.

 

1.- La fuerza de trabajo ocupada en el año 2012 (personas que están prestando servicios a un empleador o trabajan por cuenta propia y podrían organizarse  en sindicatos) es de 6.441.986, en tanto que los trabajadores organizados llegan a 821.041, los que se distribuyen en 10.585 organizaciones activas. Esto nos indica que el % de trabajadores organizados llega al 12,8 % y el promedio de socios por sindicato es de 77 trabajadores.

 

Si se sacara de esta medición a los sindicatos de interempresas, transitorios y por cuenta propia, que en su mayoría están sobredimensionados respecto de la cantidad de socios (por lo que influyen poderosamente en la construcción de padrones electorales) perfectamente se podría concluir  que la tasa de organización de trabajadores en empresas no llega al 10%.y que el número de socios por organización es inferior a 70.

 

2.- En lo que respecta a la negociación colectiva la cuestión es peor. 

 

En el año 2012 iniciaron su vigencia 4940 instrumentos colectivos (lo que puede significar renovación del instrumento colectivo o la presentación de uno nuevo)  que involucraron a 306.313 trabajadores.

En el mismo año se efectuaron 161 huelgas en las que participaron 30.035 trabajadores  

 

O sea, los trabajadores que llegaron a la huelga no llegaron a representar el 10% del total de quienes negociaron.

 

O los trabajadores que negocian tienen casi solucionados todos sus problemas y por eso mayoritariamente no llegan a la huelga, o la capacidad de  influir en mejoras por medio de la negociación colectiva es nula o casi nula.

 

Esta es nuestra realidad y hay que conocerla a fondo para fundamentar el porque queremos cambiarla. Es el gran desafío que nos presenta cuando se cumplen 128 años desde aquel Primero de Mayo en Chicago.

 

                      
         

MANUEL AHUMADA LILLO

Presidente C.G.T. CHILE

 

 

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