Diciembre 3, 2024

La reforma tributaria y el empresariado chileno

La revista The Economist en su artículo titulado “Bello. A Political FUTbol” (The Economist, April 5th. 2014 Pg. 32) señala que la Presidente Bachelet, está luchando por obtener más igualdad y al mismo tiempo un adecuado nivel de crecimiento económico para Chile. Para lograr este objetivo, el nuevo gobierno tiene un plan con tres importantes objetivos. Primero, una reforma educacional en que el estado entrega una educación igual y gratis para todos. Segundo, la preparación de una nueva constitución que reemplace la impuesta por la dictadura pinochetista; y tercero, una reforma tributaria que consiga los fondos necesarios para pagar la reforma educacional y también obtenga un sistema tributario más justo.

La implementación de este plan ya se ha iniciado con el envío al congreso nacional de un proyecto de reforma tributaria. El propósito de este proyecto es obtener 8.200 millones de dólares (casi un 3% del producto interno bruto) para financiar la reforma educacional. Este proyecto incluye medidas apropiadas para aumentar los impuestos a los combustibles y bebidas azucaradas. También propone un aumento gradual de los impuestos a las empresas de un 20 a un 25%. Al mismo tiempo propone disminuir los impuestos a las personas de un 40 a un 35%. No obstante, lo más importante de esta reforma es la eliminación del FUT (fondo de utilidades tributarias). En la actualidad con este mecanismo, los dueños de las empresas, no pagan impuestos sobre las ganancias reinvertidas. La revista reconoce que el FUT ha sido abusado y que los ricos evaden impuestos, usando estos recursos para consumo personal; tales como vacaciones en la nieve, y la compra de vehículos de lujo. Pero también se reconoce que el FUT ha sido un mecanismo muy útil para aumentar las inversiones y con ello avanzar en el desarrollo económico de Chile.

 

Como compensación por la eliminación del FUT, se propone un sistema para la rápida depreciación de nuevas máquinas y equipos comprados. Esto naturalmente ayudaría a las empresas mineras e industriales, pero no ayudaría a los negocios de los servicios. Se señala que a menos que este proyecto sea modificado, él seguramente tendrá dos pésimos resultados. Primero, las ganancias retenidas conforman una gran fuente de financiamiento para las inversiones corporativas del país. Sin este mecanismo, las empresas tendrían que pedir prestado capitales de inversión. Esto perjudicaría grandemente a las pequeñas y medianas empresas las que hoy día deben pagar altos intereses, los que llegan a un 15% por año. En segundo lugar, los accionistas deberían ahora pagar impuestos por ganancias que efectivamente aún no han recibido como dividendos.

 

Con todos estos cambios tributarios, sería sumamente raro que ellos no produjeran una drástica reducción en la inversión y una sustancial caída en el precio de las acciones. El hecho de que el proyecto de ley espera terminar con el FUT en el año 2018, sugiere que los economistas de la señora Bachelet, reconocen este serio problema. Para hacer las cosas aún peor, la economía chilena ya se está desacelerando violentamente debido a la drástica caída de los precios del cobre. Se concluye señalando que el gobierno debería haber optado por cerrar los hoyos del FUT, que permiten la evasión, en vez de eliminarlo. El artículo termina indicando que este proyecto de ley refleja que el gobierno está rápidamente cayendo en una política populista.

 

Desafortunadamente el artículo del The Economist no entra en un análisis más profundo de por qué los empresarios chilenos seguramente disminuirán significativamente la tasa de inversión privada en el país. Una de las razones principales de esta conducta radica en el hecho de que la inmensa mayoría de los empresarios chilenos, están únicamente motivados por el espíritu de lucro o deseos de ganancias. Por lo tanto, si el lucro disminuye, la inversión consecuentemente, también disminuye. Las motivaciones del empresariado nacional cae en el tipo de motivación primitiva o también llamada “motivación del capitalismo salvaje” pre moderno o no civilizado. El capitalismo moderno logró hacer su cambio motivacional en occidente, sólo después de la gran reforma protestante. Este proceso de desarrollo civilizacional, tiene mucho que ver con el concepto de la “salvación”. El buen protestante debe aspirar a la buena vida después de la muerte, sólo si se conduce cada día del resto de su vida adoptando una conducta parecida a la que demuestran tener los santos de la biblia.

 

En términos muy resumidos, esta conducta empresarial moderna tiene las siguientes características: 1) se trabaja en forma intensa a fin de agotarse físicamente y así poder evitar las tentaciones (no se trabaja para vivir, se vive para trabajar); 2) los ingresos del trabajo intensivo y productivo no se pueden gastar en consumos superfluos, lujos y ostentación, este ingreso se debe acumular como ahorro constante y sostenido; 3) los ahorros acumulados se deben invertir en la expansión de las actividades productivas; 4) se deben pagar buenos sueldos y salarios no sólo porque esto es ético y moral, sino porque ello produce la demanda necesaria para los productos o servicios elaborados; 5) antes de morir, el empresario debe entregar su riqueza de vuelta a la sociedad (fundaciones). Es decir, debe volver a ser pobre, ya que se cree fervientemente en el precepto de que es “más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja a que un rico entre en el cielo”.

 

Esta poderosa creencia cultural que también se da en otras culturas tales como la judía y la confucionista, determina que la conducta del empresario sea guiada por lo que se ha denominado la motivación de logro (need of achievement). Es decir el deseo de alcanzar el éxito y la autorrealización mediante un trabajo ético y bien hecho. Esta es la conducta empresarial que se da en unos muy pocos países desarrollados tales como los países escandinavos, Alemania y Suiza. Allí los altos impuestos no desalientan a los inversores, muy por el contrario, ellos son símbolo de gran prestigio social así como las condecoraciones que reciben guerreros exitosos. (Para mayor detalle de los valores de la cultura empresarial moderna sírvase ver: Max Weber “Ética protestante y el espíritu del capitalismo” Gradifco, Buenos Aires 2004 y David MacClelland “The Achievement Society” The Free Press, New York, 1961, Pgs. 45-62).

 

El error más importante que han cometido los líderes de la nueva mayoría, es seguir creyendo que el empresariado chileno es un empresariado moderno y al cual se le puede confiar la tarea de conseguir el ansiado desarrollo del país. La concertación de partidos por la democracia se equivocó al pensar que el neo liberalismo era la solución para Chile. Fue así como ellos sacrificaron su propia ideología y adoptaron la ideología de sus oponentes. Hoy día la nueva mayoría está igualmente cometiendo un error similar. Está poniendo el destino del país en manos de empresarios primitivos que sólo funcionan cuando lucran como ellos quieren. Si el plan tributario de la señora presidente es adoptado y con ello se elimina el FUT, el país gradualmente volverá a sus tasas normales de crecimiento que tuvo en el siglo 20. Es decir, un aumento del ingreso per cápita no superior al 1% por año. Naturalmente que la mayor parte de estas inversiones volverán a ser responsabilidad del Estado.

 

F. Duque Ph.D.

Cientista Político

Puerto Montt, abril de 2014.

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