Diciembre 8, 2024

¡A parar el marxismo-putinismo!

Queridos ultramontanos:Llevamos casi dos siglos luchando contra el comunismo. En Chile, un siglo.La Rerum Novarum es de 1891. La matanza de Santa María de Iquique, de 1907.

Desde que Marx proclamó en 1848 que el comunismo recorría Europa como “un fantasma”, durante más de un siglo y medio los ultramontanos del mundo hemos asustado a los incautos –que son muchos- con el fantasma del comunismo. Cuando eso no ha bastado, bueno han venido Hitler, Mussolini, Batista, Bush y Pinochet, que terminó con Allende y después con Frei. Así, después de todo, hemos preservado el alma de Occidente, el sistema, la propiedad privada de los grandes bancos y empresas, el lucro y la religión cristiana de verdad, no la ortodoxa de Putin.

 

Con la caída de la URSS, desde 1990 en adelante el mundo occidental empezó a respirar, como no lo hacía desde la Edad Media. El nuevo capitalismo resurgía, se globalizaba y nuevamente nuestro mundo tenía un solo sistema, una sola economía, una sola doctrina. A Dios gracias. Fukuyama lo proclamó.

 

China marchaba al capitalismo por camino propio pero seguro. La India también. EEUU., Japón y Europa, para qué decir. Nosotros, gracias a Pinochet, también.

 

Pero donde hubo fuego, queridos ultramontanos y hombres de la UDI, cenizas quedan y yerba mala nunca muere.

 

El marxismo estaba reducido pero no lo habíamos extirpado. Faltaba sólo la chispa de que hablaba Lenin y la nueva chispa se encendió en la Rusia post leninista, hace pocos años.

 

Hoy están enfrentados, nuevamente, como Kennedy y Kruschev en los sesenta, Obama y Putin, Occidente y Rusia. La banca alemana y el nuevo zar del Kremlin.

 

Los revolucionarios del mundo vuelven a soñar con destruirlo todo. Especialmente en América Latina surgen o se afirman gobiernos que tienen fuerte memoria marxista: Nicaragua, El Salvador, Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia. Dos ex presas políticas y un ex preso político mandan en Brasil, Chile y Uruguay. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

 

Los marxistas ya no se declaran marxistas-leninistas. Se sacaron el leninismo. Según estudiosos de Chicago, Nowkland, Harvard y Notre Dame, empiezan a llamarse “marxistas-putinistas”. Putín es su líder abierto o encubierto. Lo van a negar pero Putin les ha asegurado a todos ellos todo el apoyo que pueda entregar. Y bases militares para Cuba y Venezuela. Tal vez para Bolivia.

 

Putin estudió marxismo cuando chico y comunismo científico cuando estaba en la KGB. Es un comunista encubierto, como Eyzaguirre que lo fue cuando joven y Pacheco que también lo fue, aunque vestido de verde. Recién se ha divorciado Putin de Ludmila, mostrando así que no respeta los santos sacramentos ortodoxos. Se llama Vladimir y es rubio y algo calvo, como lo era Vladimir Ilich Ulianov. Más: nació en Leningrado, la ciudad de Lenin, y fomenta el culto a su personalidad como Stalin. Y mantiene a Lenin embalsamado y en la misma Plaza Roja, que no ha cambiado de nombre como la 11 de septiembre por orden de los putinistas de Providencia.

En Chile, los putinistas son hoy mayoría. Ganaron las elecciones porque levantaron una candidata simpática, Piñera nos traicionó, se enfermó Longueira, Golborne cometió el error de Islas Vírgenes y Matthei fue la peor candidata desde Alessandri Bessa.

 

Tienen buena parte del gobierno y casi todo el poder político. El Ministerio de la Mujer, la previsión, las organizaciones sociales, dependen directamente de ellos. Están en el Congreso nuevamente. No hay nadie decente que encabece las organizaciones universitarias y estudiantiles. Las calles son de ellos.

 

Quieren refundarlo todo y, como ha dicho Monseñor Ezzati, buscan uniformar a la juventud con su Estado Docente. Eliminar la diversidad, como lo hicieron la Inquisición y Pinochet, pero en buena. Van a seguir sus movilizaciones. Ocultan su comunismo y hasta el PC posa de socialdemócrata… ¿Vieron como Teiller rindió homenaje a Jaime Guzmán? Como no tienen tanques amenazan con excavadoras.

 

Insisten, como lo ha denunciado Camilo, en volver a la época en que propusieron la ENU, la Escuela Nacional Unificada de Allende. Y, como lo ha reafirmado Velasco, “se ha creado incertidumbre, porque no sabemos cuál va a ser el sistema político (de la nueva Constitución que se ofrece) ni cómo se va a redactar y aprobar esa nueva Constitución”. Tampoco cuánto será al final el impuesto con que nos van a expropiar. ¿El 25 o el 35 o el 45?

 

Ezzati no es como era Silva Henríquez, leninista que hoy sería putinista.

 

Somos menos que los putinistas, pero mientras tengamos el control de los diarios y tengamos de aliados al interior del gobierno a gente sensata que no es partidaria de reformas tributarias expropiadoras ni de gratuidades en los servicios ni de la eliminación del lucro en las universidades privadas, no sólo resistiremos sino que, como muchas veces lo hemos hecho, podemos volver a triunfar.

 

Nuestros amigos, eso sí, no deben exagerar, porque se pierde credibilidad. Camilo no debe decir, como lo dijo a El Mercurio del 5 de abril, que vivió su exilio en Berlín Occidental cuando todos sabemos que lo hizo en Berlín Oriental, desde donde dirigió a buena parte de los jóvenes leninistas de ese entonces.

 

Seamos sensatos.

 

Estamos criticando a concho al nuevo Canciller. La UDI está lanzando sus panfletos. Yo, mañana, distribuiré unos cien o más en Ahumada, donde se paraba y saltaba el Pulento. Si me despierto temprano y me dejan dormir.

 

Nada nos detendrá, como dijo la Doctora Cordero. Se trata de enfrentar ahora, en Chile, al marxismo-putinismo.

 

El Zar Vladimir II debe ser derrotado.

 

Y… me cansé. Esta noche voy a dormir a Los Olivos con La Paz. Que me dejen los panfletos en la puerta. ¡Avisadle a Josefina!

 

Si nos va bien voy a pedir reunión con Bonaparte. Él destruyó a los comunistas antes que ellos nacieran. Veo luces en el planeta rojo.

 

¡Prepárenme el bicornio, mon chapeau francais!

 

 

 

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