Diciembre 5, 2024

12 años de esclavitud gana el Oscar a la Mejor Película. El Mexicano Cuarón premiado como Mejor Director

Una posibilidad es que 12 años de esclavitud gane el Oscar esta noche. Otra posibilidad es que todos seáis unos racistas”. Ellen DeGeneres abrió así de descarada la gala de los Oscar, una noche dedicada a los héroes de Hollywood, en la que la película del británico Steve McQueen, efectivamente, se llevó el gran premio —Mejor Película— y se convirtió en la primera sobre la esclavitud reconocida por los académicos de Hollywood. Se alzó también con los Oscar de Mejor Guion Adaptado (John Ridley) y de Mejor Actriz Secundaria (Lupita Nyong’o).

 

Podría haber ganado, sin embargo, la “otra posibilidad” que mencionó la presentadora. Los premios de Hollywood dependen de unos académicos mayoritariamente blancos (94%) y hombres (77%) y con una media de edad de 62 años. Y eso explicaría en parte que ésta haya sido solo la decimoquinta vez que se otorga un premio a un intérprete negro en los 86 años de historia de estos galardones.

 

La joven Lupita Nyong’o conquistó el Oscar a Mejor Actriz Secundaria, por el papel de esclava maltratada y violada por el cruel terrateniente sureño. Ella soltó casi las únicas lágrimas de la noche y las palabras más emocionantes y comprometidas de la gala. En su discurso dijo: “Nunca me olvido de que esta alegría en mi vida es gracias al sufrimiento de otra persona (…) Esto ha sido la alegría de mi vida. Estoy segura de que los muertos están viendo esto y lo agradecen”. Por cierto que fue un negro, Will Smith, el que entregó el Oscar a la Mejor Película, y fue Sidney Poitier, el primer actor negro en ganar la estatuilla, el que dio el Oscar al Mejor Director. Premio que no fue para el británico Steve McQueen, sino para Alfonso Cuarón, que se convirtió anoche en el primer director latinoamericano que gana un Oscar. Lo conquistó por Gravity, que se llevó en total siete galardones: los dos de Sonido (Montaje y Mezcla), los Efectos Visuales, la Fotografía de Emmauel Lubezki (no había estadounidenses candidatos en esta categoría), el Montaje del propio Cuarón y de su compañero Mark Sanger y la Banda Sonora de Steven Price. El cineasta agradeció el premio a su hijo Jonás, con el que ha escrito el guion, a Sandra Bullock, de la que dijo que era “el alma, el corazón de la película” y a la “gente sabia de Warner Brothers. “Si estoy aquí es por ti, mamá”, concluyó.

 

Como estaba previsto, el Oscar a la Mejor Actriz fue para Cate Blanchett, por su papel en Blue Jasmine. Ha ganado todos los premios hasta ahora con este trabajo, segundo Oscar de su carrera tras el premio que ganó a Mejor Secundaria por El aviador. Se le notó demasiado que esperaba el reconocimiento e hizo una intervención larguísima, pero dijo una verdad como un templo: “Aunque quieren hacer creer que no, el público quiere ver películas con mujeres protagonistas y son taquilleras”.

 

El gran duelo de la noche, el que enfrentaba a Matthew McConaughey y a Leonardo DiCaprio, se zanjó con la victoria del primero (por Dallas Buyers Club), que abrazó al segundo y agradeció el Oscar con un discurso caótico y un poco absurdo, en el que Dios y la ciencia se encontraron en la misma frase. Protagonista de esta historia inspirada en la realidad de un enfermo de SIDA que se enfrentó a las farmacéuticas, McConaughey se olvidó en sus agradecimientos de las víctimas de esta enfermedad, a pesar de que su compañero de reparto, Jared Leto, las había recordado poco antes. Oscar al Mejor Actor Secundario, el joven intérprete, primer galardonado de la noche, dedicó su estatuilla a “esos 36 millones de personas que perdieron la batalla del SIDA”. Ucrania y Venezuela aparecieron también en su discurso, el que parecía que iba a ser el más reivindicativo de una noche, que finalmente no fue nada comprometida.

 

La noche, en realidad, se hizo larguísima, muy aburrida. Dice mucho de ella, y no bueno, que algunos de los mejores momentos de la fiesta fueran el que Ellen DeGeneres se dedicó a repartir pizza y el de la foto que montó con algunas de las estrellas del momento. Un selfie, por cierto, muy significativo para definir algo mucho más importante que una gala de premios, el interés de los internautas por la actualidad. La famosa foto se convirtió en el tuit más retuiteado de la historia, por encima de la del abrazo de Obama.

 

Algunas sorpresas de la 86 ceremonia de los Oscar vinieron de la mano de El gran Gatsby, película completamente fallida que, aún así, se llevó dos premios, y de la mencionada Dallas Buyers Club, que se hizo con el que podría ser el Oscar más barato de la historia, el de Maquillaje y Peluquería —para Adruitha Lee y Robin Matthews—. El maquillaje del filme, al parecer, costó sólo 250 dólares. A destacar que el cineasta independiente Spike Jonze ganó el Oscar al Mejor Guion Original, con la primera historia que escribe en solitario, Her. También que el Premio a la Mejor Película de Habla no Inglesa, para La gran belleza, de Paolo Sorrentino, fue merecidísimo y que con él Italia ya tiene 11 galardones y 28 nominaciones. 1998, por La vida es bella, de Roberto Benigni, fue la última vez que se lo llevó este país. El director mencionó en sus agradecimientos a Maradona, a Fellini y a Scorsese.

 

Se olvidaron en el tiempo dedicado a la memoria de los desaparecidos de Sara Montiel, entre otros, y no tuvieron tiempo de incluir en el vídeo al gran cineasta Alain Resnais. Tampoco tuvieron suficiente valor para premiar The Act of Killing en la categoría a Mejor Película Documental, en la que los académicos tiraron por el camino más cómodo y reconocieron A 20 pasos de la fama. La película de animación Frozen, que ha superado ya los mil millones de dólares en recaudación mundial, fue otra de las ganadoras de la lista, en la que, desgraciadamente, no se metió el español Esteban Crespo, candidato al Oscar al Mejor Cortometraje con Aquel no era yo.

 

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