Diciembre 6, 2024

Murió Paco de Lucía, el pescador de Algeciras que revolucionó el flamenco

Paco de Lucía, el pescador de Algeciras que revolucionó el arte del flamenco, falleció el martes tras sufrir un infarto mientras jugaba con sus nietos en un playa de la Rivera Maya, donde pasaba largas temporadas descansando, ensayando, disfrutando de lo que él llamaba el paraíso y perfeccionando cada día su virtuosismo.

 

Murió en la sala de urgencias de un hospital de Playa del Carmen. Tenía una casa en Tulum. España, gran parte del mundo y todos los amantes del arte flamenco y de la música lloraron su partida.

 

El nombre de Paco de Lucía se puede equiparar por importancia y ascendencia en la historia del arte del siglo XX con figuras españolas de la talla de Federico García Lorca, Camarón de la Isla, Rafael Alberti, Pablo Picasso o Pau Casals. Era, según todos los críticos, flamencólogos y aficionados del arte flamenco, el guitarrista más grande que jamás haya existido, el que cambió para siempre la forma de entender un arte encerrado en sí mismo y, al mismo tiempo, degradado por una sociedad displicente con su condición de arte folclórico y encima gitano. Él, junto a Camarón de la Isla, lo fusionaron con otros géneros y músicas –como el jazz, el bossa nova o la de concierto–, además de incorporar nuevos instrumentos y una nueva forma de llevar con orgullo su esencia.

 

Profundo arraigo a las costumbres

 

Paco de Lucía se llamaba en realidad Francisco Sánchez Gómez. Nació en un pueblo de pescadores del sur de España, Algeciras, en 1947. Era hijo de una familia pobre, con profundo arraigo a las costumbres de la localidad, que se distinguía por la dedicación a la pesca desde temprana edad y, también, a dejarse llevar por el influjo del arte flamenco.

 

Cádiz es una de las regiones más fértiles de España en cuanto a genios del arte flamenco, pero Paco de Lucía se dedicó primero a la pesca, para ayudar a la familia a cubrir las necesidades más básicas de alimentación, ropa y cobijo.

 

Creció en una barriada típica de Algeciras, de gente humilde, de pescadores, en la que además abundaban los niños y jóvenes con el nombre de Francisco o Paco. Así que a él, por ser hijo de Lucía la portuguesa, le comenzaron a llamar desde niño Paco el de Lucía. Con el tiempo su nombre artístico se quedaría simplemente en Paco de Lucía.

 

Sus primeras enseñanzas en la guitarra se las dio su propio padre, un hombre obsesionado con la perfección y muy exigente, lo que, según explicó en diversas entrevistas durante su vida, eso lo marcó para siempre y lo hizo asumir su condición de guitarrista con una dedicación enfermiza y severa, que lo llevaba a buscar en todo momento la perfección total. Y así lo hizo a lo largo de toda su carrera, en la que tocó con los más grandes flamencos del siglo XX, pero también con otros genios de la música.

 

Fue en Madrid donde surgió la mítica pareja El Camarón-De Lucía, tan virtuosa y purista como renovadora del flamenco y que se tradujo en más de 10 discos de estudio, como El duende flamenco (1972) y Fuente y caudal (1973). En 1981 fundó su Sexteto, con Ramón de Algeciras (segunda guitarra), Pepe de Lucía (cante y palmas), Jorge Pardo (saxo y flauta), Rubén Dantas (percusión) y Carles Benavent (bajo), lo que le permitió crear el concepto actual de grupo flamenco.

 

Paco de Lucía es el guitarrista flamenco más elogiado, celebrado, grabado y premiado en la historia. Su arte sólo es equiparable, para los expertos y los críticos, a la huella que dejó Camarón de la Isla. Ambos lucharon por dignificar a la guitarra flamenca hasta convertirla en arte de categoría sin que perdiera su esencia popular. Su irrupción en el mundo del flamenco estuvo plagada de adversidades, en gran parte porque durante el llamado tardofranquismo –la última etapa de la dictadura fascista de Francisco Franco–, en la sociedad seguía instalada la idea de que el flamenco era sinónimo de folclor barato y vulgar y sus ejecutores, los artistas, unos maleantes a los que se tenía que mantener lejos, según cuenta José Manuel Gamboa en su Historia del flamenco.

 

Paco de Lucía, que popularizó como nadie el mítico Concierto de Aranjuez, del compositor español Joaquín Rodrigo, fue de hecho uno de los primeros artistas flamencos en tocar en los teatros reservados entonces a la música culta, como el Teatro Real, centro de la ópera española.

 

Durante su primera etapa como renovador de la guitarra flamenca, cuando España empezaba a disfrutar de la libertad tras la caída de la dictadura, De Lucía fue entrevistado en Televisión Española (TVE) y ahí ofreció una de las versiones más sinceras y profundas del guitarrista: El ridículo se puede evitar; la muerte, no; es inevitable… Lo peor de todo sería una muerte ridícula. Por ejemplo, morir en una guerra.

Era una época de enorme crispación y convulsión política en España, hasta el punto de que esas palabras fueron el motivo de que un militante de Fuerza Nueva –la organización fascista creada para enaltecer al dictador Franco– lo insultó y lo golpeó en la calle. Así lo contó el propio De Lucía: Unos días después un chico de Fuerza Nueva me llamó chulo (prepotente) y me golpeó, diciéndome que a él le habían matado un hermano en la guerra y que no consideraba que su muerte hubiera sido ridícula, sino heroica.

 

Entre los numerosos galardones y reconocimientos que recibió De Lucía destacan el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, un Grammy al mejor álbum flamenco, en 2004; el Premio Nacional de Guitarra de Arte Flamenco; la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes 1992; el Premio Pastora Pavón La Niña de los Peines 2002, y el honorífico de los Premios de la Música en ese año.

 

Duelo de un pueblo

Las banderas en Algeciras, el pueblo natal del guitarrista, ondearon a media asta todo el día. Era la señal de duelo de un pueblo que lloró su muerte nada más conocer la noticia. De inmediato centenares de personas fueron a la sede del Ayuntamiento para escribir algo, unas palabras de despedida, al maestro en el libro de condolencias. Y a esperar, en compañía, el traslado de su cuerpo para darle la última despedida.

 

Entre las primeras reacciones a su muerte la más destacada fue la de su propia familia, que difundió un pequeño pensamiento sobre su fallecimiento: Miércoles 26 de febrero de 2014… el dolor ya tiene fecha para nuestra familia. Anoche se nos fue el padre, el hermano, el tío, el amigo y se nos fue el genio Paco de Lucía. No hay consuelo para los que lo queremos y conocemos, pero sabemos que para los que lo quieren sin conocerlo tampoco. Por eso, queremos compartir con todos ustedes un abrazo y una lágrima, pero también nuestra convicción de que Paco vivió como quiso y murió jugando con sus hijos al lado del mar. La vida nos lo prestó unos maravillosos años en los que llenó este mundo de belleza y ahora se lo lleva… Gracias por tanto… y buen viaje amado nuestro.

 

Marcó un antes y un después

 

José Mercé, otra figura del arte flamenco, expresó su profundo dolor ante la partida de un monstruo de la guitarra que nadie podrá ni siquiera igualar en los próximos 200 años. Más de lo que ha hecho Paco por el flamenco no lo ha hecho nadie.

 

El crítico y productor Enrique Montiel, biógrafo de Camarón de la Isla, con el que Paco tuvo una gran amistad, explicó que ha sido una figura gigantesca que marcó un antes y un después en el flamenco y que, con su virtuosismo absoluto, traspasó la barrera del sonido. Es imposible sobreponerse a la impresión de la noticia de su muerte, un mazazo totalmente inesperado, señaló Montiel.

 

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, afirmó que Paco de Lucía y Camarón de la Isla construyeron el flamenco contemporáneo. Fueron dos jóvenes que se encontraron y se enamoraron. Eran dos músicos con los papeles cambiados, porque a Camarón le encantaba la guitarra y a Paco el cante. Tuvieron una relación personal extraordinaria en una época extraordinaria. Vivieron en una burbuja de creatividad y buen rollo.

 

Juan Gómez Chicuelo, guitarrista flamenco, dijo, por su parte, que Paco de Lucía ha sido una persona determinante en mis inicios, por su magia y por su fuerza. Ha sido la persona más importante, la más influyente, la que ha puesto el flamenco donde está. Tenía una técnica y una creatividad fuera de lo normal. Irrepetible. Era un genio irrepetible.

 

El adiós de todo el mundo de cultura, de la música, del arte, de la poesía y hasta de la política fue unánime. Había muerto, por sorpresa el pescador de Algeciras que revolucionó el arte flamenco, el hombre que gracias a su guitarra se convirtió en una leyenda viva y en una de las figuras más importantes del arte flamenco en el siglo XX.

 

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