El delegado pontificio para la reforma de los legionarios de Cristo, Velasio de Paolis, anticipó hoy que los miembros de la congregación reconocerán públicamente las responsabilidades por los abusos cometidos en el pasado, con un sentido penitencial de renovación.
El mismo día que se iniciaron en Roma los trabajos del capítulo general extraordinario, la asamblea que definirá el futuro de ese instituto religioso, el cardenal concedió una larga entrevista a la Radio Vaticana, realizada por el portavoz papal, Federico Lombardi.
“Hemos distinguido el capítulo en tres grandes etapas. La primera es una revisión del camino recorrido: un examen de conciencia –lo hemos llamado así– cumplido ante las acusaciones que han sido lanzadas, como nosotros las hemos verificado, y cuál debe ser el empeño que debemos asumir para superar estas dificultades”, indicó.
Se reconoció también un empeño penitencial que debería llevar a reconocer, también públicamente, estas responsabilidades, pero con el empeño de cada uno de saber asumir el sufrimiento de esta situación como expiación para renovar la legión y, así, encontrar su justa colocación dentro de la Iglesia, agregó.
De Paolis no especificó los detalles de la forma en que esta petición de perdón se concretará o si incluirá los abusos sexuales del fundador, Marcial Maciel Degollado, y de otros legionarios.
Pocos días antes del inicio del capítulo, que se extenderá en las próximas semanas, el superior temporal de la congregación, Sylvester Heereman, reconoció en una carta que 35 sacerdotes fueron acusados de diversos tipos de abusos en toda la historia de la legión.
Aunque en el texto el vicario aseguró el empeño de la institución porque estos ataques no vuelvan a ocurrir, todavía está pendiente una puntual, clara, pública y oficial solicitud de perdón a las víctimas no sólo de abusos sexuales, sino también de abusos de autoridad y abusos sicológicos.
En las semanas recientes diversas voces, dentro y fuera de esa familia religiosa, han pedido un pronunciamiento claro al respecto por parte de los superiores.
Este es uno de varios temas que deberá abordar el capítulo que, según Velasio De Paolis, tiene por objetivo principal reformar las constituciones, el reglamento que rige la vida interna de los Legionarios de Cristo.
A decir del delegado pontificio, las anteriores constituciones estaban incluidas en un texto muy largo, pesado y complicado, en el cual no se distinguían las normas básicas de las otras y que reflejaba una mentalidad incapaz de distinguir la gradualidad de las leyes.
Era un mar de normas, dentro del cual el mismo carisma era ahogado, constató.
El delegado reconoció que, desde el principio de su proceso de reforma, los legionarios se dividieron en dos grupos: uno que insistía mucho en la contaminación interna y veía todo negativo, mientras otro que negaba la realidad, porque veía casi todo como positivo.
(Estos últimos) habían caído en una trampa mucho más peligrosas, ¡la del mismo fundador! Hemos recorrido este camino encontrando los problemas relativos a las consecuencias del comportamiento del fundador respecto a las víctimas, señaló.
Hemos encontrado problemas de tipo económico, porque los legionarios no son tan ricos como se piensa: la situación económica había empeorado sea a nivel mundial por la crisis financiera, sea a nivel institucional por ellos, porque la fama perdida había hecho disminuir los estudiantes en sus colegios y, por tanto, los ingresos financieros, añadió.
De Paolis justificó su decisión de dejar a los superiores anteriores en sus puestos al inicio de su mandato (luego fueron saliendo de escena uno a uno), la cual fue muy cuestionada en su momento porque la mayoría de ellos había colaborado estrechamente con Maciel.
Sostuvo que esa era una exigencia necesaria porque él no podía gobernar sin conocer la realidad. Nos pareció más útil y más eficaz mantener a los superiores, pero bajo el control de nuestra presencia. Ellos podían disponer de su gobierno, pero no podían decidir nada sin nuestra presencia, insistió.
Siempre en la entrevista el delegado anticipó que en el capítulo serán elegido los próximos superiores y se aprobarán las nuevas constituciones, que deberán ser presentadas al Papa para su revisión y para la eventual aprobación definitiva.
El mandato del delegado, dado ya desde Benedicto XVI, no tenía tiempos, pero su conclusión estaba vinculada a la celebración del capítulo extraordinario. Celebrado éste, el mandato debería concluir, precisó.
“El papa Francisco ha estado muy atento, muy cercano, y quiere justamente seguir el camino que estamos recorriendo, porque –estas son sus palabras– siente la responsabilidad, como sucesor de Pedro, de acompañar la vida religiosa y consagrada”, expuso.