Diciembre 3, 2024

Otero, la familia y el cementerio

Miguel Otero

Miguel Otero

Soy hijo de madre soltera, cojo de familia bien constituida, igual que Bernardo Ohiggins, Ricardo Lagos Escobar y muchos otros millones de chilenos. Si bien desde pequeño crecí junto al referente de mis abuelos y tíos bien armados en matrimonio, me formé sin saber lo que era tener un padre. Junto a mi autónoma madre nos fuimos haciendo camino al andar, sin un macho proveedor. La familia la componían mi vieja, yo y los amigos.

 

A decir verdad, nunca sufrí mayor bullying ni discriminación por ser un “sin padre”. Mi infancia la hice en un barrio de clase media baja de Valparaíso, donde había muchos otros hijos de madres solteras. Pero donde sí experimenté reparos y dedos apuntadores, fue en el entorno divino. Mi familia evangélica y sus devotos, cuando podían, las emprendían en contra de mi madre soltera, a quién le achacaban el mote de “oveja negra”. Y sobre mi persona, muchos hombres de iglesia me recomendaban enrolarme en las filas del ejército o la marina, para que así pudiera superar mi trauma de no tener padre.

 

Escuchar al anciano militante de RN Miguel Otero decir que los hijos fuera del matrimonio tienen un coeficiente intelectual menor que los de una “familia de padre y madre normal”, no me dejó indiferente. Esa tesis me resultó parecida a la de mi entorno divino. Las palabras de Otero provienen de un orden biologicista determinado por un credo anacrónico y fundamentado en un padre dios que nunca ha existido. Las palabras de Otero son una tontera sin sostén científico, pero no son casualidad, representan las ideas de la derecha chilena, la más pechoña e ignorante del mundo. Esa derecha que aún se rige desde las máximas de la ciencia ficción bíblica y las mezcla con mejunjes economicistas, o más bien mercantilistas. Y en pleno siglo XXI.

 

Lo cierto es que la familia es un lugar simbólico, una mezcla de relaciones inconsciente, entre deseo y ley, que el padre y la madre soportan y comportan. La idealización de la familia como espacio de armonía y como garantía infinita de amor y protección, esconde el sufrimiento que sus miembros pueden arrastrar. Tal vez para todos es necesario imaginar un puerto donde tirar las anclas.

 

La familia es un ambiente, en donde en nombre del cumplimiento de una “misión” que la cultura ha delegado en los padres, se llega a someter a los otros a distintas formas de violencia, de arbitrariedad, de desamparo, de desamor. Lo anterior en nombre de ideales socialmente valorados por padre y madre.

 

Al final del día, lo que demanda Otero y el conservadurismo chileno a la familia, es que cumpla la ley, la ley del padre. Ese padre que ordena la histórica división del trabajo y el intercambio sexual de la pareja en los límites socialmente establecidos por la cultura judeo-cristiana. Pero esa demanda de Otero, ya no es aceptada por el Chile actual, la gente ha sido emancipada gracias al mercado y la globalización internauta.

 

El país de hoy ya no demanda políticas de igualdad, sino que de diferencia y superación de inequidades. El país de hoy no quiere regresar al sufrido pesebre, quiere buenas condiciones materiales y emocionales, sin amarres valóricos, límites culturales, ni partidos únicos.

 

El país de hoy se siente cómodo y feliz con familias que surgen del amor y compañerismo espontaneo y heterogéneo del siglo XXI. Un país que se cansa de ver a parlamentarios argumentar biblia en mano. Un país que entiende y asume de que, tal como lo dijera un Senador en la votación a favor del AVP “nadie tiene el monopolio del amor”.

 

Ese es el país que comienza a asomar, con jóvenes diputados que renuncian a RN por no sentirse a gusto con los postulados conservadores y autoritarios de su partido, como los del viejo militante y ex embajador de Piñera. Hasta la derecha comienza a nacer de nuevo. Mientras Otero y compañía, lanzan desesperados graznidos desde algún decadente cementerio de elefantes.

 

Nota de la redacción:

 

Los comentarios de Miguel Otero están en una clase de pensamiento político dictada en la Academia de Renovación Nacional. Las polémica expresiones aparecen aproximadamente en el minuto 3.

 

http://www.youtube.com/watch?v=AAhNzhX0xF0#t=19

 

 

 

 

 

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