Diciembre 8, 2024

Thieme acusa: Cura Hasbún tiene protección “especial” y no será enjuiciado como instigador del Golpe

El juez Mario Carroza lleva la querella contra los instigadores del golpe de Estado y llamó a interrogación al polémico cura. Pero, para Roberto Thieme, fundador del movimiento nacionalista de ultraderecha, nada ocurrirá, porque los poderes fácticos y el sistema lo protegen.

 

 

Los crímenes de la Dictadura tienen a sus ejecutores claros: miembros del Ejército, de la CNI y la DINA. De ahí a conocer el nombre y apellidos de todos, además de situarlos tras las rejas, es una historia mucho más compleja.

Las estrategias para derrocar al gobierno de Salvador Allende venían de mucho antes de las amenazas y protestas contra el funcionamiento de este. Así como, también, el bombardeo a La Moneda, desapariciones y crímenes no partieron en el momento de la detención y posterior tortura, sino que se gestaron desde oficinas y reuniones secretas.

Ya sabemos quiénes son los que torturaron, dispararon y mataron. Recibían órdenes de intelectuales que se preocuparon de planificar y de ocultar cada uno de los horrores cometidos. Políticos, empresarios, simples ciudadanos, profesionales y religiosos que apoyaron las acciones que comandaba el dictador Augusto Pinochet.

Velaron por sus intereses y en silencio aplaudieron las decisiones del autoproclamado Presidente de Chile. Algunos de ellos, llenos de orgullo, le rindieron tributo en Chacarillas y lucharon por el SÍ en el plebiscito de 1988. Los mismos que el pasado 11 de septiembre Sebastián Piñera, calificó como “cómplices pasivos” de la dictadura cívico-militar.

 

Los instigadores del Golpe

En septiembre pasado, se abrió –por el magistrado Mario Carroza– la causa que busca indagar sobre la gestación del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. En ella, aparecen figuras devotas a la imagen de Pinochet, como el dueño del diario El Mercurio, Agustín Edwards, y el sacerdote Raúl Hasbún.

En respuesta a una querella presentada por familiares de ejecutados políticos, las investigaciones establecerán eventuales delitos de civiles en los hechos previos y posteriores al derrocamiento de Allende; si hubo delito de alzamiento y sublevación de personas entre civiles chilenos que coordinaron con Estados Unidos la operación en contra del gobierno de la Unidad Popular.

Fue el abogado Eduardo Contreras, quien presentó esta querella, en 2012, destacando el rol de organismos de Estado antes del golpe, y enfatizó en que estos delitos no pueden ser prescritos.

 

“Los antecedentes los conocen todos los chilenos: la Corte Suprema dirigida por Urrutia Manzano es uno de los autores del Golpe, porque hizo declaraciones previas. Yo era diputado: la Cámara y su famoso acuerdo de agosto del 71 es un acto golpista. Ni la Corte Suprema ni la Cámara de Diputados tenían facultades para acusar de inconstitucional el gobierno del Presidente Allende, además de que era falso. Por lo tanto, son actos sediciosos, actos subversivos, y el alzamiento armado contra un gobierno constitucional es de lesa humanidad; por lo tanto, imprescriptible”, afirmó Contreras quien ha destacado por su defensa de los derechos humanos.

“En Derecho Penal, un delito tiene un desarrollo. El hecho penal comenzó cuando se gestó la planificación del Golpe y de quienes lo apoyaron y alentaron, para llevar necesariamente la representación del resultado: muertes, torturas. Por lo mismo, ellos aparecían como instigadores del atentado”, explicó a Cambio21 el ex abogado de la Vicaría de la Solidaridad Luis Toro.

Además, agregó que “En materia estricta penal, lo que se está investigando es que el juez determine si el señor Raúl Hasbún estuvo de acuerdo en que se rompiera la constitucionalidad chilena, porque ahí se gestaría la violación a los derechos humanos. Pero, estoy seguro de que, si apoyó la representación de este Golpe, es culpable”.

“No me cabe duda que el diario El Mercurio jugó un papel importante en todo este procedimiento, personificado en Edwards; además, por sus nexos internacionales no desmentidos con la CIA y la desclasificación –a su vez– de los eventos; por lo mismo, está establecida su participación directa. Los cómplices y responsables políticos de las violaciones son todos aquellos civiles que participaron en la Dictadura, en conocimiento de los horrores que se cometían”, concluyó Toro.

 

La túnica de la Dictadura

El sacerdote Raúl Hasbún nunca guardó silencio sobre sus preferencias políticas. No le gustaba el gobierno de Salvador Allende y, por el contrario, se mostraba cercano al Ejército, situado a la sombra de Pinochet. Hoy, está bajo interrogatorio por su participación cívica en la instauración de la Dictadura.

Además, cabe recordar que –pocos meses antes del bombardeo a La Moneda– fue acusado de cómplice en el asesinato del obrero Jorge Tomás Henríquez G., que murió en marzo de ese mismo año y que pese a no tener posiciones políticas, ejercía una misión: proteger el equipo con el que el gobierno de Salvador Allende interfería la transmisión de Canal 13, que por esos años tenía a Hasbún de director de la Corporación de Televisión de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

En Cambio21, conversamos con el fundador del movimiento Patria y Libertad, Roberto Thieme, protagonista de muchos de los eventos acaecidos esos año, para conocer su visión desde otra óptica.

¿Cuál es la imagen del sacerdote Raúl Hasbún?

La Iglesia Católica siempre ha sido un poder fáctico de Chile y estado interventor. Juega todas las líneas políticas, de todos los sectores, y Hasbún es la cuña que ha tenido hasta hoy día a favor de la Dictadura y toda la defensa del régimen militar. Y todavía él sigue vigente públicamente hablando a los chilenos; entonces, aún pesa en la formación de opinión en Chile.

¿Usted lo conoció y compartió con él?

Lo vi en las misas militares, cuando yo estaba casado con Lucía Pinochet y vivíamos en Miami. Veníamos a pasar fiestas o algún acontecimiento; por ejemplo, de Fiestas Patrias y él estaba ahí. Tiene un vínculo con el Ejército de Chile muy grande y profundo, hasta hoy.

 

Él tiene una causa, que fue sobreseída…

En la época de Allende, en el famoso caso Concepción. Patria y Libertad manda –a solicitud del cura Hasbún– a un grupo técnico a desactivar la interferencia de la señal de Canal 13, en esa ciudad. Cuando el equipo técnico capta el problema, para tratar de hacer el operativo amordazan a un cuidador nocturno que había ahí y ese hombre muere, porque tenía una enfermedad cardiaca y tras eso se produce la muerte accidental.

 

¿Usted cree que el cura Hasbún tiene información sobre detenidos desaparecidos y lo que ocurrió el 11 de septiembre?

Yo soy un extra sistémico, apolítico y no le llevo el juego de la hipocresía de todos los sectores políticos que siguen salvando al Ejército de todas las atrocidades que se cometieron y le cargan la cuenta a subalternos como Contreras y todos esos mandos medios de la época. Todos los altos generales de la época, dirigentes hasta hoy día, hasta este nuevo comandante en Jefe del Ejército, el señor Oviedo, son todos cómplices de la Dictadura y son todos amigos del señor Hasbún. Y la rama derechista de la Iglesia Católica; o sea, no podemos irnos a Hasbún como un caso particular, él pertenece a una institución poderosísima, que interviene los asuntos internos de Chile, descaradamente, con Ezati a la cabeza.

Entonces, ¿lo calificaría como cómplice de los crímenes de la Dictadura?

Por supuesto: no sólo es pasivo sino que, también, activo. Él sigue hasta ahora opinando de política y sociedad e influyendo en la opinión pública. Y, por supuesto, en el Ejército; o sea, vamos a ver qué misas hace con los militares chilenos vendidos a Estados Unidos. Cuando se les muere alguien, invitan a Hasbún, porque ya no pueden invitar a O’Reilly por lo que ya sabemos; pero, la Iglesia tiene una Derecha muy fuerte en Chile, no sólo por los Opus Dei y los Legionarios. Estoy hablando de la iglesia institucional, dirigida por Ezzati.

¿Cree usted que, tras esta querella, revelará información?

No, bajo ningún motivo: él es leal al Ejército y a la rama derechista que dirige el señor Ezzati.

 

A su juicio, ¿quiénes deberían estar, también, sentados bajo interrogatorio?

Para empezar, a todos los generales y almirantes retirados, hoy día con pensiones millonarias, que constituyeron la Junta de Gobierno militar y las comisiones legislativas. Porque recordemos que la Dictadura tuvo pseudo legalistas con el poder legislativo y de esa junta todavía existe gente –como mencioné–, que sabe todo lo que pasó y que son responsables políticos y directos de toda la revolución militar, partiendo por el ex general Matthei.

 

¿Ezzati debiera ser, también, uno de ellos?

Yo soy un libre pensador y soy ateo. Más allá de respetar las ideas, creo que la Iglesia Católica en Chile es un poder que interviene en todas las áreas del Estado, en todos los gobiernos, y Ezzati es un peón del sistema.

¿Cómo se explica que su figura siga representando a la Iglesia Católica?

Qué le parece a usted que los otros que han sido autores de violaciones a menores y partícipes de la pedofilia, por esta aberración del celibato, han sido todos protegidos por la misma Iglesia. Veamos si hay alguno expulsado o alguno que esté enjuiciado; los siguen defendiendo, como a Karadima; se defienden entre ellos. Así que no esperen nada de Hasbún, lo va a proteger el sistema y el poder judicial, que está compuesto por el ala masónica –por un lado– y la católica –por el otro–; lo van a blanquear y saldrá sin pena ni gloria.

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