Diciembre 4, 2024

Huelga del supermercado Montserrat: desempleados contra el sistema empresarial y sus prácticas antisindicales

Ya son varias las luchas sociales que han visto la ribera del Mapocho como el hogar forzado de su resistencia. La primera vez fue en el 2009 cuando un grupo de deudores habitacionales de Andha Chile en un acto de osadía permanecieron 45 días bajo el puente Pío Nono.

 

 

Dos años más tarde, los estudiantes de la ACES buscaron ampliar la cobertura de los medios de comunicación y radicalizar las protestas bajando al río. De la misma manera, los trabajadores de Correos de Chile realizaron su campamento este año en el mismo lugar.

 

Bajo el puente y con un sol que hace que los olores provenientes del Mapocho y todas sus infecciones y garrapatas escapen del calor que se multiplica en el cemento de Santiago. 40 días pasaron los trabajadores de la cadena de supermercados Montserrat acampando. Sin embargo, debido a las malas condiciones y las altas temperaturas del verano entrante, los trabajadores decidieron volver a sus casas.

 

Aún así la lucha no se detiene y éstos se mantienen en huelga tras los injustos despidos que sufrieron. Los 550 trabajadores, de estos 171 despedidos por adherirse a la huelga, denuncian un sistema empresarial explotador, exigen un aumento de 30 mil pesos mensuales en su suelto base y una mejora en el trato.

 

Su demandas datan del 2009 y cuatro años después, la cadena de supermercados se ha caracterizado por prácticas anti-sindicales, bajos salarios y problemas sanitarios al interior de los locales.

 

 

Montserrat actualmente posee 35 supermercados a lo largo de la región Metropolitana y la Quinta región con una facturación global que supera los US$250 millones. Sin embargo, posee uno de los sueldos más bajos en la oferta de supermercados: un part time de 30 horas gana menos que uno de 20 en el Jumbo.

 

La cadena Montserrat es propiedad en un 60% de la familia Bada mientras que el 40% restante pertenece desde el 2007 al Grupo Saieh (Juan Rendic y Alvaro Saieh), quiénes también son propietarios de UNIMARC. Andrés en gerencia general y Antonio como director, hijos de Ceferino Bada, manejan la compañía. Saieh-Rendic alcanzan el 13,7% del mercado nacional en ventas, cifra que incluye Supermercados Montserrat, donde la sociedad posee el 40% de la propiedad.

 

En este momento, bajo la dirigencia de Vicky Bravo y la ayuda de la abogada Carol Roa Aroca, han reitengrado a casi la mitad de los trabajadores. Su última victoria consiste en la reintegración de 32 trabajadores, parte de la mesa 3, este 25 de noviembre con todos los meses pagados.

 

Sin embargo, uno de los trabajadores de Montserrat, quién fue despedido por adherir a la huelga, señala que la empresa a decidido recontratarlos con un colador. “A los trabajadores más pesaditos no nos quieren reintegrar” explica.

 

A pesar de los avances, muchos de los trabajadores siguen sin respuesta y han debido acercarse a la Inspección del Trabajo en busca de una respuesta satisfactoria a su situación. Algunos de ellos han decidido no volver a reintegrarse pero demandan un finiquito correspondiente a sus años de trabajo en la empresa. Muchos de ellos llevan dos o tres décadas trabajando en Montserrat y de un día a otro fueron despedidos con una cláusula que acusa “abandono de trabajo” y, por tanto, despedidos con costo cero.

 

El pasado viernes los trabajadores se reunieron en los alrededores de lo que fue su hogar forzado de lucha, a los costados del río Mapocho. Algunos de ellos al llegar comentaban cómo debieron juntar las monedas para tomar transporte público para llegar hasta el lugar. Luego de tres meses sin recibir sueldo, no pueden mantener a sus familias.

 

Paulo Nieto, tal como muchos de estos trabajadores, mantenía a su familia con esfuerzo a pesar del bajo sueldo que recibía en el supermercado. Hoy se encuentra endeudado por 400 mil pesos por el arriendo de su casa que no alcanza a superar los doscientos mil pesos mensuales.

 

Con 20 años de servicio comenzó a trabajar en esta cadena de paso y ha durado hasta que lo despidieron. Con una hija recién egresada y otra aún en la universidad, está manteniendo su hogar con el escaso sueldo de su esposa.

 

Algunos días, los trabajadores que aún se mantienen en huelga se organizan para ir al puente Pío Nono para pedir monedas a los transeúntes. Todo lo que es aportado sirve para almorzar, viajar o ayudar un poco en las casas. Si bien ya no los vemos bajo el puente, en sus orillas aún se pueden ver los carteles que agradecen la ayuda de muchos y exigen respuestas a su situación.

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