Por primera vez en 33 años, las editoriales independientes chilenas tendrán 100 metros cuadrados en medio de la Feria Internacional del Libro de Santiago. Son más de 40 pequeñas editoriales las que tienen sobre los mesones centenares de libros de escritores chilenos que pocas veces ocupan las vitrinas de las librerías.
Los grandes puestos de las editoriales transnacionales se diferencian en tamaño y relación. Estas apretadas entre sí, invitan de forma más informal a los niños, jóvenes y adultos a acercarse a conversar con los propios editores y autores sobre los libros.
Aunque el sol brilla como cada primavera en esta ciudad de cemento, los asistentes de este evento pagan sus entradas para sumergirse en los helados pasillos iluminados por voces, ojos atentos y manos que íntimamente tocan los libros para que los ojos lean las palabras de la tapa trasera.
Hace más de una década que Editores de Chile, la asociación gremial de editores independientes, universitarios y autónomos, han venido haciendo esfuerzos por recuperar la valoración simbólica del libro en nuestra sociedad mediante la creación y multiplicación de este tipo de espacios.
Entre el ir y venir del público, los libros de distintas editoriales independientes se entremezclan. Sus fotografías y colores llaman a hojearlos y así lo hace el público. Sebastián Muñoz, parte de la editorial emergente Chancacazo Publicaciones, comenta la importancia de estos espacios que permiten acercar estos libros a la gente que busca nuevas formas de lectura, tramas narrativas y espacios donde echar a volar la imaginación.
La barrera económica
Sin embargo, existe una barrera económica en FILSA tanto para el público como para las editoriales más pequeñas. En primer lugar, la entrada al evento es cobrada y los stands al interior llegan a alcanzar los dos millones de pesos.
A pesar de que este existe una intención de entregar la posibilidad de participar a las editoriales independientes. El pabellón de editoriales se encuentra al final de la carpa; en el centro, las multinacionales. “La segregación socioeconómica es la peor. Es una falsa democracia. ‘Todos pueden participar si es que pueden pagar’. Eso es una democracia neoliberal” señala Pablo Slachevsky, director de LOM.
La venta acá no importa tanto. Lo que importa es poder acercar los libros a la gente. Las editoriales independientes tienen una propuesta no sólo editorial, sino cultural. Donde los editores publican lo que quieren leer y creen que es necesario que el resto lea.
La edición independiente actualmente ocupa un lugar fundamental dentro del quehacer literario nacional. Este año, la oferta estará reunida en un pabellón específico dentro de la Feria Internacional del Libro de Santiago, la mayor exposición de libros y editoriales que se realiza en el país, lo que permitirá proyectar hacia un público más amplio el trabajo de estas editoriales chilenas.Internacional del Libro de Santiago, la mayor exposición de libros y editoriales que se realiza en el país, lo que permitirá proyectar hacia un público más amplio el trabajo de estas editoriales chilenas.
Con una invitación a sumergirse entre estos libros, estos proyectos, a conversar no sólo con las páginas escritas por autores chilenos sino con los editores, los asistentes y con los miles de personajes e historias presentes en el papel. ¡Lo mejor está el final en el pabellón de editoriales independientes!