Diciembre 5, 2024

Parisi, MEO y el PPD

¿Que tienen en común Franco Parisi, Marco Enríquez Ominami y el Partido por la Democracia? Los tres nacen desde el despecho político y no desde una idea política. Si bien los tres provienen de tradiciones políticas claras ( MEO y PPD = oposición a Pinochet / Parisi = Derecha) su leit motiv surge desde la pataleta y no desde una visión política. Tanto Parisi, MEO y el PPD  han escrito su ideología en eslóganes y no desde su posicionamiento en el mundo.

El PPD surge como un partido instrumental fundado por Ricardo Lagos Escobar y Jorge Schaulsohn. Un partido que se sumaba en los 80 a la lucha contra Pinochet pero apartados de la tradición socialista y social cristiana de la DC y el PS. El PPD aspiraba a derrocar la dictadura para luego construir desde su mirada liberal y pro derechos de cuarta generación. Si bien el PPD se autodefinía de izquierda, su posición en el mundo era desde la visión de un liberalismo emancipador gracias a instancias como el mercado y las libertades individuales.

 

Quizás por lo mismo es que militantes insignes del PPD como Schaulsohn, Daniel Fernández, Fernando Flores, JJ Brunner o Sergio Bitar no tuvieron remordimiento alguno cuando aplicaron políticas neoliberales desde sus pegas en el Estado o en el sector privado. No tenían que rendir explicación ideológica alguna, pues su hospedaje ideológico se construyó desde difusas instancias liberales como el mercado y la libre competencia.

 

El caso de MEO es digno de ser psicoanalizado. Su origen natural es el MIR y su génesis político la concertación. Uno le dio el apellido y el otro el soplido de vida política. Marco Enríquez Ominami fue hijo predilecto de la concertación durante mucho tiempo.  Desde niño se sentó a la mesa de los barones del arcoíris; esos que construyeron el llamado “neoliberalismo con rostro humano”. Sin embargo aquellos barones, en especial los del laguismo, no le dieron la atención ni el cariño suficiente a Marco.        

Lo anterior bastó para que “marquito” decidiera tirar el mantel y formar su propia fuerza política. Lo hizo desde el despecho hacia el PS. Desde ese despecho de pololo herido es que se animó a construir su propia máscara de hierro llamada PRO. Un proyecto político en el que caben todos quienes juren odio parido a la concertación y asuman a MEO como un príncipe vanguardista. Allí alcanzan muchos, desde Patricio Navia a Pascal Allende. Su posición en la vida: el despecho.

Y llegamos a Franco Parisi, un economista de derecha que aprovechando los cuestionamientos de fondo que el año 2011 Chile comenzaba a dar al modelo, se instalaba desde la TV con un discurso práctico respecto a como los consumidores podían doblegar a empresarios y sector financiero. El discurso de Parisi iba dirigido al sentido común generado por el neoliberalismo. Ese que aspira a perfeccionar el modelo desde un discurso apolítico, simplón y victima de los “ apitutados de siempre”, o sea, los partidos políticos con tradición. El mismo discurso con el que Piñera ganó el 2010.

 

El proyecto de Parisi parece superar al propio Parisi. Su crecimiento en las encuestas llega después de la carnicería que protagonizaran la UDI y RN respecto a sus candidaturas presidenciales ( Golborne, Allamand, Longueira, Matthei). Es como si alguno de los heridos en la batalla presidencial de la alianza, hubiese puesto sus millonarias fichas en la candidatura de Franco.

 

El proyecto político de Parisi es un verdadero pastiche. Va desde asamblea constituyente a educación gratuita. Un programa que surge desde el olfato que su diverso equipo (desde Hortvard a Pato Mery) puso en las demandas del nuevo Chile, ese país con ansias de socialismo- aspiracional- apolítico (El país donde hasta los hijos de Bakunin terminaron pidiendo más Estado)

 

 La posición en la vida de Parisi, al igual que la de su mentor Piñera, es la de hacer de la política, un vertiginoso deporte. Un deporte que debe pasear por diversas ideas políticas, siempre y cuando se logre el resultado final (el deportista político nunca tiene claro el  que resultado quiere)

 

Los tres casos mencionados han hecho de la política un instrumento para lograr sus caprichos o saciar sus despechos. Ninguno de ellos se ha dado origen desde las fundamentales preguntas ¿Desde donde nos posicionamos en esta existencia? ¿Desde el orden natural que sostiene el statu quo ( derecha)? ¿Desde  el reordenamiento chúcaro hacia lo establecido ( izquierda)?

 

   Ya lo dijo certeramente un viejo despechado concertacionista “Un partido político es, en general, un proyecto político. Y donde no hay proyecto, no hay partido, o no tiene importancia ese partido”.

 

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