Diciembre 13, 2024

El cerco internacional a Argentina

Lo que se informa sobre Argentina por conducto de la prensa internacional no logra explicar cómo los gobiernos de los Kirchner han logrado elegirse, relegirse y siguen siendo el partido más fuerte en el país. Como pasa con los gobiernos progresistas de América Latina, son demonizados por los grandes conglomerados de medios internacionales, ayudados por intelectuales y periodistas de nuestros propios países, que se anidan en los espacios que les regalan para hablar mal de nosotros.

 

Nada que ver con los tratamientos que esos mismos conglomerados mediáticos dieron a la feroz dictadura militar argentina y a los gobiernos fracasados de Raúl Alfonsín y de Carlos Menem, que dejaron el país destruido para los Kirchner. Ningún reconocimiento han pronunciado sobre la larga reconstrucción de la economía y la sociedad deshechas que heredaron de sus alabados antecesores.

 

Primero, silencio, incredulidad sobre la recuperación del país. Después, campaña contra la renegociación de los papeles de la deuda argentina, reproducción de los ataques de los medios opositores y, finalmente, guerra total, cerco, difamación del gobierno de Cristina Fernández y de Argentina.

 

La renegociación de la deuda fue un éxito; de ahí la ofensiva, apoyada en los 8 por ciento que no han aceptado renegociar, para buscar algún tipo de castigo a Argentina, para intentar demostrar a otros países –Grecia, por ejemplo– que esa postura soberana tiene precio. Hay un cerco internacional a los créditos de parte de la banca internacional, que se suma al cerco mediático.

 

Este último es el que apalanca las otras formas de cerco. Difunde la idea de un país desgobernado, sin dirección política, cerca del fin de ciclo que las derechas latinoamericanas propagan todo el tiempo. Hacen de sus deseos realidad, agregando todas las formas de oposición, de derecha y de ultraizquierda, para sustituir su falta de plataforma y de liderazgos alternativas.

 

Constituye un cerco cobarde, porque busca no dejar espacios para análisis alternativos, para la comparación entre lo que era el país antes de los gobiernos de los Kirchner y en lo que se ha transformado en esa década. El historiador británico Eric Hobsbawn considera que el paso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas a Rusia y la explosión de la política de paridad en Argentina han propiciado los dos más grandes retrocesos históricos del mundo en las ultimas décadas.

 

Un país que ha perdido su autosuficiencia energética con la privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), promovido en pocos días por el gobierno Menem. Un país que había renunciado a tener políticas fiscales con la política de paridad entre el dólar y el peso. Un país que sufrió el terror de la dictadura militar, la más grande cantidad de víctimas de muertos y desaparecidos que hemos tenido, que tuvo los efectos sumamente negativos de la explosión de la bomba de la paridad.

 

Pero a los buitres –financieros, políticos y mediáticos– les interesaba lo que hacía la dictadura y no la resistencia del pueblo argentino. Les interesaba el perdón a los militares y no la investigación de sus crímenes. Les interesaba el modelo de paridad de Menem y no las luchas del pueblo en contra de sus efectos dañinos. No les interesa la reconstrucción del país, el retorno del crecimiento económico, la disminución de la desigualdad y de la miseria. Les interesaba la política de relaciones carnales con Estados Unidos y no la política soberana y de dignidad nacional.

 

No les interesa lo que piense el pueblo argentino y los pueblos de los países hermanos. Les importa lo que piense la banca internacional y las potencias imperialistas. Por eso tienden un cerco cobarde a Argentina y al gobierno de Cristina Fernández. Un cerco que afecta a todos los que conocen lo que realmente ha pasado en el país en esta década: luchar con todas sus fuerzas para aclarar, para informar, para rebatir.

 

Romper el cerco financiero, político y mediático que tienden los mismos que han estado con la dictadura militar, con los gobiernos que han pactado con el Fondo Monetario Internacional y han fracasado, con el modelo neoliberal que los gobiernos de los Kirchner luchan para superar definitivamente.

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