Febrero 10, 2025

Crónicas de un votante (parte I): Es que yo quiero tanto a la Evelyn…

Evelyn está convencida de algo: que todo el mundo la quiere. Asimismo cree otra cosa: que será presidenta del país más lindo del mundo. Así nada más. Y así nada más lo repite día a día y de cara al espejo que no devuelve ese rostro claro y aterciopelado que ostensivamente los del equipo de asesoramiento licúan en Photoshop, sino un lamentable estropajo de arrugas. “Espejito, espejito, ¿Quién es la mujer más bella del reino? Y el espejito responde: Michelle”. Lástima. Una calvicie incipiente amenaza a la candidata por el PUEBLO, Evelyn. No obstante Evelyn, la dama de cobre, tiene un compromiso político: ella se tiñe la pelusilla negra que le aparece en la frente, en los mofletes, debajito de la nariz, por ahí por el mentón. Fin.

 

Las alemanas son re peludas. Entonces, gracias al agua oxigenada, cuando le hagan la foto el sol centellará en ese lugar donde los pelos son níveos, provocando una impresión más perfecta que la cara lampiña de Michelle…

 

quien corre por el campo dando saltitos; no quiere estropear las dalias y los yuyos con sus zapatillas de gamuza, porque ¿saben? ella también se moviliza contra la privatización de la semilla, aunque no entienda nada de nada. De pronto se ve a Michelle en un convulsivo intento por soplar un diente de león: una imagen que no requiere palabras pues habla por sí misma. Michelle es a las flores y al campo lo que las cacas de Lo Curro al río Mapocho. Evelyn se retuerce de envidia, entre otras cosas también porque ella es más del pueblo, más de la grosería, más del huevón y sobre todo más del ándate a la chucha, más de los trabajadores cuyas pensiones ha prometido elevar en el 900%, total, jamás saldrá ganadora de nada. Así opinan los asesores que la ahogan con tanto polvo de arroz marca Preface. Mejor que prometa grandes cosas, de ese modo se irá con la cabeza bien alta mientras la enemiga en estos precisos instantes cruza de un brinco el cristalino arroyo, si al fin y al cabo ya está por arriba en las encuestas, qué más da. Michelle ahora realiza una pirueta en el terreno de su casita en Caburgua y el porcentaje de aprobación sube en el 40 mil por ciento. A continuación Michelle se lleva el crucigrama (que a veces incluso entiende) al baño con pozo negro y la aprobación se triplica, qué va, se quintuplica. Evelyn entonces sufre espasmos…

 

Es increíble cuánto se puede llegar a amar a una mujer del género masculino, piensa una asexuada pobladora. Ella ha viajado desde Melipilla a Santiago con el único fin de conocer a su candidata en vivo y en directo. Evelyn es tan simpática –en la tele– escupiendo las mismas groserías que se le dicen a un niño travieso cuando juega en el computador mientras repite por segunda vez de curso. AHÍ ESTÁ, AHÍ ESTÁ mi Evelyn, colgando de su trajecito de lanilla escocesa en tonos pasteles, bañada en Trésor, la fragancia predilecta de Mary Rose Mac-Gill. Evelyn habla de los derechos, de los 20 años en los que la Concertación no hizo nada en lo absoluto, de los años oscuros, siniestros, de sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos, de persecución y tortura que se vivieron en los 20 años en los que la Concertación no hizo nada de nada de nada en lo absolutamente absoluto. Todo esto mientras Michelle ahora corre pradera abajo, cual Laura Ingalls, buscando hongos silvestres para cocinar un delicioso budín. Mariposas y Golondrinas revolotean a su alrededor, de vez en cuando una tierna abejita. Próximamente Michelle apaleará el albaricoque para rellenar unos frascos de mermelada caliente y así deleitar a las familias que asisten a sus cenas de recaudación de fondos. Muy dulce y hogareña, así es ella. Oh, y también ha comprado unos buenos rollos de popelina para fabricar, entre otras cosas, los feos y coloristas vestidos que la ayudan a lucir como directora de la Liturgia, Coordinadora de la Catequesis (¡para los papitos!) y a la vez amiga íntima del empresariado. Evelyn jamás podrá ser nada de eso pues es una materialista incapaz de quebrarse ante el ruego de un niño pequeño que exige dipironas para calmar sus dolores. Evelyn jamás podrá ser nada de eso pues es una materialista incapaz de quebrarse ante el lloriqueo de una pobladora de Melipilla que no entiende nada de lo que dice Evelyn pero que luego del mitin sabe muy bien lo que quiere en la vida: votar por Evelyn. Da igual lo que diga o haga Evelyn, ella será mi presidenta.

 

Evelyn comprende muy bien lo que nosotras las mujeres queremos, es decir, las mujeres emprendedoras que con mucho emprendimiento vamos al banco y nos sacamos el crédito de consumo para agrandar el negocio, cosa que Bachelet no entiende porque ella jamás ha tenido negocio ni emprendimiento, contrario a Evelyn, que jamás ha tenido negocio ni emprendimiento. Evelyn, contrario a Michelle, nos entiende a nosotras las mujeres porque promueve la autonomía de la pequeñísima y minúscula empresa (pyme), y deja muy en claro que si una, o sea, una como DUEÑA, quiere sentirse realmente como eso, es decir, DUEÑA, es decir, una no va a votar por gente como Bachelet. Mucho menos por Marcel Claude que parece hecho de materiales innobles como el estaño, con esos trajes que no son de marcas trascendentales como los que aparecen en la revista del domingo, sino de marcas de las de lucir en la reunión de apoderados, aunque yo soy madre pero con emprendimiento. Así soy yo.

 

Imposible que pueda votar por alguien que no sea Evelyn principalmente porque votar por ella reafirma mi pertenencia al empresariado. Quizá vote por Parisi, que está más rico, uy, sí, super lindo Parisi, con esas piernas, con cara de jefe y dueño de una tienda fina, donde se venden zapatos de suela, corbatas, perfumes, sí, y además cardiganes, gabanes y colleras que yo veo en tiendas de lujo como Bellota y donde la cual yo voy y le compro para el día del papá a mi marido que antes era carabinero pero que ahora tiene un taxi Toyota que yo lo compré con mi emprendimiento de mi negocio de paños de macramé pero que él es dueño del auto y yo no lo puedo ni adornar con mis pañitos de macramé. Pero los domingos nos vamos de paseo y yo me siento adelante y los niños atrás, y a veces puedo colocar mis cidís de Camilo Sesto o Rafael, pero eso sí, el Rafael de antes, ese que tenía bonita voz, cantaba como los dioses…

 

Y con ese emprendimiento, es imposible que yo pueda darle el voto a alguien que no sea Evelyn porque ella es rubia y lo cual yo solo le puedo dar el voto a Evelyn porque soy de derecha y viva el golpe y cuando es el 18 yo hago empanadas y todos comemos empanadas y mi marido se toma unos vinos de más y a veces se va a las ramadas y se pierde dos días y yo me quedo sola en el negocio que ahora también ofrezco figuras de la virgencita del Carmen en yeso, y me ha ido muy bien con eso porque lo pude comprar con el crédito Semilla. Viva Pinochet. Y después llega mi marido con los pantalones tiesos y se encierra y quiere una sopita de pollo para la mona, y yo digo que pollo no hay entonces él me pega pero después vemos juntos la parada militar y yo tengo guardadas unas empanaditas que sobraron del almuerzo y comemos empanadas mientras mi marido brama y me echa aliento a cerveza y mentitas. Soy feliz sin límites.

 

Y por eso yo votaré por la Evelyn, porque ella aparece muy bonita en esos lienzos, no como Michelle ni mucho menos como Claude. Y por eso yo votaré por la Evelyn, porque ella toca el órgano que estudió en el Londres dicen y lo cual ella puede participar como invitada en la banda del culto en el templo. Y por eso yo votaré por la Evelyn, porque es rubia y quiere a las emprendedoras; esa tal Roxana es bien ordinaria, parece empleada doméstica, yo jamás podría darle el voto porque es una resentida que en vez de trabajar se lo pasa hablando lo cual mi marido a veces me pega. Y por eso yo votaré por la Evelyn, porque está ahí prometiendo y todos gritan y a pesar de que es la tercera candidata ella sí es la candidata. Y por eso votaré por la Evelyn, porque ella está en contra del resentimiento y quizá vote por Parisi y después por la Evelyn, eso si mi marido me da permiso, pero seguro que sí porque él es super bueno y también le gusta un montón la Evelyn. Es que yo quiero tanto a la Evelyn…”

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