Ayer se cumplió un aniversario más del “triunfo del No”. Por cierto ese momento fue uno de los más gratificantes para el pueblo de Chile, que celebró espontáneamente. Se iniciaba otra etapa del país…al menos eso creyeron millones de compatriotas. En estas horas, diversos personeros de la Concertación, entre ellos Patricia Politzer y Mariana Aylwin han escrito que ” esa fecha es uno de los días más felices de sus vidas”. Claro, no se puede comparar la barbarie de Pinochet con sus hordas de criminales, con un país que nos permite estar relativamente tranquilos escribiendo estas palabras… recuérdese que sólo una postal, una foto de algún revolucionario, un artista o libro, podía significar, no sólo la detención, sino que también la muerte. No se pueden olvidar 17 años de atropellos, ni Estado de Emergencia que prohibía la reunión de cualquier tipo. Había que tener “salvoconducto” para cualquier fiesta o reunión. Los opositores eran inmediatamente liquidados… Sin embargo, el triunfo del NO también trajo consigo un período, sin duda, vergonzoso en la historia de Chile, pues “la Democracia de los acuerdos”, “la Justicia en la medida de lo posible”, la salida pactada con el poder militar ya derrotado en las urnas significó la consolidación del mismo sistema económico, político y cultural de la Dictadura.
Se olvidó completamente la promesa de cambio expresada en el Programa de Patricio Aylwin. Y se acrecentó aún más la expoliación de los recursos naturales de los chilenos.
La democracia no reconoció la lucha de los jóvenes ochenteros, ni el sacrificio de cientos de compatriotas que lucharon desde el mismo día del Golpe cívico-militar. En efecto, uno de sus grandes luchadores cae en combate desigual el 5 de octubre de 1974. Miguel es un héroe olvidado por la Transición, que planificadamente, hizo lo imposible por borrar todo vestigio del pasado reciente, cerrando por la vía del nulo financiamiento de avisaje estatal uno a uno los medios antidictatoriales y nacidos al inicio de la Transición; al tiempo que jugosos montos públicos eran destinados a publicitar en El Mercurio.
El Clarín fue burdamente impedido de aparecer en un intrincado juicio extremadamente largo y oneroso para el Estado de Chile, que hace meses falló a favor de Víctor Pey, su legítimo dueño. El empeño de la Concertación y la derecha, por liquidar el popular periódico, demuestra el terror Concertacionista a una mirada diferente de país.
No hay duda que la lucha silenciada de los demócratas, de sectores antineoliberales y extraparlamentarios, que denunciaban los abusos y la desigualdad espantosa, desde Laura Rodríguez hasta Gladys Marín; desembocó en las grandes movilizaciones estudiantiles de 2006 y 2011 que vinieron a romper el mito de una de las transiciones más exitosas de la historia (incluso de la Humanidad) como era llamada por los ahora atónitos Concertacionistas y Aliancistas.
Miles en la calle!!! quien lo hubiese imaginado “son sectores descontentos producto del bienestar del país y el aumento del PIB” se apresuró a decir Ricardo Lagos E. Los niños escolares y jóvenes Universitarios demostraron las fracturas del sistema, en una suerte de “corrida de velo” que significó no sólo el cuestionamiento del estado de la Educación, sino que las demandas se dirigieron a la base del sistema: La Constitución del 80-95.
Con una participación bajísima en las elecciones a alcaldes, y el cambio del padrón electoral, el escenario se hizo aún más complejo, para una repudiada clase política.
El oportunismo de la Concertación y su desesperada batalla para recuperar el poder ha tenido como solución la “traída salvadora” de Michelle Bachelet, una presidenta que, bajo las órdenes de ministros amantes de Washington, aplicó la política de zanahoria para el pueblo, al tiempo que muy bien tenía guardado su garrote; aplicado a mapuche, trabajadores, jóvenes y ponía cerrojo a cualquier modificación del famoso “y exitoso Modelo”.
A Piñera se le acabó el tiempo y ahí está la encantadora y popular Michelle para reflotar una desprestigiada coalición como la Concertación que marca un 85% de rechazo.
Ahora sí que sí, no será lo mismo y vamos “chiquillos” de inmediato a tomar las banderas de las exigencias de los movimientos sociales “por que Chile cambió”, a poco andar la ahora “Nueva Mayoría” con el apoyo inexplicable del PC se debate en contradicciones propias de tener en su seno a expertos funcionarios Neoliberales, políticos de baja aprobación (ahora un poco ocultos) y un ala “progresista” (eje PPD, IC, MAS y PC).
Así, se presentan con cambios a la otrora “sólida Democracia”, un ardid más que quedará demostrado en la votación parlamentaria, donde vía binominal, no podrán tener los quorum para reformas que la ciudadanía exige.
La excusa recurrente de un posible sexto Gobierno Neoliberal, será que “la derecha no quiere avanzar”, ya conocida.
Al mismo tiempo, aparece Marcel Claude, que con UNA IDEA CLARISIMA DE CAMBIO, es ninguneado por los medios del sistema, y víctima de una campaña de desprestigio gigantesca e implacable, toda vez que su candidatura, autogestionada y financiada desde la base, capta votantes conscientes que hacen suya la necesidad de REFUNDAR EL PAÍS.
La historia, según Allende, realizada por los Pueblos, hoy está sumamente dinámica; quizás se muestre en el futuro inmediato proclive a caminos mucho más honestos y transparentes, que signifiquen un homenaje a miles de activistas por la Libertad, y a gentes como el Presidente Mártir y Miguel, que efectivamente, en el momento definitivo, un Septiembre y Octubre pasados, pensaron o expresaron con el “metal tranquilo de la voz” en un país mucho más digno para sus compatriotas.
Roberto Ibáñez
Adherente Candidatura Ciudadana de Marcel Claude