Diciembre 1, 2024

Jorge Zepeda Patterson: “Mi obsesión es decodificar e iluminar las zonas oscuras y opacas del poder”

México DF.- En entrevista con Clarín.cl Jorge Zepeda Patterson (1952), periodista y escritor mexicano, habla de su novela Los corruptores: “La ficción te da la posibilidad de trascender y avanzar la propia agenda periodística por otras vías, mi obsesión profesional ha sido decodificar e iluminar las zonas oscuras y opacas del poder, hay límites en el trabajo periodístico: sólo puedes publicar lo que es susceptible de documentar –periodísticamente hablando-, incluso si sabes que es verdadera tal noticia. La novela no tiene esa cortapisa, más que señalar a un nombre o un apellido, mi intención es –tal cual- arrojar luz sobre estos procesos ocultos a través de los cuales se toman las decisiones que afectan a la mayoría de nosotros”. El exdirector de El Universal de México admite: “El oficio periodístico te da la habilidad artesanal para escribir muy rápido, en última instancia esta novela resume 20 años de trabajo periodístico, sin ser una novela periodística”.

MC.- “Los corruptores” es la historia de 4 amigos desde distintos planos narrativos, pero el hilo conductor del “thriller” se ubica en el primer año del regreso del PRI al gobierno de México. ¿Cuándo comenzaste a escribir la novela?, ¿por qué contextualizaste a “Los corruptores” en tiempo real?

JZ.- El proceso de hechura de la novela fue en dos impulsos, en diciembre de 2011 avancé un tercio de la historia, y en diciembre del año pasado recomencé luego de un largo paréntesis, en marzo de este año terminé de escribirla. Es cierto que viene acumulada muchísima experiencia, sobre todo con la clase política, con los códigos en los que se mueven, con las conversaciones que sostienes comiendo con o entrevistando a, todo eso está vertido en la novela, el oficio periodístico te da la habilidad artesanal para escribir muy rápido, en última instancia esta novela resume 20 años de trabajo periodístico, sin ser una novela periodística.

 

MC.- Tampoco es una novela histórica, pero reconocemos teorías periodísticas sobre ciertas coberturas: la explosión en Guadalajara, o la corrupción del gobernador de Veracruz. ¿Recurriste a la ficción ante la frustración de no poder demostrar periodísticamente algunas historias?

JZ.- Tal cual, lo dices muy bien, en efecto la ficción te da la posibilidad de trascender y avanzar la propia agenda periodística por otras vías, mi obsesión profesional ha sido decodificar e iluminar las zonas oscuras y opacas del poder, hay límites en el trabajo periodístico: sólo puedes publicar lo que es susceptible de documentar –periodísticamente hablando-, incluso si sabes que es verdadera tal noticia. La novela no tiene esa cortapisa, más que señalar a un nombre o un apellido, mi intención es –tal cual- arrojar luz sobre estos procesos ocultos a través de los cuales se toman las decisiones que afectan a la mayoría de nosotros. Hay un personaje de mi novela que dice: “los temas fundamentales de este país se toman en los comedores políticos de Polanco y Las Lomas, muchas más veces que en las curules de los palacios legislativos”, la novela transpira eso, va mostrando casi cinematográficamente cómo se llegan a esas decisiones. Cuando “Jaime” se entrevista con el gobernador de Veracruz, a quien han captado en una enorme corrupción, para ayudarlo hacen una serie de nombramientos y estrategias, eso se parece mucho a la realidad, que trasciende a las apariencias que al final no puedes documentar periodísticamente.

 

MC.- ¿Cómo imaginas a los personajes?, lo pregunto por “Carlos Lemus”, quien tiene la elegancia de Carlos Fuentes…

JZ.- Es mi primera novela, no puedo hablar de un oficio consumado, me resultó más fácil imaginar a personajes que les podía colocar la apariencia de uno, algún rasgo de otro, ningún personaje es la trasportación textual, para la apariencia física recuperé cosas de los personajes que he ido coleccionando de la vida real, al final no eres novelista si no tienes una mínima habilidad para captar el detalle, supongo que aunque no escribía novelas tenía esa habilidad porque me resultó muy fácil, en la novela hay docenas de personajes y a todos trato de darles un color, o un gesto que permita identificarlos, para que el lector los pueda concebir, no sólo como clichés, sino como personas de carne y hueso que se pueden parecer a su vecino –porque se ríe de esa manera, o se rasca la cabeza de tal forma-, eso intenté.

 

MC.- Es tu primera novela, ¿cuál sería tu formación literaria?, ¿tomaste algún taller, o son horas de vuelo leyendo novelas?

JZ.- Buena pregunta, no me la habían hecho, yo no tengo ninguna formación académica –en términos literarios-, tampoco he asistido a un taller, toda la vida he sido un lector voraz, la primera autoexigencia que me hice al escribir la historia fue: haré una novela que a mí me gustaría leer. Cuando leí la trilogía de Larsson pensé que yo podía hacer una novela más verosímil para efectos del mundo periodístico, recordemos que Larsson hizo una historia interesante -ambientada en Suecia- a partir de las experiencias de la revista Millenniun, la manera en que él describe la vida periodística me pareció interesante, por un lado, pero la vida en Suecia es distinta, algunos aspectos me parecen no tan realistas. Por otro lado me gustó el estilo narrativo con la aproximación coral que hace George Martin en la serie Juego de tronos, que a través de muchos personajes al mismo tiempo se va desenvolviendo la historia. Pensé que quería hacer una novela compleja sobre el México de hoy, no me bastaba tomar una personalidad o el rol de una persona, sino tenía la necesidad de incorporar a varios personajes.

 

MC.- Dices que fue fácil escribir la novela, por la “habilidad artesanal del periodismo”, ¿en verdad fue fácil armar la estructura narrativa?

JZ.- La verdad se fue desenvolviendo sola, yo traía una noción –una especie de columna vertebral- sobre dónde podía comenzar y dónde podía terminar, pero todo lo demás: músculos, órganos y sangre se fueron organizando en el camino; dicen bien –ahora lo entiendo- que los personajes adquieren vida propia, en la medida de que construyes alguien, sientes que reaccionará de determinada manera, cada vez que metes en alguna circunstancia a tus personajes, dices: ¿cómo reaccionaría “Mario” ante esto?, es muy fácil explicártelo si ya lo construiste antes, cualquier otra reacción sería una traición al personaje, es decir, se opondría a lo que escribiste 20 páginas antes. Me divertía metiendo a “Los Azules” –los 4 amigos de la novela- en situaciones distintas, “Amelia” reaccionaba de una manera, “Tomás” de otra, “Mario” y “Jaime” ni se diga, ellos me iban dando la novela. “Luis”, el chico experto en temas digitales que comienza como personaje secundario, adquirió una importancia significativa por la fuerza de su personalidad de cierta manera se apodera del autor. Si los personajes no empiezan a bullir, o no te meten en problemas, entonces la novela no va a servir.

MC.- ¿No te preocupa ser encasillado como autor de “thrillers”, o escritor de narcoliteratura?, ¿piensas explorar otros géneros literarios?

JZ.- Tengo el mayor de los respeto por las dos profesiones, respeto mucho más la literatura que todavía no he ejercido cabalmente. Los corruptores no es una narconovela, la narcoliteratura es un género que me inspira respeto, se ha hecho un buen trabajo para entender los intrinques de la cultura del narcotráfico. El narco aparece en mi novela como aparece en la vida de todos los mexicanos, aunque nunca se te presente enfrente un fúsil AK-47, a todos los mexicanos nos afecta la preponderancia que adquirió el crimen organizado, de hecho ya no te animas a ir por una carretera secundaria –hace 10 años podías pasar el fin de semana en un pueblito, subías a tu automóvil con tu pareja sin un destino fijo-, hoy no puedes arriesgarte a conocer ciertas regiones de Michoacán, Guerrero, Chihuahua, Sinaloa, Tamaulipas, so pena de encontrarte un retén del narco y pasar la peor experiencia de tu vida; tampoco puedes salir a las 11 de la noche no importa la ciudad donde vivas; o de repente buscas tu restaurante favorito, en Playa de Carmen o Acapulco, y te encuentras que lo cerraron porque se cansaron de pagar las extorsiones del narco, es decir, la vida social de los mexicanos cambió.

 

Tengo el mayor respeto por la literatura de calidad y por los autores de culto, yo quiero hacer novelas efectivas, si me comparan con Luis Spota o Aguilar Camín me sentiré halagado, porque son autores que han tratado de abordar la realidad de la política mexicana desde la perspectiva de una novela eficaz. Si esta novela mía, y las que sigan, pueden ser catalogadas en el género Best seller, me sentiría halagado. Hay un personaje de mi novela que cuando es perseguido por sicarios dice: “carajo, debí haber leído más a Dan Brown, en lugar de Murakami o Paul Auster, para saber qué hacer cuando quieren asesinarme”. Se requiere de mucha habilidad y oficio para hacer una novela de 435 páginas y que el lector no te abandone al llegar a la página 20, obviamente hay buenos y malos thrillers, si puedo escribir buenos thrillers me sentiré absolutamente encantado, si en el proceso puedo mostrarle al lector una visión añadida, profunda y analítica de la realidad mexicana que no podemos transparentar en la prensa, me sentiré gratificado.

 

MC.- La próxima semana presentarás “Los corruptores” en España, también traducirán tu novela al portugués, y “Mondadori” compró los derechos para Italia. ¿Piensan incluir algún pie de página sobre los políticos mexicanos, o confiarán en la prosa de tu novela para explicarlo todo por sí mismo?

JZ.- La traducción mexicana todavía no comienza, la traducción en portugués está en proceso, para la edición en España se hicieron algunas adecuaciones mínimas, me hicieron algunas preguntas, claro, allá se llama “fiscal” no Ministerio público, y cosas así. A uno le resulta fácil entender los modismos de España, por citar: “follar”, nos hemos acostumbrado a la lectura panamericana para poder entendernos; se harán cambios mínimos en la edición de España. Yo escribí para un lector mexicano abierto, traté de no hacer un libro esotérico, que no necesariamente fuera un lector de periódicos para entender las cosas que iba narrando, ese era el guiño, después de 20 años escribiendo columnas periodísticas sabes que te mueves en círculos rojos, la circulación de periódicos en México llega al 5% de la población, también escribí una novela para tratar de conectarme con públicos distintos a los que había tenido como periodista.

 

MC.- ¿Crees que algún político de la vida real se sienta aludido por tu novela?

JZ.- Algunos se pondrán ciertos sacos, otros le pondrán sacos a sus colegas, es curioso cuán subjetiva es una novela, escribir ficción es como tirar una botella al mar; entre los amigos y el sector editorial la primera reacción fue: “qué bárbaro Jorge, qué te dirá tal político cuando lea tu novela”, en ese momento que me lo dicen, pienso que efectivamente ese personaje pudiera parecerse a tal político, y el mismo comentario me lo dijeron tres días después, pero en relación a otro político: “el personaje es el retrato exacto de tal político”.

 

MC.- Los políticos son iguales, personajes multiusos, todo terreno…

JZ.- Por ejemplo, hago la descripción de un gobernador ficticio de Veracruz con actos de corrupción brutales, en realidad cosifiqué muchos rasgos de fulanito, había que ponerle una entidad geográfica, pero le puse rasgos de un gobernador, actos de corrupción de otro, son mezclas de esa naturaleza. Es cierto, alguien puede decir que se parece al gobernador de Veracruz, evidentemente tiene otro nombre.

 

MC.- ¿Puede ser una mezcla de los dos corruptos gobernadores de Veracruz?

JZ.- Claro, el de antes y el que gobierna ahora (risas).

 

MC.- La primera persona real que aparece mencionada en tu novela es Carmen Aristegui; “Mario” citó “el noticiero de Carmen Aristegui”, y en la página 51 “Jaime” le preguntó a “Tomás”: -“¿Sigues siendo amigo de Carmen Aristegui?”

JZ.- Lo que trataba, más que mencionar a uno u otro periodista, era darle visos de cómo sería una conversación real cuando Mario dice: “Tu columna está en todos los medios, es un escándalo nacional, ¿escuchaste el noticiero?”, la gente en la vida real pensaría en el noticiero de Aristegui, normalmente la radio reacciona con más rapidez por eso incluí la cita al programa de Carmen Aristegui, además porque la considero una excelente periodista y es un hecho que tiene el mayor rating, hasta por probabilidades si había que mencionar a un colega periodista definitivamente sería Carmen Aristegui. Luego aparecen personajes como Miguel Ángel Mancera, Carlos Salinas y Andrés Manuel López Obrador, pero de manera periférica, cuando se hacen referencias a conversaciones, no representan figuras centrales, porque yo no tendría un argumento jurídico para incorporarlos y saber qué están pensando; en cambio al personaje ficticio del Secretario de Gobernación (Ministro del Interior), le puedo poner pensamientos y diálogos.

 

MC.- Por su cercanía con Peña Nieto, ¿el Ministro del Interior de tu novela tiene más de Luis Videgaray que de Osorio Chong?

JZ.- Es una fusión, por la fuerza del personaje, ayer lo decía el periodista Javier Solórzano: “Imagino al personaje ‘Salazar’ como una especie de Gutiérrez Barrios, porque pertenece al PRI de la vieja guardia, porque era de maneras muy obsequiosas, era un político ortodoxo”, hay mucho de ese Secretario de Gobernación, quizá con algo de la picardía de Manlio Fabio Beltrones, traje distintos rasgos para construir un personaje que resulte verosímil, porque está sacado de la realidad, pero no de una persona.

 

MC.- La editorial Planeta lanzó el Booktrailer de “Los corruptores”, también organizaron la presentación en el bar “La Nueva Flor del Son” (fugaz escenario del libro). ¿Hasta qué punto te involucraron en el marketing del lanzamiento de la novela?

JZ.- Hay un espacio y te escuchan en la editorial, pero uno debe entender que se trata de un asunto profesional, yo había publicado 6 libros de periodismo, en promedio publico un libro cada dos años, debes respetar la experiencia de Planeta –lanzan 40 títulos al mes-, es como el diseño de una casa, tú puedes decir: “quiero mi casa así”, luego el arquitecto debe cuidar los detalles de la construcción, para eso son los profesionales. He sugerido un par de cosas a Planeta, ellos consultan todo con el autor, desde la portada, o los forros. Estoy muy contento, el éxito tempranero de mi novela indica que el proceso de sembrar la novela se está haciendo profesionalmente.

 

MC.- Finalmente, ¿cuáles son tus expectativas al presentar “Los corruptores” en España?

JZ.- Voy con curiosidad, en varias ocasiones hice la ronda de presentación de mis libros en México, lo absolutamente nuevo será hacerlo en otro país, me siento sorprendido por el interés de los editores en el extranjero por mi novela, para mí todo es curiosidad. En España es menor la costumbre de la presentación de un libro como tal, es más de tipo anglosajón, es decir, se hace un tour de medios, la presentación se organiza en las propias librerías, no es como el aparato que nosotros tenemos con los grandes auditorios, acompañado por dos o tres intelectuales; normalmente en España son actos cortos, donde el autor habla solo y firma los libros al final. Tengo muchas relaciones con España, periodísticamente me formé en El País, quiero ir para conversar con los lectores y compartir la novela con mis amigos.

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