El ministro en visita de la Corte de Apelaciones de La Serena, Jaime Franco, acogió a trámite y abrió una investigación en contra del ex comandante en jefe del Ejército, general (r) Juan Emilio Cheyre, por el presunto secuestro y torturas de menores de edad poco después del golpe de Estado de 1973, informa Radio Bío Bío.
El magistrado ordenó que se cumplan con las diligencias solicitadas como es tomar testimonio a las tres víctimas, realizar pericias psicológicas luego de la aplicación de tormentos y que se dé una orden amplia de investigar a la Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones.
Cheyre, que el mes pasado debió renunciar a la presidencia del Consejo directivo del Servicio Electoral al haber admitido que durante el régimen militar entregó a un convento al hijo de una pareja asesinada por militares, fue demandado por tres hermanas que cuando eran niñas fueron llevadas a una cárcel de mujeres junto a su madre, una militante socialista detenida.
La querella fue presentada en la Corte de Apelaciones de La Serena en representación de las hermanas Monroy Rodríguez, hijas de Elena Rodríguez, quien afirma que en octubre de 1973 Cheyre, entonces teniente del Ejército, allanó su casa junto a otros militares.
Según los querellantes, en diciembre de 1973 los militares regresaron a la vivienda y trasladaron a las tres niñas, Natacha, Yelena y Marianela, entonces de uno, tres y doce años de edad, a la cárcel de mujeres, donde estuvieron recluidas junto a su madre hasta abril de 1975.
Cuando fue comandante en jefe del Ejército chileno, entre 2002 y 2006, ya en democracia, Cheyre hizo un ‘mea culpa’ en nombre de la institución por las violaciones de los derechos humanos cometidas durante el régimen de Augusto Pinochet.
El pasado enero asumió la presidencia del Servicio Electoral (Servel), pero renunció a ese puesto, aunque no al directorio del organismo, al reflotar las acusaciones que lo vinculan a otro controvertido hecho durante su estancia en La Serena.
En aquella época, Cheyre entregó a unas monjas a Ernesto Lejderman, que tenía dos años, después de que un piquete de soldados matara a sus padres, el argentino Bernardo Lejderman y la mexicana María Rosario Ávalos.
Cheyre ha dicho que se limitó a entregar el bebé a las monjas por orden superior y que hasta 1998 no supo la verdad de lo ocurrido.