Diciembre 13, 2024

Un caso de Carerrajismo monumental

Juan Emilio Cheyre, Comandante en Jefe del Ejército por la intercesión de la Concertación, y Director del Servicio Electoral nombrado por este gobierno, ha puesto la vara más alta posible en términos del carerrajismo.

La expresión Carerraja, tiene su origen en el Coa, que como sabemos es el lenguaje técnico usado por la delincuencia, el que entre sus gracias tiene la de sintetizar en pocas palabras conceptos de mayores niveles de complejidad.

 

Carerraja es sinónimo de Caradura y Carepalo. Ambas expresiones aluden a la característica de quien puede enfrentar situaciones complicadas sin que se les mueva un músculo de la cara. Carreja agrega a la idea de dureza propia de los glúteos, su falta de irrigación sanguínea, lo que los hace un sector bastante frío del cuerpo humano.

 

Un Carerraja es alguien capaz de decir o hacer cualquier cosa, complicada, riesgosa, culposa, vergonzosa, sin mostrar signos de vergüenza, arrepentimiento, duda, temor o angustia.

 

La historia de Chile ha tenido Carerrajas desde que los primeros tercios españoles se dejaron ver en el Nuevo Extremo. Desde entonces, de tanto en tanto, nuestra sociedad es atacada por una especie de peste Carerrajística que asola el paisaje.

 

En general, el Carerraja necesita de ciertas condiciones de temperatura y humedad ambiente para desplazarse con mayor soltura y propiciar su reproducción. Este medio siglo nuestro ha sido virtuoso en la generación de todo tipo de Carerrajas. Se han dado bien, si lo pensamos en términos agrarios.

 

Casos notables del último cuarto de siglo, han sido los sucesivos presidentes. Sólo para ejemplificar: el ex presidente Aylwin, promotor del golpe de Estado y luego contrito primer presidente después del paso voraz de quienes alentó.

 

Eduardo Frei, un Carerraja que gobernó para su colegas empresarios, olvidando el rol de éstos en el genocidio de hacía poco.

 

Ricardo Lagos que no duda en festejar una faraónica puesta en escena para cambiar la firma del tirano por la suya en la Constitución, la cual ya no dividiría a los chilenos.

 

Y luego la ex presidenta Bachelet que con el expediente de asumir las exigencias de los estudiantes del año 2006, redacta una ley mucho peor.

 

Sin embargo, el feraz territorio nuestro no escatima generosidad para superar las marcas.

 

Por razones de espacio no nos detendremos ni en el actual presidente, ni en los políticos de la oligarquía. Senadores y Diputados abusan de un Carerrajismo convencidos que es la herramienta más eficiente, sino la única que le permite reelegirse tantas veces como quieran en sus asientos parlamentarios.

 

También pasaremos por alto, la legión de Ministros de Estado que han pasado por los Gabinetes de los últimos veinticuatro años. Habría que hacer un ranking demasiado complejo como para seleccionar tipología, especialidad, rasgos, frecuencias, estilos y nomenclatura de esa vasta gama de Carerrajas.

 

También pasemos por alto el Carerrajismo demostrado por los mandos policiales que han abusado de las leyes que les han otorgado la posibilidad de dar su opinión política usando para el efecto los medios materiales de la represión y manifestar cuánto aborrecen a los estudiantes y trabajadores que salen a las calles a manifestar su bronca. En cada una de esas oportunidades, no tendrán empacho para apalear, manipular la cifras de manifestantes, ni para acusarlos de violentistas, terroristas y vándalos.

 

Pero el caso del ex general Cheyre mostrado en la televisión parece subir nuevamente los límites y las varas. ¿Habrá en Chile quien pueda creer que lo que dijo el ex general en la televisión es cierto?

 

Juan Emilio Cheyre ha declarado respecto del caso del niño de dos años que personalmente fue a dejar a un convento luego que sus colegas militares asesinaran a sus padres, que no tuvo responsabilidad legal en el caso. ¿Existe sólo ese tipo de responsabilidad? ¿Y la moral? ¿Y las derivadas de la decencia?

 

¿Silenciar su participación en ese caso sólo hasta cuando los tribunales lo impelen a decir su palabra el año 1998, lo transforma en qué?

 

¿Es un sujeto que cumple órdenes y va, cual Motoboy contemporáneo, a dejar el paquete por ahí no más?

 

¿Cuántos criminales, de aquí y de todos lados no han usado la misma excusa cobarde?

 

Este Carerraja deja al descubierto, sin embargo otras aristas no menos indignantes. Este tipo fue ascendido y elevado al mayor cargo dentro de Ejército. ¿Las autoridades no estudiaron a fondo el historial?

 

¿Y por sobre todo, puede un Carerraja de esta magnitud ser el garante de los procesos electorales chilenos?

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