Diciembre 26, 2024

Lector indignado con Clarín

Estimado Clarín: En verdad, estoy super choreado. ¿Dónde quedó la objetividad, el periodismo serio? No entiendo por qué siempre publican puras cuestiones de resentidos sociales. ¿Es que acaso ustedes no viven a costillas del capitalismo que tanto critican? Como dicen por ahí: escriben con la mano izquierda y reciben las lukas con la derecha. ¿Por qué no se van a Cuba y los critican a ellos? ¿A ver?

Yo no sé cuál es el odio y el resentimiento en contra de quienes tenemos un pensamiento distinto. ¿Dónde quedó la Democracia? Porque hasta donde yo sé, en Democracia uno puede pensar lo que quiere y como quiere. Por eso yo me hice Legionario de Cristo. Es tan lindo ser Legionario: es como si Dios lo hubiera hecho a uno para algo lindo como ser Legionario. De Cristo. Y Cristo es hijo de Dios. Nació de Santa María Virgen. Nunca hubo folleteo entre Dios y María; fue el ángel quien le habló a José para que no le propinara un tortazo a su bella (y buena por naturaleza) esposa, porque también debe ser heavy estar casado y que la esposa, virgen, se embarace, como si nada. Pero Dios no hace las cosas al azar, él envió al ángel. Así todos contentos.

 

Como es de suponer, mis papás se casaron por la iglesia católica. El papá es de origen humilde, pero flojos nunca fueron sus padres, al contrario, esforzados y perseverantes: así fueron sus padres. Abrieron una charcutería que en poco tiempo se transformó en cadena de supermercados. Desde luego eran inmigrantes rubios, por eso pudo el papá casarse con la mamá, y porque además el apellido es extranjero y suena lindo cuando uno lo pronuncia y yo también me pude sacar la ciudadanía alemana para no hacer filas interminables en los aeropuertos de Europa e ir a Estados Unidos sin visado. La mamá viene de una familia muy buena, buenísima: hay santos, monjas, curas y diáconos. La mamá fue catequista e hizo su confirmación aún estando en el Colegio (en las Ursulinas. Antes estuvo en el Villa María y mucho antes, cuando mis abuelitos trabajaban como emisarios de la cancillería, asistió ella a una escuela privada no muy lejos de St. Moritz, donde uno puede esquiar, sí, pero nunca tan bien como en Chile donde todo es más blanco y reluciente y católico). El papá fue a la PUC igual que la mamá, pero quien trabaja es él. Mi mamá se preocupa de la gente pobre: vende ropa usada en una tienda en compañía de otras amigas y con el dinero recaudado otorgan préstamos a mujeres emprendedoras que hacen chalecos, mermeladas, vírgenes de yeso barnizadas para las grutas, o bien fabrican cortinas, alfombras, pedestales de tortas y portallaves. A veces a mi papá no le va tan bien porque somos muchos hermanos –seis hombres y cuatro mujeres– pero la mamá no puede trabajar porque nunca lo ha hecho entonces no puede. En la casa tenemos dos nanas, tres 4×4, piscina, mansarda y jardín. Y una cabaña en Panguipulli. La casa de Zapallar es de mis abuelitos, que viven ahí porque son medio hippies. Cultivan tantas cosas ricas que la Bertita, la nana de toda la vida de mis abuelitos, y que es como de la familia pero que desde luego no es, recolecta para hornear pasteles y otras cosas ricas aprendidas en Fontanar. Si ella es súper esforzada. Todos estamos orgullosos de la Bertita, aunque no tiene dientes.

 

Yo estoy en primer año de Derecho. Me encanta estudiar Derecho porque no me gusta hacer otra cosa más que estudiar Derecho. Además planeo cambiarme al Opus porque conocí a un compadre que es numerario y me invitó. En mi colegio (Cumbres) casi todos eran de los Legionarios, porque es tan lindo ser de los Legionarios, es como si Dios lo hubiera hecho a uno para algo lindo como ser Legionario. De Cristo. Pero este compadre del Opus, Clemente se llama, es super simpático y tenemos varias cosas en común. Por ejemplo, a ambos nos moviliza la miseria que hay en este mundo. Nos topamos de casualidad en un evento en contra del aborto (o sea, la píldora del día después, porque está comprobado científicamente que es abortiva, lo que es malo) y de inmediato nos miramos y nos sonrojamos. No es feo Clemente, en realidad es bastante lindo. Pero que esto se entienda como algo objetivo, por favor, como una apreciación meramente estética. Bueno, Clemente tiene los ojos azules, el pelo rubio, es alto y atlético porque anda a caballo y hace trekking todos los fines de semana y hace poco anduvo en la Parva esquiando y llegó todo quemado lo que resalta aún más sus ojos y su sonrisa. Yo esquío en St. Moritz, por eso nunca me bronceo en invierno. Pero igual tengo los ojos azules, el pelo rubio, soy alto y atlético. Y obvio que tengo los dientes perfectos porque usé frenillos, aún cuando mis dientes nunca estuvieron encaramados, pero la mamá no tenía nada que hacer en todo el día más que llevarme al dentista y una vez la oí decir que uno DEBE usar frenillos porque de otra manera la gente podría decir que me habían enviado a un colegio municipal. Y yo fui al Cumbres, que es super caro. Pero a mi mamá le hacían rebaja porque éramos muchos. Así que sale a cuenta tener hartos críos, por el descuento, digo. Y porque el aborto es malo. Eso también.

 

Una vez, cuando estábamos charlando sobre Jaime Guzmán, y el Clemente hablaba y hablaba, algo me pasó que se me dio vuelta el estómago. Estuve a punto de desmayarme ahí mismo porque casi pequé de pensamiento. En realidad pequé. Y mucho. Me quedé observando la manzana de Adán del Clemente, que es grande y redonda, y me dieron ganas de tocarla. Cosa que hice. Me sonrojé inmediatamente. Los dos andábamos con pantalones cortos porque era verano. La luz del sol entraba por la ventana de la habitación de la casa del Opus donde vive Clemente y se quedó pegada en sus piernas, haciendo que el pelo rubio se volviera cristalino. Y el Clemente no me golpeó (lo que hubiera sido comprensible) sino que se puso a llorar. Al final fue contagioso y me puse a llorar yo también y no dijimos nada más y quedamos en que todo fue un mal entendido, y que esa noche rezaríamos mucho, muchísimo, para que Dios nos iluminara y perdonara nuestros pecados. Porque bueno, aparte de eso también el Clemente me tocó ahí, en esa parte, y yo también lo toqué ahí, en esa parte. Pero con la lectura a viva voz de “Camino” de San José María uno no puede estar tanto tiempo pensando en cosas feas, así que todo volvió a la normalidad. Eso está bien.

 

Y Clemente siempre habla en contra del divorcio y yo estoy en contra del divorcio también porque ¿Qué sería de la humanidad sin el núcleo familiar, que debe emanar del vínculo religioso entre un hombre y una mujer? Y el matrimonio es para siempre. Por eso también me gusta la UDI, me representa al ciento por ciento: matrimonio entre hombre y mujer, matrimonio para toda la vida, misericordia para con las nanas, los jardineros, los charcuteros, los panaderos, los lustrabotas y los niños pequeños que padecen hambre y que duermen en la vía pública. Esos pobres niños no tienen la culpa de haber venido al mundo a través de mujeres promiscuas sin ninguna cuota de responsabilidad. Y con cierto pesar tengo que leer cómo ustedes ensalzan a esas mujeres, cómo critican a nuestro gobierno, ¡cómo promueven la homosexualización de los valores! ¿Hasta cuándo? Espero que con mi carta tengan una visión más panorámica de los temas.

 

Atentamente

Pedro Sunstein Bezanilla.

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