Diciembre 12, 2024

El regreso de Don Durito de la Lacandona, nuevo comunicado de ‘Marcos’

Un escarabajo en la red, o “Durito versión freeware”. Un nuevo comunicado del subcomandante Marcos, presumiblemente el primero de una serie, marca el retorno del alguna vez popular coleóptero, precursor del pensamiento económico contrahegemónico y antineoliberal, a la vuelta del siglo XXI, impregnaría las primeras protestas globales contra el sistema económico impuesto al planeta por el capitalismo internacional. 

 

El “caballero andante” arremete ahora contra las “imposturas mediáticas”, habilitadas usualmente por los que “están allá arriba”, y el nuevo desafío que representa para el poder y “los medios de paga” la generalización de nuevas tecnologías y redes sociales de gran penetración y fuera del control cupular o policiaco. Expresa el vocero zapatista al reintroducir al escarabajo: “Tanta coyuntura-histórica tratando, en vano, de arrebatar atenciones con titulares noticiosos.  La impostura mediática derrotada ahora por los hashtags. Ah, la desesperación de comunicólogos, politólogos, columnistas, jefes de noticias: los temas de ‘actualidad’ ya no los marcan, señalan, imponen sus análisis –no pocas veces bien lubricados por billetes de todos los colores-, sino que cada quien según su modo, su calendario, su geografía”.

 

De momento deja de lado “esa patética relación entre las personalidades del espectáculo y de la política en todos los niveles, cuya ‘trascendencia’ sólo ocupa al periodismo frívolo (es decir, todo el de paga)”, pues “las reflexiones de politólogos y periodistas sobre este asunto sólo atraen a los cada vez más escasos ‘profesionales del comentario’ en sus columnas”. Y lo deja en la sentencia tuitera de Durito: “De la relación entre la farándula y la política, vale decir: photoshop los crea y ell@s se juntan”.

 

Casi dos décadas atrás, tal vez para enmendar sus iniciales rechazo y demanda de represión contra los zapatistas insurrectos en Chiapas, el poeta Octavio Paz saludaría a don Durito de la Lacandona como una creación “memorable” del subcomandante Marcos. El quijotesco escarabajo devendría tema de canciones y murales, autor o protagonista de libros e historietas, lejos de la selva Lacandona dio pie a interesantes debates económicos y políticos.

 

Un político es como un zombie con un letrero de ‘vegetariano radical’, y cualquiera que sea su lema de campaña en el fondo es: ‘sigo siendo el mismo pero ahora me voy a portar bien’, me dice Durito, que sostiene que Hannibal Lecter no es más que un zombie con buenos modales y habilidades gastronómicas. Sí, ha regresado Durito”, escribe Marcos a una semana del décimo aniversario de las juntas de buen gobierno zapatistas y sus cinco Caracoles.

 

Durito me ha dicho que ahora es cuando, que qué mejor momento para hacer su reaparición que cuando un pequeño, pequeñísimo número de personas, de geografías y calendarios tan dispersos, están esperando el inicio de clases en la escuelita zapatista”, añade.

 

Para quienes no lo conocen o no lo recuerdan (o para quienes, como el que esto escribe, han hecho el esfuerzo de olvidarlo), Durito es un escarabajo.  Cierto, no es un escarabajo cualquiera.  Se dice caballero andante (y le da por recitar párrafos enteros de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha), tiene un clip mal desdoblado como lanza, un pedazo de cáscara de cacaté como yelmo, una tapita de frasco de medicina como escudo, y como espada, bueno, ahí sí son palabras mayores, porque su espada es nada menos que Excalibur (aunque su apariencia sea la de una ramita)”.

 

Ahora, “Durito impartirá ahora un curso propedéutico, dice, de ‘alta política’, y comienza con…  ¡¿Un Twit?!  ‘Los partidos políticos institucionales son el bioshacker de la lucha por la libertad’” (en referencia a los aparatos para bajar de peso sin hacer nada que se anuncian por televisión).

 

En el inicio de su análisis en el comunicado “Votán 1”, el subcomandante Marcos dice: “Ahora resulta que la gente (esa masa rebelde que no mira hacia donde se le ordena que mire, ni escucha lo que se le ordena que escuche) ha adquirido la manía de traer lo cotidiano a primer plano”, incluyendo “los crímenes que no aparecen en los medios de comunicación de paga, los ridículos reiterados de gobernantes (antes ocultos por montañas de dinero en los closets de la comunicación de paga), ahora expuestos sin control.

 

¿Que el supuesto paladín de la libertad y la democracia, el gobierno norteamericano, espía impunemente, o hace barbaridad y media en todo el planeta?  ¡Zas!, la red se convierte entonces en la mano irreverente que derrumba la escenografía tras la que se oculta la gran obsesión del Poder: controlar todo y a todos, sabiéndolo todo.

 

Y, de pronto, cuando el Poder se da cuenta de que de nada valió pagar tanto para que los reflectores principales (los mediáticos) se apagaran o se concentraran en el espectáculo bobalicón de moda, el respetable, la gente, la plebe, la banda, enciende sus lucecitas, pero no para acompañar rítmicamente la balada de arriba, sino para evidenciar que el rey-príncipe-ministro-presidente-gobernante-legislador está desnudo.

 

Sabiéndose expuesto, el Poder sólo alcanza a balbucear incoherencias y, por supuesto, a criminalizar a sus descubridores. ¿Que tal o cual gobernante o funcionari@ lleva con patético porte su síndrome de ‘usted-no-sabe-con-quién-se-mete’?  ¡Zás!, ahí tiene su zape cibernético y que todos lo vean-escuchen-difundan.  Y, claro, la consecuente respuesta jurídico-policíaca de los políticos: arresto de tuiteros; iniciativa de ley para controlar las redes sociales; el espacio aéreo mundial usurpado por el gobierno norteamericano, la patética servidumbre de los gobiernos europeos (‘es sólo un indio, deténganlo’)”.
 
Y resume: “Internet = globalización inmediata y masiva del ridículo y la incapacidad de la clase política”. Y aunque “el Poder no tiene inconveniente en que sus ridículos sean temas de sobremesa”, “una cosa es indignarse individualmente frente a la injusticia, y otra cosa es hacerse colectivo de Indignados. En suma, los problemas se ponen serios cuando las ‘manitas abajo’ en la red, se transforman en puños desafiantes en la calle… y en el campo”. 

 

Sin embargo, Marcos deplora la volatilidad de algunos de estos indignados que se apaciguan ante los procesos electorales, aunque vengan de “fraudes preelectorales, electorales y postelectorales”, cuando su conclusión “es casi unánime: ‘no sirven’… hasta que llega una nueva temporada electoral y un iluminado a modo ofrece lo de siempre: la libertad anhelada al alcance de una boleta electoral”.

 

Así, “la salvación está en pintar una cruz en determinado lugar de un papelito, con fervor depositarlo en una caja, y a esperar que ese ser intangible que es ‘la mayoría’ aparezca como irónico disfraz de quien realmente decide: un puñado de grandes señores y señoras del dinero. La Sociedad del Poder, le llamamos nosotros, nosotras las zapatistas”, apunta Marcos.

 

Como si estuvieran a años luz de la realidad, los políticos de arriba no se han enterado de que lo que pretenden gobernar ya no existe.  Su (mala) actuación es sólo la escenografía tras la que se ocultan los escombros de un mundo… de su mundo…”.

 

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