Diciembre 11, 2024

Carlos y Evelyn, “amour pour toujours”

¡Carlitos, no te mueras nunca”! Sólo el pensar cuán aburrida sería la política chilena sin este legendario patrón de fundo me produce lipiria; es posible que este senador designado muera políticamente si no logra que el Consejo de Renovación Nacional postule a un candidato propio y, en cambio, decida apoyar a Evelyn Matthei, su “amada enemiga para siempre.

 

Como la “fierecilla domada”, Evelyn ha pasado de ser una mujer garabatera, violenta, irascible, autoritaria, soberbia, con pésimos modales, impetuosa, brutal, ruda, fanática y carente de empatía, a una “virgen rubia”, dulce, dueña de casa, amante de los sindicalistas, íntima amiga de los trabajadores y trabajadoras de La Vega y de las amas de casa y sonriente a más no poder, repartiendo besos y abrazos por doquier. Creo que la derecha ha tenido buena suerte al degollar a Laurence Golborne – que iba hacia abajo en las encuestas – y que Pablo Longueira desistiera – por su enfermedad -; la verdad, si los comparamos con Matthei, pienso que ella está demostrando ser mejor candidata.

 

Carlos Larraín y Manuel José Osandón parece que están quedando aislados ante las dotes de serpiente que ha demostrado Matthei hasta ahora – aun cuando Ossandón diga que no quiere aparecer en las fotos con la candidata, de la noche a la mañana, ella los ama a todos -. Es que los hombres no pueden captar la supina maldad y astucia que poseen las dos candidatas mujeres – por eso, historias como la de Eva, en el paraíso; Circe, con Ulises; Lucrecia Borgia con sus amantes; la Quintrala, en sus dos versiones, la colonial y la actual; tienen mucho de verdad – y, a veces, los hombres se dejan engañar como ovejas conducidas al matadero.

 

Los cambios continuos de candidato de la derecha, que hasta el más despistado puede notar sin necesidad de ver televisión o recurrir a los Diarios con el solo hecho de pasar, por ejemplo, por Tobalaba con Apoquindo y alrededores vemos, cada semana, un nuevo rostro acompañados de frases como “violarse las “Islas Vírgenes” es posible (Golborne); “el chencho chochial me tiene deprimido ” (Longueira); “con chuchadas o sin ellas, sigo siendo la reina” (Matthei); El gobierno de Piñera está dando la hora” (Osandón); “alquilo mi cuerpo para un bebé” (Von Bauer); “Jaime vive”(Kast).

 

Los derechistas son los dueños de Chile, por consiguiente, pueden llevar a cabo los los actos más inmorales sin arrugarse; por ejemplo, Laurence Golborne engaña a los consumidores, con las tarjetas Cencosud, o evade impuestos, invirtiendo su capital en Las Islas Vírgenes, está reñido con la ética, pero no lo inhabilita para ser primero, candidato presidencial, luego, a senador, por Santiago Oriente, desplazando a los fanáticos Moreira y Kast – para ellos, los paraísos fiscales son equivalentes al paraíso terrenal, con serpiente, manzana y Matthei incluidas -.

 

En verdad, me parece patético ver en televisión a Iván Moreira, un fanático pinochetista, con quien han fregado y trapeado a su gusto los Melero, los Colomas, los Novoa y demás coroneles “camisas negras”. La disciplina, sobre todo en un partido político, puede ser una virtud, pero la carencia de dignidad, producto del fanatismo, es una estupidez.

 

Si Evelyn Matthei sigue cooptando a los personajes de Renovación Nacional – como acaba de hacerlo con Lily Pérez, a quien designó jefa de su comando, es bien que termine asesinado políticamente tanto a Carlos Larraín, como a Manuel José Osandón y algunos díscolos más, caso en el cual Carlitos tendría que mudarse a Francia, país que tanto ama y que imita en su sistema político y, con esta separación geográfica, se pondrían fin a las relaciones de amor-odio entre ambos “tortolitos”.

 

Afortunadamente, la historia nos demuestra que a partir de la fundación de la Alianza Liberal, fundada por Federico Errázuriz, los conservadores y sus hijos, la UDI, no han tenido nunca un Presidente de la república; la única excepción es la Democracia Cristiana, que ha tenido tres mandatarios, pero es justamente porque, en términos freudianos, asesinó a su padre en 1938, lo remato literalmente, en 1965, con las elecciones parlamentarias. Esto no ocurrió con los conservadores tradicionalistas, y no va a ocurrir con la UDI, pues no se atreven a asesinar a su padre y llegar a la madurez.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas

30/07/2013

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